Capítulo 3

31 5 0
                                    


Un estruendoso sonido retumbaba en mi cabeza, me taladraba con cada golpe que escuchaba. Tocaban a la puerta. Me quite las sabanas de enzima y la luz del día me molesto en los ojos, apenas podía abrirlos, iba a explotar y los golpes a mi puerta no cesaban.

— Sofí, ¡Ábreme la puerta! ¿Sigues viva? —escuche que gritaron desde atrás de la puerta. Era el estúpido de Marcus. Voltee a ver mi despertador, eran las nueve de la mañana ¿Qué rayos quería a esta hora?

Suspire y me levante para sentarme en mi cama, en cuanto lo hice todo empezó a dar vueltas, toque me cabeza como si con eso el dolor se fuese a apaciguar. Me baje de mi mullida cama y camine hasta la puerta, le quite el seguro y la abrí.

— Dios Sofí, parece como si... te hubiese arrollado un camión. —dijo mi amigo por el aspecto que me cargaba.

— Déjame en paz Marcus, que tú eres el causante de mis desgracias. —le recrimine volviéndome acostar en mi cama, poniéndome debajo de mis cobijas, siento un peso al lado mío y unos brazos rodearme.

— Vamos Sofí, no me eches la culpa a mí, yo no te obligue a que te tomaras todo eso. —me dijo riéndose mientras me abrazaba tiernamente y yo ponía mi cabeza en su pecho.

— Pero yo te dije que no quería ir. —me queje, y después hubo un cómodo silencio en la habitación.

— Bien, bien, te voy a compensar —exclamo Marcus emocionado mientras se levantaba de la cama y jalando la cobija —. Levántate, ya prepare el desayuno, tenemos un día largo.

— ¿Un día largo? ¿Pues qué vamos a hacer? —le cuestione tapándome la cara con mi almohada para que la luz no me pegara en el rostro.

— Es una sorpresa —me dijo quitándome la almohada de enzima—. Vamos, levántate de una vez.

— No, no, no. Tú sabes muy bien que odio las sorpresas.

— Pero esta te gustara cariño.

— Pero me duele la cabeza, tengo sueño y solo he dormido como 5 horas ¿Podemos ir luego? —trate de convencerlo con mi quejas mientras cerraba mis ojos.

— No, claro que no, tienes poco tiempo para terminar la exposición.

Sentí como jalaba de mi brazo y yo solo parecía un cadáver porque no me movía.

— Bien, bien, pero con una condición. —le dije a Marcus mientras me sentaba en la cama.

— ¿Cuál?

— Si me dejas de una buena vez dibujarte, quiero que seas parte de la expo. —le comente entusiasmada.

— Sofí ya hemos hablado sobre eso...

— Lo sé, lo sé, no te sientes cómodo con ese tipo de cosas, pero vamos, eres mi mejor amigo y estas... pasable —le dije haciéndole una cara de desagrado a lo que el sonrío— eres alguien que tengo muchas ganas de plasmar en un lienzo.

Marcus suspiro agachando la cabeza.

— Vamos a desayunar y te respondo. — me sonríe dulcemente. Toma mi mano guiándome a mi cocina. Me siento en uno de los bancos de la barra y enfrente de mí se encuentra un plato con pan francés, huevos revueltos con jamón, tocino frito y una taza de café.

— Dios... —jadeo, se me hace agua la boca con el delicioso platico que se encuentra enfrente de mí.

— Un buen desayuno para una buena resaca. —explica mientras se sienta enfrente de mí y solo me observa comer.

— ¿Acaso no comerás tú? —le pregunto con un pedazo de pan en la boca a medio comer.

— Yo ya comí, estoy bien. —me responde con una linda sonrisa y nuestras miradas se conectan por un rato, levanta su mano limpiando dulcemente algo con su pulgar de las comisuras de mis labios a lo que yo me doy cuenta de lo ocurre y desvío mi mirada a mi plato para seguir comiendo.

— Sabes, deberías de venir más seguido a hacerme de desayunar. —digo de repente para quitar el aura un poco incomoda que se había formado en el lugar.

— Oh, claro sería un honor señorita Álvarez, pero tengo un empleo y un perro que cuidar, entonces... creo que sería un tanto complicado. — me explica entrelazando sus manos enzima de la barra con una gran sonrisa.

— Pero no imposible. —sonrío arrogante y con la ceja levantada.

— tú-che — me dice y los dos reímos de nuestras tontadas.

— Bueno... estuvo muy rico como siempre, me voy a bañar para que podamos ir a ver "mi lugar sorpresa" —dije mientras me levantaba dejando el plato vacío en el fregadero caminaba a mi cuarto para buscar ropa y escucho a Marcus hablar a lo lejos.

— Paso por ti a la 1:00pm. Espero estés lista Sofí no quiero estar esperándote.

— ¿Te vas? —le pregunto asomándome por la puerta del cuarto y lo miro recogiendo su saco del sillón.

— Yo también tengo que bañarme, Oliver llego por mí, te marco al rato cariño. —se despide para salir del departamento, yo hago una mueca de inconformidad.

Tenía que bañarme y me moría de sueño, maldito Marcus por qué me dejaba beber tanto. Tenía cierta curiosidad de saber a dónde iríamos hoy, pero era exactamente eso por lo que odiaba las sorpresas, era una persona muy curiosa y un poco desesperada; el hecho de no saber algo me frustraba mucho, la curiosidad me picaba, era irritante, pero por eso Marcus más lo hacía solo para fastidiarme.

Como quería a ese tipo, siempre ha estado para mí, apoyándome en todo, cuidándome, todavía recuerdo aquella vez cuando llegué llorando a casa porque un idiota me había roto el corazón en secundaria y él me encontró, me compro muchos dulces y se puso a ver películas dramáticas mientras yo lloraba mares, solo estaba ahí conmigo, abrazándome, escuchando mi llanto y quejas, haciéndome sentir bien.

Me metí a bañar mientras escuchaba Banana Brain - Die Antwoord, y me enjabonaba bailando.

Tenía solo dos semanas para poder terminar la exposición de arte, era algo importante para mi carrera, era artista y escultora, había estudiado artes visuales en la universidad local. Era mi pasión el dibujar, pintar... amaba expresar mi ser de esa manera, con el arte. Desde pequeña me había ido por ese camino, mi padre para distraerme me compraba crayones y libros de colorear, los acababa muy rápido, a lo que mi padre sonreía contento por mi pequeño talento pero a la vez con cierto pesar, yo en ese momento no entendía el porqué de su expresión pero hoy a mi edad comprendo que era por nuestra falta de recursos y me siento un poco apenada por ponerlo en esa situación pero, era una niña y lo único que me importaba era hacer dibujos y colorear a mis personajes favoritos.

Gracias a mi padre y su incondicional apoyo, hoy puedo hacerlo profesionalmente, en la universidad por mis pequeñas expos. había obtenido cierto reconocimiento en ese ámbito, como proyecto de último año hubo un concurso en donde cada alumno iba a presentar una "obra maestras" y los jueces -gente experta- iba a escoger al mejor y tendría su primera exposición personal, e invitarían a gente reconocida para ver y opinar sobre ella.

Adivinen quien gano, si, había sido yo.

Ahora adivinen a quien se le acababa el tiempo, si, a mí.






"Muchas gracias a esas personitas que se toman la molestia de leer esto, si les gusta voten y comenten. Si no es mucha molestia compartan para que más gente pueda leerla, me ayudaría mucho y me haría muy feliz.

Hasta el próximo capítulo."

La Rosa Escarlata [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora