-"Bufanda"-
~•❤️•~
Tocó su cuello esperando tocar la prenda, pero lamentablemente aquel día no lo llevaba puesto, el enano de su capitán le obligó a sacarse aquella prenda para poder lavarla de una vez por todas.
Lado bueno a todo eso. Aquel día era día de limpieza, y las ropas ya estaban tendidas afuera para que pudieran secarse. En una o dos horas ya tendría de vuelta su querida bufanda.
Se sentía raro no andar trayéndola consigo. Sentía la falta de esa prenda en su cuello, después de tanto tiempo que la a llevado puesta se le hacía una costumbre tenerla cada día.
Hoy le tocaba limpiar los pasillos junto a Armin, y seguramente estaría todo el rato pensando en su querida bufanda. Obviamente su amigo era tan listo como para percatarse de aquello, y también era lo suficientemente listo como para poder distraerle de aquellos pensamientos.
Sabía que aquella prenda era importante para ella, y que ella misma era capaz de hacerle un santuario a la bufanda si tuviera los recursos necesarios para aquello, por eso mismo empezó a sacar un clásico tema suyo de conversación, el exterior.
De cierta manera eso había logrado que ella dejara de pensar en la bufanda y pusiera más atención tanto a la limpieza como a su amigo.
El plan funcionó a la perfección, y pudo mantener a su amiga distraída durante toda la limpieza. Lástima que una vez que terminaron, ella de manera casi automática volvió a pensar en su prenda.
Uno de los soldados le dijo que todo estaría totalmente seco en aproximadamente una hora, una hora que para ella podría ser una vida entera.
Y claro, preocuparse por una cosa tan simple como la bufanda que le regaló su hermano años atrás era para muchos el mismísimo infierno. Ya solo con la frívola mirada que ella le dedicaba a todo el mundo podía dejar a la gran mayoría hechos piedra, bastaba con ponerse en una pose para llegar a ser una estatua. Y si ahora era así por culpa de su bufanda, no querían ni imaginarse como sería ella cuando estuviese en sus días.
Dejando de lado el aura asesina que irradiaba a su alrededor, caminó por los pasillos de vuelta a su habitación. Podía dormir un rato para pasar el tiempo de espera y también para que sus fríos nervios se calmaran un poco. Y en cuanto llegó a su habitación se tendió sobre la cama sin siquiera sacarse las botas, solo sería una pequeña siesta después de todo.
(...)
Una pequeña siesta era lo que ella quiso tomar. Si, pequeña. Pero lamentablemente la parte de "pequeña siesta" se había quedado totalmente atrás. Si no fuera por los fuertes golpes que le daba su capitán a la puerta de su habitación seguramente hubiera dormido hasta quién sabe que día. Si, el cansancio era enorme a esas alturas de la vida en lo que sólo podía ver muerte a su alrededor.
-Ya voy maldito enano- dijo en cuanto se levantó con desgana de su cama y caminaba hacia la puerta.
Por los gritos de su capitán al momento de despertarla supo que había dormido al menos unas cinco horas. Y hablando de tiempo, se le olvidaba algo importante en donde esta palabra se involucraba.
Tiempo...
Hora...
Limpieza...
Prendas...
Y en ese momento fue que recapacitó en que lo que faltaba era su querida bufanda.
Ignoró olímpicamente los comentarios de su capitán en cuanto abrió la puerta y se dirigió al sector donde la ropa estuvo tendida hace un rato.
Caminó rápidamente por los pasillos, dirigiéndose a las afueras del castillo, esperando que su bufanda aún se encontrará ahí. Esperaba que nadie se la hubiera llevado, ya que, por decretos más que nada por parte de Levi, todos debían de llevarse sus propias prendas. Pero no por eso no faltaría la persona que se lleva las cosas de los otros.
Para su mala suerte, su temor se había hecho realidad. Su bufanda no se encontraba donde la ropa debería de estar tendida, y tampoco se encontraba en el cesto donde de vez en cuando dejaban ya la ropa seca. Seguramente alguien se la había llevado. Pero toda la legión de reconocimiento estaba supuestamente en el castillo, entonces seguramente la persona estaría por ahí rondando por el castillo junto con su bufanda.
Recorrió los pasillos y lugares del castillo, fijándose bien en cada persona que pasaba a su lado. Ya era tercera vez que pasaba por el mismo lugar y aún no encontraba a la persona que supuestamente tendría su bufanda.
Las esperanzas de encontrarla se fueron bajando poco a poco. Tal vez mañana la encontraría, o tal vez nunca.
Finalmente se fue a su habitación con el ánimo por el suelo. Se tendió nuevamente sobre su cama e hizo el intento de olvidar a aquella bufanda que le había acompañada durante los últimos años.
Iba a cerrar sus párpados, cuando sintió que volvían a tocar la puerta y una voz familiar la llamaba por su nombre desde el otro lado de la puerta.
Abrió la puerta encontrándose con nadie más ni nadie menos que el castaño de Eren. Y venía acompañado de la roja bufanda que el mismo le había regalado, esta vez sosteniéndola en su mano izquierda.
-La había recogido mientras tu dormías y pensaba devolvértela cuando despertaras, pero cuando te vine a buscar no estabas, y supuse que estarías aquí en la noche- se rascó la nuca con su mano libre mientras miraba al suelo. Le era raro mostrar ese lado suyo a los demás.
-No te preocupes Eren- respondió tranquilamente, calmando al castaño.
-¿Puedo...- señaló a la bufanda en su mano esperando la aprobación de la chica, que no tardó en asentir como respuesta. Entices enrolló cuidadosamente la bufanda al rededor de su cuello y sonriéndole satisfactoriamente una vez que terminó.
Realmente le gustaba tener su bufanda consigo, pero más le agradaba que él se la pusiera alrededor de su cuello.
~•❤️•~
Bueno, ¿qué les pareció?
De seguro estuvo algo aburrido y me disculpo si así fue el capítulo. También me disculpo por posibles faltas de ortografía.
Recién me faltaran tres años para salir a la universidad y mi ortografía y redacción pueden ser como la de una niña aún.
Bueno. Eso es todo por hoy. Nos vemos mañana.
-White
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Semana de Mikasa
FanfictionElla se merece una semana. Desde el 10 de Febrero hasta el 16 de Febrero del 2017.