Capítulo 8

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                 No sé que me pasó en ese momento. Estaba bien, feliz, riéndome con ellos como casi nunca había hecho con mis anteriores amigos aunque solo eran tres y pocas veces me hacían caso. Nada más mencionarme a Yoel recordé todo lo que hizo por mí, sin saber de mi existencia, sin conocerme, estando a tantos kilómetros de distancia. Recordar esos momentos me llevo a vivirlos en pocos segundos. Me imaginaba a Sergio diciéndome que soy lo peor de este mundo que me suicide. A...a África diciendo que no, gritando y llorando. A Sandra la chica que apoyaba a Sergio. Todo de golpe...sin avisar. Mis lágrimas no se contuvieron ni un maldito segundo.

No quería que me viesen llorar, como una chica débil, que se siente sola, a la que nadie apoya, la cual su soledad es la única que la trata bien, a la que la depresión no le deja salir de su cárcel, con esos barrotes de ver el futuro tan negro como la oscuridad, tan lejano como lo estaban mis esperanzas de mí. Aunque lo fuese no quería que me viesen.

Corrí por instinto propio. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron e incluso todavía más. Nadie me siguió. Bueno...lo que suele pasar. Salvo ellos dos. Ellos me querían más que a nada en este mundo. Y a ella...A ella no debería haberla visto así.

Estaba empezando a llover. Decidí volver a casa y lo que me esperaba cuando llegue sólo me pasa a mí por despistada: me dejé las llaves de casa en la cocina.

-¿Por qué? ¿Por qué soy tan gilipollas?- Dije llorando y aporreando la puerta. Dejé caer mi cuerpo al suelo. Me senté en este y me puse a llorar de nuevo. Oí algo, pero me daba igual.

-Joder, ¿Eres hija de Usain Bolt por casualidad?- Dijo una voz que por lo que parecía estaba enfrente mío.- Nah, tu eres mucho más bonita.

En ese momento levante la cabeza aún con lágrimas saliendo de mis ojos. Era Sergio. Mi corazón acelero en pocos segundos. Creo que me puse colorada.

Se agachó para secar mis lágrimas.

-Eh, ¿Qué pasó antes Alya?- Me dijo al preocupado. Yo solo me limité a mirarlo a sus ojos. A esos ojos azules a los cuales no aguanté más la forma en la que me miraban.- ¿Puedes contármelo? Somos amigos, ¿no?

Ahí en ese momento me puse a llorar mucho.

-Déjame...-dije casi susurrando.

-¿Cómo?

-Que...me... ¡Dejes!

-Espera que lo piense...Ni de coña.- Se sentó a mi lado y me abrazó.- No pienso dejarte y menos cuando estas así de triste.

Sentí que mi corazón aceleraba por momentos y él creo que lo estaba notando también por eso se separó.

-Bueno... ¿Por qué estás aquí fuera?

-Verás...te vas a reír, pero me dejé las llaves en casa.- Tardó unos segundos hasta que se empezó a reír. Yo me reí con él.

-Es lo que pensaba.

-Si... es que soy muy despista- Me cortó.

-No, eso no.- Le miré algo confusa "¿a que se referiría?" pensé.- Te ves mucho más bonita estando feliz.

No me esperaba eso para nada. Nos quedamos mirándonos durante unos segundos.

-¿Sabes?- Dijo mirando al cielo nublado.- Me gustaría que me hicieses una sesión de esas de los psicólogos. Que me puedas aclarar algunas dudas mías a la vez que me desahogue. Así también sabes más cosas de mí. ¿Qué te parece?

Le miré. Me estaba sonriendo. "Que mono" pensé.

-Me parece genial.- Yo también le sonreí.

-Pues perfecto, cuando puedas me mandas un mensaje y quedamos.- Se levantó para irse ya que seguro que África y Sandra lo estarían esperando, pero se quedó unos instantes de pie.- Por cierto...Soy Ollie, Olliega-.

Le corté.- Si, lo sé.

Me miró un poco sorprendido, me sonrió y empezó a correr. Escuché un adiós a lo lejos y le contesté con un adiós también.

Tuve que esperar a mi madre alrededor de una hora y cuarto. Me preguntó que qué hacía allí y yo por supuesto se lo conté y, como hizo Sergio, se rió de mí.

-Mira que eres despistada Alya.

-No sé a quién habré salido.- La miré.

-Por favor Alya yo no soy nada despistada. Por cierto, ¿Sabes donde he podido dejar mi libreta?- Paró, me miró y después miro para otro lado.- No soy TAN despistada como tú.- Dijo resaltando la palabra "tan".- ¿Qué quieres de cenar?

-Lo que sea, me da igual. ¿Los martes no hacías canelones?

-Es verdad. Pues canelones de tu madre querida que los hace con su receta especial-.

Le corté.- Pero si los miras en YouTube.- Pasó de mí.

-Que los hace tan sumamente bien-.

Le volví a cortar.- Pero si algunas veces te salen quemados.- Me miró con su mirada de asesina.

-¿Vas a querer los canelones sí o no?- Dijo amenazante.

-Claro que sí.- Lo dije muy rápido por si era verdad que nos me los iba a hacer. Al ver mi cara que era "no por favor, hazlos te lo ruego" se empezó a reír de mí y yo con ella. Los canelones son mi comida favorita y con eso no se juega.

-Estarán en una hora o así. Te aviso cuando estén.

Le miré incrédula.- ¿Te vas a acordar?

-Po-por supuesto...pero por si acaso ponte una alarma a las diez.

-Vale.- Me reí.

Subí para mi habitación. Terminé de ver los vídeos que me quedaban de Yoel y el que me dejé a medias antes de tropezarme con Sergio. Recordé ese momento y se me aceleró el corazón, pero no más que cuando en cada vídeo de Yoel suena su característico saludo.

Yoel era y es muy importante para mí. Fue el único que no me abandonó cuando todos lo hicieron. Quería desaparecer de este lugar que llaman vida, era todo tan jodidamente triste. Mi madre trabajaba todo el maldito día y mi padre atravesaba una crisis, su padre, es decir, mi abuelo murió durante esos meses y mi abuela, paterna también, estaba pasando por momentos realmente difíciles en un cama de hospital todos los días porque un imbécil enmascarado quería robarle y le dio dos apuñaladas, una en la barriga y otra en el brazo. El ladrón no ha sido encontrado aún.

Mi padre se pensaba que no sufría lo mismo que él porque no eran mis padres solo mis abuelos. Pues que sepas papá que los quería con todo mi corazón y ver como moría mi abuelo fue muy traumante para mí. Esa impotencia de no poderle ayudar se me calvaba como un puñal y después de unos segundos me desmayé. Me encontraron mis tíos. Aun lo recuerdo como si fuese ayer.

Y mis amigos...no quiero recordar más porque me pondré a llorar y será el peor martes de este año. Bueno iré a cenar y después a dormir. Espero que mañana sea un día mejor.

~Nunca pensé que mi vida se derrumbaria por ti~Where stories live. Discover now