Amanda
Darcy era la única que hablaba en el coche. No es que ella lo notara.
Harry se detuvo en una pequeña cafetería. No parecía mucho, especialmente no al lado de la casa de bistec más grande al otro lado de la carretera. Me preguntaba si estuvo aquí en su infancia. El techo estaba inclinado hacia la derecha, dándole un aspecto retro.
Salí y Darcy fue sacada de su silla y bajada al suelo por Harry. Ella galopó a mi lado y agarró mi mano en su pequeña mano. Ella me miró y yo le soplé un beso juguetón, sus risitas sonaron, haciéndome sonreír.
Una vez más, Harry estaba allí para abrir la puerta antes de que yo pudiera. Supuse que era porque pensaba que me dolería.
"¿Mesa para cuantos?" Una mujer en un delantal negro de camarera me preguntó.
"Dos adultos y una pequeña hada." bromeé, señalando en dirección a Darcy. Ella sonrió alegremente por lo que había dicho.
"Entonces tendré que ponerlos en la mesa especial." La camarera murmuró, guiándonos por el establecimiento. Era simplemente la cabina de la esquina, pero la mujer fingió examinar la zona antes de dejar pasar a Darcy a través de esta. La pequeña de tres años creía sinceramente que este stand era exclusivamente para las hadas y pasó los próximos minutos diciéndome lo importante que era conseguir este puesto en vez de uno ordinario. Los asientos eran de color rojo oscuro y la mesa estaba hecha de madera clara con una bandeja de condimentos en la esquina.
Miré a Harry sentarse en el lado opuesto a nosotras, pareciendo más tenso que de costumbre. Sus muñecas descansaban sobre la mesa y miraba hacia la alfombra mientras las frotaba.
"¿Están listos para ordenar?"
Miré a la morena camarera. No me había dado cuenta de lo bonita que era. Su maquillaje estaba bien hecho comparado con la pocas mujeres que llevaban moños desgastados o faldas maxi de mujer del granjero.
"Um... ¿Tienen té helado?"
Ella asintió con una sonrisa. "Un té helado. ¿Algo para la Hada o para el padre de la Hada?"
Harry alzó la vista con una ceja levantada.
"Darcy." Le expliqué en un susurro. Sus ojos escudriñaron entre la camarera y su hija.
"Una malteada rosada y un gin and tonic - agua. Quiero decir agua." La camarera asintió antes de que se retirara. Miré a Harry y su cabeza negaba levemente con irritación. Irritado consigo mismo quizás.
"Harry."
Sus ojos verdes se movieron hacia mí y él se sentó ligeramente hacia adelante. "¿Sí, Mandy?"
Sonreí ante el apodo. "Relájate un poco. Todo va estar bien."
Dejó escapar un suspiro ante mi comentario. "Cierto. Ha sido un día realmente de mierda."
Tomé sus dos manos grandes y limpias en las mías. Su frío anillo se deslizó contra mi palma, pero su piel estaba caliente. "Relájate, Harry. Ahora estás en casa."
Sus ojos recorrieron el lugar y una sonrisa le abrió paso en su cara. "Mi mamá solía trabajar aquí, sabes." Él empezó a reír. "Ella siempre decía algo horriblemente cursi cuando me daba mi comida. Era tan vergonzoso con mis amigos."
"¿Qué decía?"
Miró hacia la cocina como si ella estuviera allí en estos momentos. "Hecho con amor." murmuró, tan bajo que creí no escucharlo.
Le sonreí y él rodeó mi pulgar con su mano. "¿Eras muy cercano a ella?"
Se mordió el labio y sacudió la cabeza. "No como debería haber sido." Sus manos volvieron a su regazo y yo exhalé ante su indiferencia. No sabía cómo recuperar el aliento con él.
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Distract and Sedate (H.S)
RomansUna psicóloga es la encargada para tratar un caso de un padre alcohólico que esta preocupado por su pequeña hija y su timidez anormal. La pequeña de tres años a estado sufriendo de ansiedad social desde que su madre la abandonó. La especialista infa...