Capítulo 1

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Yo era a lo que le llaman "mujeriego" me encantaban las mujeres, eran mi pasión. Era un estudiante nivel secundario de 2°año, todavía no sabía que hacer de mi vida, no pensaba a futuro. Me consideraba un chico atractivo, inteligente, gracioso, vivo y muchas cosas más. Solo tenía 13 años, no sabía lo que era la vida. Me apasionaba el saber mí alrededor, el porqué de las cosas, la física, la lógica. Me encantaba escribir, escuchar música y sobre todo las chicas.

Estaba por el pasillo de mi colegio chateando con una chica muy linda. Carla se llamaba, me encantaba su sonrisa y sobre todo sus grandes... bueno, ya saben que. Estábamos organizando para ir al cine los 2 solos, yo planeaba besarla durante toda la película y acariciar su piel. Y de repente una voz me bajó a tierra. Era mi amigo Franco, yo le decía Franquito debido a su estatura.

-A que no adivinas a quién le habló una chica muy linda y que no vive lejos de aquí- Dijo. Yo reí y acto seguido miré la foto de perfil de aquella chica. No le vi la cara. Su foto era de sus pechos, eran tan grandes que no dejaban espacio ni para una aguja en la foto.

-Se ve caliente, planeas hablarle?- Y el hizo cara como diciendo "obvio"

Sonó el timbre. Teníamos que entrar a clases. La clase fue muy interesante. "Como me gusta física, no puedo parar de hacerle preguntas al profesor" pensaba, y era cierto, ya lo dije, me apasionaba la física casi tanto como las mujeres. Eran las 2 cosas que más me interesaban. No me importaba si mis compañeros me llamaban lame suelas por el hecho de hacer miles de preguntas. Yo quería saber, informarme, entender, conocer.

Al salir de clases teníamos una hora para almorzar las cuales gaste con Franquito y hablando con chicas. A la tarde tenía clases de electricidad. Yo iba a un colegio técnico, no me gustaba demasiado pero me mantenía ocupado todo el día, no soportaba el no hacer nada, es por eso que durante las vacaciones de verano trabajaba en el taller mecánico de un familiar.

-Te vas a comer eso?- Dijo Franquito

-No, cómelo tú. Estoy inapetente, me siento un poco mal.- Dije seco. El dolor de cabeza no pasaba y ya me había tomado una pastilla

-Genial, gracias- Era raro que Franquito diga "gracias", estaba claro que necesitaba algo de mí. – Recuerdas a Casidy? Ya sabes... la que conociste en la parada de colectivo. Seguís hablando con ella?- Dijo mientras tragaba lo que quedaba de mi sándwich

-No me hablo con ella como hace dos semanas, quieres que te pase su número? –Dije y se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja.

-Pero por supuesto amigo! -Me dijo con la mayor felicidad del mundo.

Luego de unos minutos nuestra charla fue cortada por el sonido del timbre. Había que entrar no sin antes formar en el patio. En la fila escucho la voz de un profesor.

-Parks! Arréglese la camisa, está fuera del pantalón –Dijo y la metí dentro del pantalón, odiaba tener que estar tan prolijo, yo era más rebelde de lo que aparentaba. Mis compañeros se rieron de mí. Los odiaba, odiaba a todos, no los quería en mi vida. Porqué eran tan crueles conmigo? Me trataban mal, me excluían de las conversaciones, me marginaban... pero él siempre estaba ahí para cuando lo necesité. Franquito era mi único amigo del curso, era el único con el cual hablaba en el aula.

La clase fue aburrida, me quería ir y dejar todo atrás. Quería irme y empezar de nuevo, en otra escuela, en otro curso, no me importaba, pero Franquito siempre era mi cable a tierra, era la razón por la cual no me quería cambiar de curso. Realmente estaba loco cuando elegí venir a este colegio, no me imaginaba que habrían tan pocas chicas en un técnico. En mi curso no habían mujeres, eran todos hombres. Por cada año había un solo curso con mujeres, por lo general eran alrededor de 15 chicas por año. Y yo me encargaba de conocer a la gran mayoría de todo el colegio. Este era el primer año en el que iba a ver a las chicas que habían en 2do año ya que en el año anterior estaban a la mañana y yo iba al otro turno. Con Franquito teníamos planeado hablarles a todas las lindas. Pero hasta ahora no encontrábamos ninguna demasiado linda, había una en la que vi que Franquito fijo la vista varias veces, para mi no era la gran cosa pero al parecer a Franquito le encantaba.

Y así pasaron los meses. Hubieron varias a las que bese en salidas a distintos lugares a los cuales mi mamá con suerte me dejó ir. Y llegó el mes de Mayo, el mes en el que todo iba a cambiar.

Era un día terrorífico. Me habían puesto una observación disciplinaria por no haber llevado la corbata. Para mí eso era lo peor, ya que tenía perfil de buen alumno y eso de algún modo me molestaba. Estaba en el recreo solo. No encontraba a Franquito por ningún lado, no importaba cuanto lo busque.

Iba de camino al bufete pasando por el pasillo y me lo cruzo. Estaba caminando acompañado por esa chica a la que tanto miraba. Le guiñé un ojo y el respondió de la misma manera. Se lo veía feliz, no lo había visto así desde que le pasé el número de Franchezca Lopez, la chica más linda del colegio. No me iba a acercar a hablarle, pasó un rato y salí al patio. Luego de unos minutos lo vi subiendo las escaleras con una rubia, se me hacía conocida. Era la mejor amiga de un compañero, o eso creía. Me acerque a hablarles y la chica me saludó con mucha empatía, seguido de que me ofreció una medialuna que fue hacia mi estómago. Estaba deliciosa. Entramos al aula y teníamos matemática. Era la peor clase con la peor profesora. Fue realmente aburrida, no era que me costaba sino que me daba pereza.

Mientras la profesora hablaba y hablaba yo volaba. Volaba hacia un lugar lejos de ese aula, lejos de toda esa gente que tan mal me caía, lejos de todo. Subí hasta la estratosfera, no quería escuchar nada ni a nadie. Estaba en mi burbuja. Solo. Sin nadie que molestara. Y sin siquiera darme cuenta apareció en mi mente esa rubia que había visto, me puse a pensar en ella, en intentar recordar su nombre. Magali me dijo que se llamaba, era un muy lindo nombre. Ya había ido al cine con una Magali hace meses, ya ni siquiera recordaba su rostro ni su cuerpo. Cómo podía ser que olvide tan fácil a las personas? Acaso también me iba a olvidar de aquella rubia de pocillos en sus mejillas, sonrisa encantadora, ojos claros y de sus pecas? Y fue en ese momento en el que me di cuenta que nunca había observado tanto el rostro de una mujer como el de ella. Era encantadora, todo de ella me gustaba (Por lo menos lo que pude captar en aquellos 5 minutos). Nunca me había sentido así por alguien. Pensaba en ella y sentía algo en el pecho, no sabía que era. Me sentía raro... no me la podía sacar de la cabeza. Antes de que aterrice a la tierra me di cuenta que sonó el timbre y la clase había terminado.

Estaba sentado en el cantero mirando hacia la nada y pensando en todo, o... mejor dicho... en ella. Franquito hablaba sin parar. Yo no lo escuchaba, no podía por más que intente, ella no salía de mi cabeza. Almorcé media pizza con Franquito y entramos a gimnasia. Por lo general esas clases me gustaban, pero hoy no estaba concentrado, estábamos practicando vóley y lo estaba haciendo muy mal pero un llamado de atención de parte del profesor me hizo prestar un poquito más de atención al juego. Terminó la clase y tenía que volver a casa. El viaje era la peor parte, me tenía que aguantar a un chico de otro curso que vive cerca de mi casa y viajo con el los 2 colectivos de regreso que se hacen eternos. Al llegar me esperaba la casa sola al igual que siempre. Mi mamá regresaba de trabajar por eso de las 7 todos los días. Vivíamos solos. Cuando repentinamente el silencio fue interrumpido por la notificación que me avisaba que me había llegado un mensaje. Agarré el celular y el mensaje era de parte de un número desconocido. Abrí la foto de perfil de aquel desconocido y era ella, Magali.

Cambié por ti, mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora