PDV Valerie.
Me levanté asustada en medio de la noche, había vuelvo a tener la misma pesadilla.
-¿Ni? ¿Estás aquí?-
No conseguí respuesta, probablemente ya se hubiese ido a su mundo mientras me quede dormida. Odiaba las paredes blancas de esa habitación tan vacía. Venir a rehabilitación era tan agobiante, era la tercera vez que me encontraba aquí y casualmente en la misma habitación de siempre. Puedo ver al lado de la puerta una pequeña mesita donde se encuentra un florero de cristal con una rosa marchita completamente seca. Me levante de mi cama y me senté en el sillón que se encontraba junto a la mesita y tome la rosa entre mis manos, la admiro y la siento, y pienso: "en algún momento debió haber sido hermosa". Algo de esa rosa me recuerda a mí, ¿en qué me he convertido? ¿Cómo solía ser una niña tan feliz? ¿Cómo deje que todo me afectara tanto?
Todo posiblemente empezó cuando tenía 12, recuerdo ver a Harry llegar después de la escuela a casa junto con Nate, eran tan buenos amigos, el era tan encantador, era el chico más lindo del universo y mis padres lo adoraban. Me fascinaba su sonrisa, sus ojos, todo él. Era una niña muy estúpida que se perdía con solo verlo, daba lo mejor de mí para no hacer notar mis sentimientos, pero creo que no lo logré porque él empezó a reírse cada vez que me veía. Era tan lindo cuando sonreía y sus hoyuelos se marcaban, realmente me enamore de Harry, era tan estúpida, solo tenía 12.
Recuerdo aquella tarde de enero cuando estaba sola en casa. Mis padres habían salido al recital de piano de Kimberly y Nate estaba en casa de Harry, o al menos eso pensaba. Tocaron la puerta y baje las gradas un poco desconfiada, no planeaba abrir la puerta pero visualice a Harry y me sorprendí de verlo ahí. Recuerdo aquel sentimiento. Ese sentimiento era lindo. Abrí la puerta y lo vi ahí parado con sus manos entre sus bolsillos, como levanto su mentón y dirigió su mirada hacía mi. Todo lo puedo recordar como si hubiese pasado hacía unas horas. Ese día, lo deje pasar, pero no solo a mi casa, si no a mi vida. Tenía 12 años y no sabía lo que hacía, el era un chico mayor más astuto que yo y era fácil para el conseguir lo que quería de mi. El crecía, yo crecía y cuando cumplí 13 años y medio me enferme, él solía visitarme seguido, nadie nunca supo de lo nuestro, no hasta que tuve 14 y mi madre nos encontró en mi habitación juntos, ese día fue el peor de mi vida. Creo que desde aquella tarde estuve tan segura de que lo amaba y que él me amaba a mí, que no pude ver la niña inmadura que todo este tiempo he sido. El tenía mucha más edad que yo, el era un chico que para ese momento empezaba a nublar su cabeza con otras metas, otros sueños y otras ideas que lo llevaban a otros caminos. Tenía 14 y él 18, en ese momento, mamá no tuvo que decir mucho, Harry dejo de ser bienvenido en casa y mi hermano jamás le volvió a hablar. Él era su ejemplo, era el capitán del equipo de futbol, tenía unas excelentes calificaciones y siempre estaba bien con todo el mundo. "Siempre estaba bien con todo el mundo", nadie jamás entendió porque de un día para otro dejo la escuela, jamás nadie comprendió por que se le empezó a ver envuelto en problemas judiciales y en tratos maliciosos, nadie entendió por que el encantador Harry de pronto era un chico malo que solo buscaba desahogar sus penas en alcohol y drogas. Perdió a sus amigos, a sus padres y me iba a perder a mí. Yo creía que era importante para él, por eso nunca lo deje a pesar de los problemas en los que me envolvía con mis padres y a pesar de que me indujera en las drogas, afecto muchísimo mi salud mental, emocional y física pero nunca lo dejé, aunque me lastimara, jamás lo deje porque aun sé que me necesita, podrá tener a miles de putas rodando en su cama cada noche pero ninguna jamás comprenderá su dolor, no lo he dejado por qué sé lo que el sintió en aquellos años, porque sé lo que es que el mundo dependa de ti y no poder darle al mundo lo que