Veintiseis años

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 —Desearía que el tiempo se detuviera y que este momento fuera eterno.

Él se recostó sobre una manta de cuadros que tenían tendida sobre la arena, le indico con su mano que hiciera lo mismo.

—Hum... No me gusta la idea.

Ella se sorprendió un poco con esas palabras y preguntó, con cierto temor.

—¿Por qué? 

Se levanto quedándose sentada, preparada para escuchar lo peor. Él sonrió a sus espaldas. 

—Porque no me gustaría desperdiciar tantos momentos que nos tiene preparado la vida solo por uno. Pienso que hay que disfrutar cada uno de los momentos juntos, sean buenos o malos, esa es la esencia de vivir. Esperar lo inesperado.

Ella no se esperaba tales palabras. A veces no puede evitar pensar con negatividad, pero siempre llegaba él y la hacía ver que no todo siempre es malo.

Volvió a su lado, un poco avergonzada por su actitud. Él paso su brazo por la espalda de ella y le dio un beso tiernamente en su cabeza.

Se quedaron admirando la luna, la mayor parte de la noche, sintiendo la fría agua en sus pies desnudos. Hablando sin necesidad de emitir palabras y abrazados, no solo en cuerpo, sino también en alma.

Recuerdos en la ArenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora