Hoy me he levantado de buen humor por más de que mi madre me haya levantado a baldazos por haber venido tan tarde la noche anterior, pero tengo que admitir que la he pasado muy bien, nunca creí que con un pequeño grupo te volvieras tan inseparable y que la confianza sea tan fuerte en tan poco tiempo. También debo admitir que me he sacado un gran peso de encima al haber hablado con Fred aunque por otro lado sigo sin creer que me haya tomado el pelo haciéndose el enfadado conmigo. Me había sentido tan mal toda esta semana para poder resolverlo en menos de treinta minutos.
Me siento absurdo.
La mañana trascurrió normal como siempre, he desayunado té y dos tostadas con mermelada mientras que mis padres iban en busca de la pintura, si, pintura. Esta tarde me pintarían las paredes del cuarto ya que la mía según mi hermana era la más "simple y aburrida" así que hoy se encargarían de los retoques. Mientras me encontraba comiendo una de mis tostadas mi celular comienza a sonar, ¿por qué siempre tienden a llamarme tan temprano?, ni que fuera a invernar que necesite algún tipo de alarma.
Tome mi teléfono mientras miraba el contacto la cual llamaba, era Angel obviamente. Esto es tan extraño, no me imaginaba una llamada de él a estas horas, suele hacerlo en las tardes. Mientras me reía de mi propio sarcasmo en mi cabeza, contesté escuchando a una persona carcajeándose del otro lado. Tal vez me parezca molesto el cuál me llame todas las mañanas pero gracias a él siempre estoy de buen humor a donde sea que vaya, a veces siento que me comparte parte de esa energía y felicidad que tanto tiende a mostrar. Aunque soy capaz de pagar con ver a Angel enojado, me tienta la curiosidad verlo de esa forma.
-¡Hola, Sam!, ¿estás vivo? Llevo hablando durante diez segundos sin obtener respuesta, tonto-.
-Lo siento, lo siento. Es que nada más estaba pensando.
-Uy ¿en qué pensabas? ¿Eh?- su voz sonó mas picara y curiosa a la vez.
-Pensaba en como serias enojado, se me vino a la cabeza un cachorrito ladrando a una puerta-
-¿Qué tiene que ver el cachorro, Sam?- preguntó sin captar lo que me refería.
-El cachorro eres tu- dije riéndome.
-Ah...-hizo una pausa-¡Oye! Pero, pero...
-En resumen, ¿Por qué llamas?- le interrumpí.
-Ahh eso, hoy en la tarde nos juntaremos nuevamente ¿vienes?- dijo emocionado.
-Pero si nos vimos todos ayer- dije confundido.
-Ay Sam, siempre fuimos de juntarnos todo el tiempo que podamos antes de entrar en época de exámenes, vamos ¿si?- dijo mientras me repetía una y otra vez para que asistiese.
-Está bien, es en tu casa ¿no?-.
-Si, si. Es donde siempre somos de juntarnos más-
-Bien, allá nos vemos-
-Ok. Bye, bye-
Una vez finalizada la llamada me dispuse a subir a mi cuarto y ponerme a ordenar, soy una persona muy limpia, algo que este fuera de lugar ya me parece molesto pero no soy muy compulsivo en esto tampoco. Pintarían mi habitación esta tarde, así que me dispuse a poner bolsas de plástico arriba de los muebles por si algo los manchaba y también me encargue de apartarlos un poco de las paredes. Una vez hecha esa pequeña tarea, bajé nuevamente mientras salía con el control del portón eléctrico dando paso al auto de mis padres. Mientras ayudaba a mi padre a bajar las latas de pintura color pistache,en cambio mi hermana daba saltos alrededor de mi madre que supongo que le estaría pidiendo para ir a esa tienda que queda a unos kilómetros donde venden esas cosas que a mi hermana le gusta. Mi padre se encargó de llevarla y aproveché para pedir permiso sobre la salida a mi madre. Mi madre dijo encantada que vaya por lo que veo, está feliz de que haya cumplido lo que le he dicho el primer día que llegamos aquí, siempre cumplo mis promesas y esta vez en verdad quiero empezar de cero.
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Perfectos Opuestos. (Yaoi/Gay)
RomanceSam Freneguer, típico chico de 17 años en camino a nuevos rieles en su vida. Nuevos sentimientos, amigos y verdades tal vez sean de su nueva vida en otra ciudad, Estados Unidos-California. Esta sería una nueva oportunidad para Sam para poder reinic...