quería. Yo sentía lo mismo en aquellos años cuando tocar el violín parecía ser todo para mí, o al menos eso era lo que mis padres querían, las horas de práctica eran eternas y yo parecía ser buena en eso, cuando fallaba era como si hubiese matado a alguien pero cuando relucía en mundo estaba a mis pies, pero yo no amaba aquel pedazo de madera tanto como amaba escribir en mi viejo cuaderno, tanto como amaba quedarme en casa mirando por la ventana mientras tomaba una taza de té, mientras conversaba con mi mejor y única prohibida mejor amiga, Tricia. Yo solo quería ser una niña normal como lo era mi hermano, al menos el podía ir a la escuela, al menos él podría tener amigos, como Harry. Empecé con el violín cuando tenía 5, crecí un poco más y empecé a tocar varios instrumentos, era agotador ir todo un día a una escuela de música con niños prodigios, yo no era como ellos, yo no encajaba ahí. Hasta que enferme fui permitida dejar todo eso de lado, mi cuerpo no podía aguantar la presión de estar 18 horas perfeccionando notas, dejar la música fue como dejar algo de mí, yo odiaba la música pero la necesitaba por que al menos por medio de ella podía ahogar mi rabia con mi mamá. Mi mamá, esa mujer que me dio la vida, parecía ser la mujer perfecta pero no lo era, ella simplemente era...todo lo que jamás desearía ser, podía ponerle una cara bella a la gente, esa cara de madre trabajadora ejemplar pero solo era otra mujer que para librarse fuera de su vida con la que vivía insatisfecha se escapaba a los brazos de un hombre que solo quería dos horas de sexo a la semana para no sentirse tan solitario y miserable, pero es que eso era. El señor Lewis era un miserable profesor de matemáticas, divorciado, padre de tres hijas a las cuales nunca ve por que lo odian por engañar a su madre, tiempo después que fue abandonado por su familia se junto con otra mujer que conoció en un bar de mala muerte, mujer que el mismo mató pero nadie lo sabe, ni siquiera mi mamá que solo toco su puerta con la intención de dar un pésame y termino dándole su dignidad.
Ser esa que fui y que soy, no hace feliz a nadie por eso caí en depresiones estúpidas, me rehabilitaba un fin de semana y todo "volvía a la normalidad", mi vida era una rutina sin salida en la que mi hermana pequeña estaba entrando y yo no podía hacer nada para detenerla.
Mis padres me ingresaron el año pasado a la preparatoria en un estúpido intento de hacerme sentir normal, después de perder mi cabello por las quimioterapias y esclavizarme a los constantes experimentos con mi cuerpo, era tan irónico que mis padres me quisieran hacer sentir normal, pero lo intentaron y al menos conocí a un par de personas pero era imposible mantener un amigo en aquel ritmo de vida, pero Tricia siempre estuvo ahí, siempre pero un día se hartó de verme sufrir, de ver qué nada podía hacer para salvarme, un día solo se fue pero no me abandono.
Por eso, entiendo a Harry por eso no puedo dejarlo, pero debo hacerlo, debo empezar a botar los pétalos marchitos y disfrutar el año que me queda de vida, debo aprender a disfrutar por eso necesito a Ni, aunque con exactitud aun no entienda lo que vino hacer.
N|A
Hola, no he subido en meses y la verdad pense en nunca jamás subir pero bueno, ahi esta el nuevo capitulo, sé que son como dos las que leen esta fanfic pero sepan que intentare subir más.
En este capitulo se explica mucho de la vida de Valerie, muchas cosas que Niall necesita saber para poder resolver su misión y la verdad pensaba desarrollar esto más lento pero creo que cambiare mucho de lo que ya tenía planeado incluso el final que de hecho ya había escrito jaja.
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Valerie. N|H
FanfictionLa raza de los amigos imaginarios son aquellas almas que ya han pasado por todo tipo de vida y les ha llegado su final, nacen de lagrimas, mueren de risas, sus vidas son cortas pero con su función han mantenido el mundo de los mortales lleno de amor...