la primera unión

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La mañana había transcurrido lo más normal y cotidiano posible, salvo por algunas excepciones muy poco lógicas para el joven líder Rowdy.

-¿¡Qué demonios estoy haciendo!? –allí estaba él, preguntándose amargamente mientras se veía en un espejo polvoriento, viejo y roto, arreglándose la corbata de un traje que había robado hace un tiempo.

El traje era de color beige, con camisa color vino y corbata negra, pero él se preguntaba cada vez más. ¿Por qué andaba haciendo eso? ¿¡Por qué se estaba arreglando así!? Y lo más importante. ¿¡Por qué iba a comer con esa apestosa piojosa!?

-Esto está mal… ¡Totalmente mal! –gritaba muy enojado y enfadado mientras peinaba su cabello rojizo hacia atrás.

-El gran Brick… ¡¿Cómo es que el gran Brick esté rebajado a esto?! ¿¡Yo!? ¿¡Teniendo una cita con una supertonta!? ¡Ahhhhh! –

El pelirrojo estaba demasiado alterado, si no hubiera sido por el golpe que se dio anteriormente en el baño, juraría que aún estaba durmiendo.

-Esto sin duda ha de ser una pesadilla… Quizás por ese pedazo de carne en mal estado de anoche…

No sabía cuál era la peor parte, si era que estaba socializando con su contraparte piojosa, o que iba a tener una cita con ella.

-Esto… está mal. –tras repetir la frase, dio un largo suspiro para bajar la cabeza y tratar de calmarse un poco.

-Acabemos con toda esta estúpida y absurda situación ahora mismo… -aclaró él con una mirada fría y decidida; después de todo, él era el líder de los Rowdy.

Buscó entre sus los cajones de su armario, un suculento y oloroso perfume. Era de una de las marcas más costosas y deseadas por la gente adinerada de Nueva Saltadilla; después de todo era uno de los perfumes más aromáticos y exquisitos del planeta. Brick tal vez no poseía modales, y era algo sucio y descuidado, pero sabía arreglarse para las ocasiones en que se ameritaran; quizás estaba en sus genes ya que después de todo, tiene la sangre de Momoko.

Salió de su pequeña habitación y bajó las deformes escaleras con cautela, no quería llamar mucho la atención.

Sin embargo inmediatamente recordó algo.

-¡Dah! ¡Es cierto! No hay nadie aquí… ¡Butch anda en sus carritos chocones y Boomer anda niñeando como siempre! –

Sin embargo, esa actitud arrogante y egocéntrica fue tan alta que llamó la atención de Mojo jojo, el cual andaba buscando unos refrescos en la refrigerador.

-¿Uh? ¿Mojo? –preguntó él muy confuso y extrañado.

¿Desde cuándo su hijo se vestía así?

Esperen…

¡Desde nunca!

Brick lo miró algo apenado, no quería que alguno de sus patéticos familiares lo vieran esas fachas.

Una gota de sudor comenzó a deslizarse por su rostro.

-¡Demonios! ¡Estúpido traje tan caluroso!- Pensó él con enojo y mirando hacia el techo.

-¿A dónde vas tan… Elegante? –preguntó nuevamente Mojo sin salir de su expresión estupefacta.

-Eso no es de tú incumbencia, saldré a ver a una chica. –aclaró con la voz más soberbia posible.

-¿¡Qué!? ¿¡Una chica!? ¿¡Mojo escuchó bien!? –preguntó el simio aún más sorprendido. ¿¡Desde cuándo su hijo sale con chicas!?

-¡Sí! ¡Lávate tus sucias orejas simio apestoso! –dicho esto, Brick se dirigió a la puerta y se fue lo más rápido posible. No quería tener que dar más detalles.

UNA VIDA CARMESIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora