Prólogo

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–¿Y esa sonrisa tonta?–pregunta Noa y observa a su hermana, que está sentada encima de la cama con las piernas cruzadas y observando el móvil

–No, nada.

–Luna, a mi no me engañas.

Luna levanta la vista y la observa, sabiendo que a ella no puede mentirle.

–Eres la pequeña y me conoces casi mejor que yo a ti.

Noa ríe y se acerca para ver la pantalla del móvil de su hermana, pero esta lo aparta.

–¿Hablas con un chico?–Noa alza las cejas

Luna se sonroja y le tira un cojín.

–No le digas nada a papá, por favor. Sabes como es cuando nombramos a algún chico...

Noa asiente y se sienta junto a ella, para ver la pantalla del móvil.

–¿Ñíguez?

–Es un chico de la universidad. Ya sabes, un compañero de clase.

–¿Sólo un compañero?

Luna se sonroja y se tapa la cara con el cojín que no lanzó.
Noa coge el móvil y se aleja.

–¡Acaba de decir que si quieres ir al cine con él y sus amigos mañana!

Luna ahoga un chillido y salta sobre la cama para quitarle el móvil a su hermana.

–¿Qué le voy a decir a papá? No me dejará salir sola...–mira a su hermana atentamente y sonríe

–No. Me niego a ir al cine con vosotros. ¿Qué pinto en medio de universitarios cuando voy en el último año de instituto?

–Hacerme de carabina. Por favor. Por favor... Te dejo llamar a Amil, pero ven conmigo... Saúl dice que podéis venir las dos...

–Está bien, pero me debes una.

–¡Gracias! ¡Te adoro!

Luna la abraza y besa efusivamente su mejilla.

–Quita, quita...

Noa la empuja riendo y sus risas alertan al padre de ambas, que abre la puerta.

–¿Qué pasa aquí?

Luna esconde el teléfono tras su espalda y sonríe inocente.

–Nada, papá. Que Noa me va a acompañar mañana al cine para ver la película que quería ver.

–Ah. Entonces os dejo seguir riendo. No hagáis ruido, en un rato vendrán mis colegas de negocios y no querréis que pase lo de la última vez... Portaros bien.

–Sí, papá –dicen las dos a la vez y su padre abandona la estancia

–Por los pelos–suspira Noa y se echa hacia atrás en la cama

–Dice Saúl que después del cine iremos a ver un partido de fútbol. Llama a Amil y pregúntale si viene, tienen que organizarse para traer motos.

–¿Motos?–Noa palidece y Luna ríe

–¿Qué creías? ¿Que íbamos a ir en bicicleta?

–En metro o autobús. En fin...

Noa llama a su amiga y se aleja de Luna para hablar.

–Dime, pesada.

–¿Cómo que pesada?–Noa se hace la ofendida y Amil ríe

–¿Qué pasa?

–Luna quiere que la acompañe a una quedada en el cine mañana y yo no quiero ir sola porque ella va a quedar con un chico así que...

–Espera, ¿con universitarios?

–Sí.

–¿Dónde y a qué hora?

Noa ríe y le da las indicaciones.

–Nos vemos mañana, pesada.

–Y dale, que no soy pesada.

–Lo que tú digas. Te quiero.

–Y yo.

Cuelgan a la vez y Noa se sienta junto a su hermana.

–¿Y bien?

–Viene.

–Os debo una.

Luna la abraza de nuevo.

–Me debes muchas, Lu–Noa ríe

–Mañana vas a arreglarte un poco más, ¿verdad?

Noa frunce los labios.

–No pretendes que me ponga una falda y me maquille, ¿verdad?

–¡No! Solo que... Bueno, que al menos no vayas en chándal. A lo mejor le gustas a alguno de los amigos de Saúl y todo...

–No quiero saber nada de chicos–musita Noa seca

–Ya sé que lo pasaste mal por culpa de Marco, pero él es un inmaduro y estos chicos seguro que son geniales.

–Vale, no iré en chándal, pero te juro que no voy a seguirle el juego a ninguno de los chicos si intenta algo.

–Solo tienes que divertirte un poco y...

–Luna, no.

Luna se da por vencida y la abraza.

–Es mejor que durmamos, es tarde.

Noa asiente y se despide de su hermana para irse a su habitación.

Entra y apaga la luz.

Observa su móvil en la más absoluta oscuridad. Pone una playlist para cuando está deprimida y se tumba encima de la cama, mirando al techo.

Un rato más tarde, se queda dormida.

Nothing else matters {Antoine Griezmann}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora