Parte 3

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Antes de continuar es preciso aclarar que esta majestuosa colección de cuentos representan la originalidad, es decir que no son para nada infantiles, totalmente alejada de la ternura o bondad con que la conocen, pues son las recopilaciones que hicieron los hermanos a través de sus investigaciones por los diferentes pueblo que recorrieron en busca de la literatura oral y en su mayoría son historias llenas de horror; nada que ver con las nuevas versiones que sacaron para los niños. Imaginen a una Blancanieve odiada por su propia madre llena de celos al punto de propiciar su asesinato al contratar a un leñador para que cometiera el vil crimen, o a las malvadas hermanastra de Cenicienta sufrir como castigo que unos carnívoros cuervos le sacasen los ojos sin piedad algunas y así más o menos en esa misma línea siniestra de narración.  

El caso era que hacía unas semanas atrás, el supervisor de su difunto esposo le había pedido como estaba establecido en los cánones de los custodios, que periódicamente se debía revisar la colección para verificar que se encontraba bajo resguardo, sana y salva. Según la dama era simple rutina y nada más. Así que ese día se dirigió a la estancia donde se encontraba la cámara de cristal reforzado y blindado con más de siete seguros mecánicos que sólo abrían mediante un único código que sólo ella conocía.

En fin desde el exterior de la cámara se podía divisar los diversos ejemplares que componían la Colección de los Hermanos Grimm. Estos magníficos ejemplares por demás increíbles, estaban hecho de un tipo de piel única —según era la piel de un animal mágico cazado por los propios hermanos— este mito en realidad nunca se ha podido comprobar. Otra característica de los terroríficos ejemplares, refirió la dama, era que en sus cubiertas presenta unas inscripciones con las iniciales de los compiladores  bañadas en oro fundido del mayor quilate que existe en el mundo. Antes de continuar y sinceramente algo aburrido con la historia y lo digo en el mejor de los sentidos. Como detective de Ciudad Letraría, conozco los enigmas de los libros más reconocidos y les hablo del lado oscuro que casi nadie ni se imagina. Con gentileza tosca le dije:

—Sra. Letrado, sería tan amable de ir al grano, trate de omitir los detalles irrelevantes en su exposición.

Me miró con recelo y aclaró tajante.

—Necesito que esté al tanto de todo tal como sucedió. Todo es relevante Sr. Detective. Ya lo verás.

—Mil perdone, continúe usted —Expuse resignado observando cada uno de sus gestos.

—Como le estaba diciendo, Detective Librón, al abrir la cámara de cristal, verifique que todo estuviera en orden para proceder con la supervisión y... —hizo una pausa llena de dramatismo teatral y concluyó—.  Y... mis ojos no daban crédito a lo que veían —sollozo y solo una lágrima se asomó en su delicado rostro. Le extendí uno de mis pañuelos desechables y me miró agradeciendo el gesto— Disculpe. Realmente fue algo horrible para mí.

—No se disculpe. Continúe por favor  —dije intrigado. De reojo miré a Mixhit y ella arqueó su delineada ceja en señal de que me entendía.

—El último libro de cuentos estaba completamente en blanco —exclamó haciendo énfasis en está última frase—. ¡Totalmente en blanco! Todas las palabras habían desaparecidos de sus hojas.

—¿Entonces, cómo hizo para aprobar la supervisión? —pregunte algo dudoso. Aunque viendo su figura mi mente imagino cosas no apta para menores.

—Tengo mis mañas —refirió en un tono seductor.

Así confirmé de inmediato lo pensado anteriormente. Claro que si. Debe tener las mil y una maneras para seducir a todos a su alrededor y añadió:

—Pude salir bien librada y así conseguí persuadir al supervisor de cancelar la inspección hasta la próxima semana. Es por ello que viaje hasta su ciudad para solicitar sus servicios. Como podrá notar no tengo mucho tiempo y se me agota.

Al escucharla seguí con la curiosidad e imaginé cuál de sus mañas utilizó para que el viejo supervisor cancelara la inspección. Yo mismo estaba embobado con sólo admirar su belleza. Estaba visto que está mujer era capaz de persuadir hasta la fiera más temibles. Esto podría dar pie a muchas conjeturas y no muy buenas para ella.

—Me halaga su preferencia —dije.

A partir de este primer encuentro. Acepté el misterioso caso. Convencido de que este me traería unos jugosos dividendos al venir de una familia con excelentes referencias literarias y financiera que al final de cuentan son las que me interesan. Espero no llevarme una decepción como en mi último caso donde recuperé el libro de las sombras sin obtener nada a cambio.

Augusto Librón Detective Literario   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora