Tulipán negro

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Buenos días, tristeza (o un estudio sobre la falta de comunicación)

El tulipán se localiza principalmente en el área mediterránea y el nordeste asiático, aunque la mayoría de las variedades cultivadas actualmente proceden de las regiones montañosas de Asia Menor, Persia, el Cáucaso y Turdestán.

Existiendo en varios colores, al ser negro el tulipán va a expresar sufrimiento o dolor, la ausencia de la persona amada. Una leyenda turca recuerda el origen negro de esta flor por las gotas de sangre vertidas por una joven enamorada que murió buscando al hombre con el que tenía que casarse.

No volvió a pisar la tienda en dos semanas. Por mucho que intentase evitar pensar en lo sucedido los acontecimientos se repetían en bucle en su mente cada vez que cerraba los ojos, como si aún estuviese ahí. Sherlock, arrinconándole contra el mostrador. Cerca. Abrasándole. Su corazón latiendo como un caballo de carreras, su respiración agitada, Sherlock inclinándose y... Le estaba volviendo loco.

Sucedió otra cosa que eliminó todos esos flashbacks de su cabeza, no obstante. Bastó una simple llamada de teléfono para confirmarle lo que llevaba temiendo toda su vida, como un miedo acurrucado en alguna esquina de su ser que conseguía esconder la mayor parte del tiempo pero que siempre acababa saliendo a flote.

Y es que Harry se había suicidado.

Su cuerpo había sido encontrado por la casera, quien después de varios días de ausencia se había preocupado, entrando en el piso. Reposaba en la bañera, y habría parecido que estaba dormida si no fuese por la sangre rodeando su cuerpo, tiñendo el espectáculo de un carmesí oscuro.

Recibió la llamada a mitad de la tarde, en medio de su descanso. "¿Es usted John Watson? Le llamo porque es el número de emergencia de Harriet. Lamento informarle de que (breve pausa) su hermana se ha suicidado." John simplemente colgó, guardando el teléfono y yendo a por un café. Después colgó su bata, avisando al pasar de que necesitaba tomarse el resto del día libre, y salió del hospital. Se sentó en el banco de un parque cercano, aún en silencio, y observó fijamente el móvil entre sus dedos. Le temblaban las manos. Sabía que este momento acabaría llegando un día u otro; su hermana siempre había sido un ser inestable, explosivo, impulsivo, una fuerza de la naturaleza. Rebelde y sarcástica Harry, llena de energía y con tendencias depresivas. Sabía que sucedería y, pese a llevar años sin hablar con ella, sin intercambiar ni una mísera postal en navidad, ni toda la distancia del mundo le habría preparado para aquel golpe. Una incineración, un funeral y fin de la función. No estaba listo y nunca lo estaría, pero al universo parecía darle igual.

No se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Mary. El día del funeral se lo tomó libre por "motivos personales", cruzó la calle y entró en la floristería después de dios sabe cuánto tiempo.

Nada más entrar respiró profundamente, intentando que sus nervios no le traicionasen o no tener una crisis allí mismo. Se quedó sin respiración brevemente al ver aparecer a Sherlock, con su delantal blanco y sus pantalones ceñidos, la camisa arremangada tal y como le recordaba. Tal vez más alto, tal vez más guapo. Seguramente más guapo. El florista no le dirigió la palabra; prácticamente ni le miró, y John sintió cómo se rompería un poco más si no fuese porque ya estaba hecho pedazos.

-Hola –saludó, con la voz un poco ronca. ¿En serio, John? ¿Semanas sin ver a tu mejor amigo y todo lo que se te ocurre es "hola"? ¿¡Hola!?

Sherlock no le contestó y el silencio se hundió un poco más en la estancia, espesándose.

-Vengo a por flores. Para un –se aclaró la garganta, intentando mantener la compostura y no ponerse a temblar ahí mismo-, para un funeral.

Flores que merece la pena conocerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora