El Robo de los Libros Subrepticios

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Suena el telefono. Al fin, tenía días sin escuchar su melódico sonido.

"Ring, ring"

Podría apostar que Mixhit está sentada dejando que el pobre se ponga afónico de tanto repique.

—¡Por Dios, contesta! —le grité finalmente.

Desde mi oficina la escucho decir sólo monosílabos sin sentidos, esto me pasa por no poder pagar una asistente de primera. Al cabo de un rato le pregunté:

—Sería tan amable de informar ¿Quién llamó? "mi querida y eficiente Mixhit "

Ella se dirige a mi con su aire neogótico, pues le encanta el negro, pero su cabellos siempre tiene un arco iris. Tiene su largo cabello entre naranja y negro adornado en dos moño como de colegiala. Me observa con seriedad y dice:

—Era de la Biblioteca Pública de Quiroga-Poe, ya sabe jefe —dice a modo de aclaración—, la biblioteca donde se encuentran la mayor colección de obras de los grandes autores del misterio, suspenso y terror...

Sin dejarla finalizar, opté por interrumpir su habladuría de algo que conozco de sobra, pues soy asiduo usuario de la misma.

—Al grano, mija, ahorrate la explicación del sitio.

—Siempre tan apurado —refunfuña—. Era la directora al parecer se han extraviados algunos ejemplares y no quiere hacer escándalos. Requiere de su discreta "colaboración" —suspira concluyendo—, usted sabe lo que significa eso. ¿No es así?

Se retira a su escritorio.

Eso lo tenía bien claro, pero resulta que la directora de la biblioteca es muy amiga mía sin obviar que me ha ayudado tanto de manera económica como recomendandome con algunos de sus amigos para casos relámpagos que son de un día de solución.

Me coloco el sombrero y la chaqueta enfiladome hacía la Gran biblioteca donde reposan los grandes enigmas literarios del género de misterio. En eso voy pensando en mi mala suerte. Hace un mes más o menos pude subsanar las deudas de alquiler y el salario atrasado de dos meses de la atolondrada aunque aún le quedé debiendo como 6 meses. Todo eso gracias a un joven que pagó una considerable cantidad de dinero por recuperar unos extraños libros que se encontraba en una ruinas. Un trabajo fácil. Diría que demasiado, pero al buen dinero no se le da la espalda. En fin ya casi llego a la recepción. Me recibe una hermosa y atenta jovencita que con amabilidad me dice que esperé mientras se comunica con la Directora Alfonsina Mistral. La espera no duró no más de cinco minutos. Mientras observaba la elegante estancia  se presentó  la muy distinguida dama vestida con la sobriedad que su cargo amerita.

Sin embargo es un ramillete de cariño en su trato para conmigo.

—¡Qué alegría verte de nuevo mi amigo —dice dándome un caluroso abrazo—. Necesito un gran favor. Pero ven a mi despacho. Esto tenemos que hablarlo en privado.

El despacho está cómodamente amueblado, pero sobre todo me fijo en la enorme estantería de madera que resguarda una de las mejores colecciones bibliográfica de ciudad Letraria y que es de la directora por herencia familiar de los Mistral. Me siento en el sofá. Ella toma asiento a mi lado. Empezamos a hablar sobre diversas temas, sobre mis limitado casos por no decir nulos.

—Usted y sus cosas —dice con una leve sonrisa en los labios—.  Déjeme decirle sinceramente que a usted lo mueve es su ímpetu por la aventura y el misterio literario y no el dinero. Sino, no veo el por qué sigue tan corto de liquidez cuando ha resuelto tanto enigmas.

—Tienes razón, pero como siempre digo mi querida amiga En las páginas de los libros está la llave a lo desconocido  y no puedo dejar pasar la oportunidad de abrir cada una de las puertas —digo sin olvidar que por ello aún estoy más limpio que talón de lavandera—. Pero dígame  ¿cuál es el problema?

Ella se levanta con aire misterioso. Verifica si la puerta tiene el seguro puesto y se asoma por el ventanal para constatar que no hay moros en la costa.  Cierra la ventana y finalmente suspira.

Desde la semana pasada no encontramos tres de los ejemplares más emblemáticos de nuestra colección: Frankenstein, Dracula y El Retrato de Dorian Grey... Cómo bien sabes, tenemos el servicio de Préstamos Circulante que consiste en presta por un limitado tiempo algunos ejemplares para que el usuario pueda llevar y disfrutar de la lectura en la tranquilidad del hogar. Sin embargo, no todos pueden salir de este recinto. En especial aquellos etiquetados en el área de Referencia, pues son materiales de uso exclusivo dentro de la biblioteca. Pero además nuestra distinción radica en que tenemos el áreas de las denominadas Reliquias del Misterio  es decir, aquellos libros en versión original y a los que sólo tenemos acceso el personal que aquí labora...

Ella continúa con su exposición. No obstante, sigo sin ver el panorama que la aqueja. Decido intervenir discretamente sin que se perturbe el ambiente.

—Dime exactamente ¿Qué ocurrió? No me des la charla que le dan a los visitantes de la biblioteca. Recuerda que no estoy en una visita guiada.

—Tienes razón, disculpa —dice volviendo a la realidad—. Estaba haciendo la supervisión del mes.  revisaba en la pc el registro del Préstamo. En eso descubrí con asombro que habían prestado aquellos ejemplares. Revisé quién pudo haber sido el funcionario que se atrevió a realizar la entrega y en los archivos no lo refleja, lo que me hace creer que alteraron el registro.

—¿Que te hace pensar eso? —digo.

—Estoy segura. Luego de revisar los archivos. Reuní a todo el personal y ninguno pudo haberlo hecho. Es por ello que necesito que investigues minuciosamente cada rincón de está biblioteca. Lo libros siguen aquí y deberás encontrarlo

Su semblante dulce ha desaparecido tras pronunciar esas palabras.

—Bien. Tienes mi apoyo, pero siento que no me estás diciendo todo lo que necesito saber —infiero tomando en cuenta que la discreción es la madrastra de el secreto a punto de emerger.

Ella me observa. Ya ha notado que debe dejar la charla bibliográfica he ir a la verdadera razón por la cual que se atrevieron a robar los libros.

—Esta bien Augusto —dice en un tono sobrio como la directora que me ha contratado por mi servicio—, te lo diré y tú me jurarás absoluta confidencialidad. ¿De acuerdo detective?

—Muy bien, así será  Sra directora. —expresé atento a una nueva revelación sobre el lado oscuro de la literatura—. Te doy mi palabra de honor. Ahora la escucho

Continuará. . .

Augusto Librón Detective Literario   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora