Cap. 39

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Su casa estaba inmaculada desde los muebles hasta el fregadero de la cocina. Era bastante pequeña, pero perfecta para la pareja.

Niall Osborn era su esposo, un hombre de Texas con el pelo impecablemente rubio y gelificado. Tenía una barba clara esbozada sobre su mandíbula y sobre sus labios. Un hombre atractivo, también. Sus modales eran impecables. Desde el principio, fue muy amable.

"¿Puedo ayudarte con algo?" Harry ofreció mientras salía de la casa. Niall estaba de pie detrás de un intimidante Weber en el porche de baldosas.

"Oh no te preocupes, ya estoy terminando aquí."

"No deja que nadie toque su barbacoa." Liz nos informó.

Niall la miró y rió. "No lo tomen personal."

"Entendible." Se sentó al lado de mi silla de campamento. El débil resplandor del Weber brilló sobre su rostro mientras me miraba fijamente. Tan pronto como él comenzó a sonreír movió su visión a la barbacoa.

"¿Alguien quiere bebidas?"

Niall fue quien preguntó, pero Liz respondió rápidamente con "Vamos a sacar la comida primero. Estoy hambrienta."

La mano de Harry colgó por su costado y yo alcancé su mano. La piel estaba helada. Lo agarré con ambas manos para devolver un poco de calor a sus dedos fláccidos. "Ponte la chaqueta, por favor. Hace mucho frío." murmuré.

"Estoy bien." Aseguró. Se sujetó a mi mano y se recostó en el borde de mi silla.

Liz sonrió desde la silla de campamento junto a nosotros. "¿Como está la pequeña?"

"Es su cumpleaños en dos días. Ella está muy emocionada." Yo brillaba. "Sería bueno que ambos se unieran a nosotros."

"Nos encantaría pero tenemos el fin de semana de cumpleaños de mi suegra." Liz murmuró, no muy entusiasmada. Niall miró hacia arriba con un ligero ceño.

"No hay problema." Harry separó mis dedos entre los suyos y los estrujó suavemente.

"Vas a caer." Dije con diversión. Me acerqué y él alzó la ceja al pequeño espacio que tenía para ofrecer. Sin embargo, se dejó caer en la pequeña abertura y me levantó sobre su regazo.

"Estás caliente." él afirmó. Me volví contra su pecho frío y me envolví sobre la piel alargada de sus hombros. Volvió a cerrar los ojos y se sentó en la silla.

Un zumbido sonó junto a nosotros. Miré hacia arriba para ver a Lizzie levantando una ceja hacia nosotros. "Si lo recuerdo solías odiar ser tocado."

Se encogió de hombros bajo mi asimiento. "Las cosas cambian."

Niall giró los interruptores para el Weber y miró a su esposa. "Cariño, ¿te importaría ordenar la ensalada?"

"No. ¿Amanda quieres acompañarme?"

Ambas entramos en la pequeña cocina y ella sacó un tazón de ensalada grande.

"Entonces" Comenzó maliciosamente. "Esa cosa que discutimos la semana pasada, ¿cómo fue?"

"¿Que cosa?" Partí la lechuga primero.

"No te hagas la inocente, señorita. Lo que decidiste la última vez que hablamos."

Una sonrisa comenzó a formarse. "Oh... esa cosa."

"¿Algún progreso?"

"Podrías decirlo," murmuré, bajando la mirada para así cortar los tomates.

"¿Enserio?" ella empezó a reír y sonreí tímidamente a los tomates rojos. "Bueno, ¿Como estuvo?"

"No voy a hablar de ello." Sin duda declaré.

Distract and Sedate (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora