La Posada de los Muertos

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¿Estoy muerta? ¿Es eso? No siento estar viva, tampoco sé exactamente si estoy en el otro mundo.

Espera... Oh Dios mío, un débil latido acaba de salir de mi pecho. Pero es doloroso.

Después de eso no siento nada más. ¿Soy un fantasma? ¿Qué coño me pasa?

Veo una luz a lo lejos. Ya está, he salido del mundo de los vivos. Un cadáver más. Aún no sé exactamente el por qué.

Cuando más me acerco al destello, más ruido escucho. Hasta que al final llego a un pequeño local. Tiene un cartel hecho de madera que pone en grandes letras "La Posada de los Muertos".

Vale, ¿qué mierdas me he tomado hoy para estar así? Ese bocadillo de jamón sabía raro, seguro que ha sido eso.

Una ráfaga de viento frío llega hasta donde yo estoy. Rápidamente entro dentro, el panorama que había ahí dentro no era... mi estilo.

Está lleno de gente extraña. Tienen un tono de piel grisáceo, pero todos con una gran sonrisa. Se ríen y llevan vasos de un sitio a otro. Por aquí llenos y por allá vacíos.

Cantan, brindan y chillan. Hasta el momento que estornudo, todos se callan de golpe y me miran. Joder, ¿tienen un oído súper desarrollado que escucha cosas tan poco sonoras con tanto jaleo o qué?

Mientras yo me dispongo a marcharme, no quiero fastidiar más la fiesta, un chico alto y delgado, vestido con ropa negra, me corta el paso. No puedo ir hacia la puerta.

-Oye cielo, ¿quién eres? -dice con voz profunda y me dedica una sonrisa tenebrosa. Paso de contestarle, da muy mal rollo- Así que no me contestas -ríe de tal manera que se me ponen los pelos de punta-, mira bonita, a mí no me van estos juegos. Tienes dos opciones: me dices tu nombre y aquí no ha pasado nada o te llevamos con Roger -su mirada es penetrante-. Tú eliges.

-Me llamo... Eh... Se me acaba de olvidar el nombre, mira tú por donde -hago la más inocente de mis sonrisas e intento escabullirme, pero no funciona. Unas manos por detrás me cogen por la cintura y me llevan como un saco de patatas hasta sentarme en una silla-. ¡SOLTADME JODER! Si me tocáis otra vez, ¡chillo! -digo en tono de amenaza.

Todos los que están en aquel sitio ríen, menos el chaval que me había hablado antes. Él me mira de tal manera que no paran de darme escalofríos.

-Mira niña, no juegues con la muerte, porqué acabarás mal.

-¡En ningún momento he jugado con estar muerta! Amo mi vida, amo estar viva. ¡Lo único que no entiendo es porque coño he acabado en un puto bar lleno de borrachos! Odio los bares, odio la bebida, ¡odio todo este puto rollo! -cojo una bocanada de aire- Y ahora, si me lo permites, Señor Autoritario, me voy - Me levanto, pero hay una fuerza que me impide moverme. Chillo frustrada. - ¡quiero irme a mi casa!

El chico de ropas negras se acerca a mí. Lleva una guadaña en la mano... ¡Mierda, una guadaña! Vale, aquí me muero. Ya está.

-Mira cariño, me estás tocando los huevos -levanta su arma-, soy la Muerte o Azra'il, como me suelen llamar y, a mí, mi reina, no me gustan tus jueguecitos. Una viva entre nosotros es imperdonable -me pone aquel palo con el filo bien cerca de mi cara-, así que te presentaré a Roger.

Hace un movimiento rápido, noto que me clava su inseparable amigo en el pecho. Como acto reflejo me llevo las manos donde está el corazón, pero no hay sangre. No ha pasado nada. Me empiezo a reír a carcajadas y le dedico un corte de mangas a Azra'il.

En el momento que vuelvo hacer el intento de moverme, sigo sin poder.

-Estoy harta de toda esta mierda. Si esto es una convención de moteros borrachos, muy bien, yo me las piro -suspiro y me llevo las manos a la cabeza-. Si es que puedo, claro está -miro a Azra'il algo frustrada-. ¿Me dejas irme? Prometo no decirle a nadie que he estado en este bar y que mezcláis drogas con alcohol, o lo que sea para que tengáis guadañas y os hagáis llamar la muerte -rio sin ganas. Estoy cansada me quiero ir a mi casa de una puta vez.

-Chica, no puedes ir al mundo de los vivos -dice un hombre que me saca dos cabezas y es el triple que yo-, estás muerta. Tienes dos opciones: o vagas por el mundo sin rumbo, o te quedas aquí con nosotros -me sonríe con pena-. Aquí siempre está animado, recibimos a la gente como tú con los brazos abiertos.

-Yo estoy viva -digo con algo de dolor en mi voz.

-No cielo -dice Azra'il-, si estuvieras viva, Roger te hubiera hecho daño. Y no pareces muy dolorida por él -me mira divertido mientras me dedica una tierna sonrisa-. Por cierto, ¿tienes pensado decirme el nombre? Al final te llamaré Malika -ríe en el instante que suelta eso.

-¿Malika? No se parece en nada a mi nombre. ¿Qué significa?

El chico se acerca a mi oído y pone unas de sus manos en mi cintura.

-Reina -dice en un susurro que recorre todo mi cuerpo-, significa reina en árabe.

-Pues seré Malika, paso de decirte mi nombre después de que hayas intentado matarme -miro a la inseparable amiga de Azra'il-, con eso.

-¡Basta de cháchara! -dice una mujer castaña con un par de jarras de cervezas en cada mano- Aquí venimos a pasárnoslo bien y no a hacer -mira a Azra'il- lo que sea que estés haciendo -me mira a mí y me ofrece una cerveza. Bueno, más que ofrecérmela me la pone en la mano -. Malika, sé que es difícil de aceptarlo, pero no te comas el coco por ello. Sino acabarás peor.

-Gracias... -digo algo insegura mientras observo detenidamente la cerveza.

En mis 20 años aún no había probado esa bebida. Tampoco tenía necesidad de beber ese líquido con el mismo color que la orina.

Le doy un pequeño sorbo y un sabor amargo inunda mi garganta. Debía estar poniendo una mueca, porque el autonombrado como "Muerte" se está riendo.

-¿Qué pasa? -dice entre risas- ¿Nunca has bebido cerveza, Malika? Vaya, y yo que te veía yendo a beber alcohol todos los fines de semana y volver el lunes al trabajo o a la universidad con una resaca de la hostia -usa un tono sarcástico mientras me sonríe tenebrosamente-. Al final estar muerta te va hacer cambiar y eso, me gusta muchísimo -me guiña un ojo-. ¿Quieres que te enseñe todo lo que hago aquí? -eso último lo dice con voz provocativa y se acerca peligrosamente hacia mí.

Nuestras caras están muy cerca, demasiado cerca para ser la primera vez que nos veíamos. En sus ojos grises puedo observar cierta diversión perversa. Mis amigas dirían que tiene cara de violador del bosque antiguo.

Giro la cara y miro hacia otro lado mientras le doy un trago largo a la bebida. Creo que me puedo acostumbrar a esto.

-¿No te parezco lo suficientemente misterioso y oscuro para atraer tu atención? -pasa su brazo por mis hombros.

-¿Es que acaso lo eres? Solo te veo como alguien que ha intentado matar a una chica indefensa por el simple hecho que no le ha querido decir su nombre -le lanzo una mirada indiferente-, ¿algo más que quieres que añada? ¡Ah! Se me ha olvidado decirte que alguien que tiene un arma tan grande como... ¿se llamaba Robert? Es porque su miembro viril no es lo suficientemente grande según los estereotipos sociales del porno. ¿Cuántas páginas de ese estilo visitas al día? -levanto una ceja-¿Tan necesitado estás?

-¡¿SI ERES DALTÓNICO Y TIENES UNA AMIGA LLAMADA ROSA, LA LLAMAS VERDE?!- chilla una muchacha de apenas 16 años desde la otra punta de la sala. Se notaba que iba algo bebida, iba dando tumbos de un lado a otro.

-¡CORAL, CÁLLATE! -dice un grupo de muchachas de la misma edad que esa tal Coral.

Azra'il rie mientras yo me quedo mirando a esas chicas. ¿La mayoría de edad existe aquí? Porqué, que yo sepa, son menores para beber y ponerse... Pedos.

-Aquí no existe la ley, eso es cosa de los de arriba-me dice como si hubiera leído mi mente-, aquí estamos para divertirnos por la noche y, en cambio, por la mañana, cumplimos nuestros duros castigos.

-Espera, ¿duros castigos? -me llevo las manos a la cabeza- Vale, ¿dónde diablos estamos?

-Esa expresión va de perlas. Malika, el Infierno es este bar, bienvenida.

N/A:

Hey, hey, heeey~ Esto iba a ser más largo, pero me estaba yendo por las ramas xD. Creo que al final será un proyecto el cual será mi primer cómic. Tengo mucho más escrito, si veo que os gusta lo publicaré:3


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