21: Rosas, dulces y clases de matemáticas.

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¿Como era posible que una chica podría llegar a ser tan importante?.

¿Es que acaso no hay alguien más a quien fastidiar con mis locuras?.

No sé porqué motivo, pero sí quiero estar a su lado. Sentir su aroma, aspirar el perfume que use cada día. Que su perfume quede grabado en mi y las letras de su nombre se graben también así mismo en mi corazón.
Que cada vez que deseé algo pueda tener mi apoyo y así poder lograr todo lo que se proponga.

Daniela estaba formando parte de mi vida, cada pensamiento le pertenece a ella y solamente a ella.

El camino no es fácil, nadie tiene la autosuficiencia para decir que todo lo que quieras conseguir se obtiene sin esfuerzo y si es necesario luchar por conseguir el amor de Daniela, eso haría.

Rompería expectativas, rompería cada palabra negativa que haya salido de su boca en contra de mi, cada pensamiento erróneo con tal de poderla tener entre mis brazos.

Sí, algo loco pero... ¿Quien no lucharía por algo que quiere?.

Toda persona en el mundo está destinada a alguien, por más que te alejes, por más que te mudes de lugar siempre verás con esa persona hasta que el destino haga su trabajo y una corazones, porque eso es.

Aún mi mente seguía en la vaga pregunta: ¿Como diablos haré esto?.

Claro, las clases de matemáticas ¿y si se niega? ¿si ya no necesita mi ayuda? ¿que haré? .

Consigo recuperar la cordura, el aire pega en mi rostro y por un momento siento frío. El cielo está oscureciendo, seguramente ha de llover.

Apresuro mi paso para no quedar totalmente un desastre más de lo que soy, así mismo que mi detalle no se arruine.

Entro nuevamente al instituto sonrío victoriosamente al llegar. Tenía varias ideas del cómo hacerlo pero no sabía cómo ponerlas en práctica.

Entro a la cafetería y la vi. Su cabello negro estaba atado en una coleta alta y caía de lado sobre su hombro.

Sonreí al verla, sus ojos se achinan al sonreír, ahora está en compañía de Tunner su mejor amiga.

Guardo el detalle con mucha cautela dentro del bolso, logrando así que éste quede impecable. Tenía que hacer algo y la mejor forma era conversar con Tunner quién también era mí amiga.

***
Llevamos al rededor de quince minutos charlando sobre las clases anteriores. Tunner sonreía cada vez que podía dejando así a la vista sus grandes hoyuelos.

-¿Recuerdas cuando a Jacob le bajaron los pantalones?- habló muy animada Tunner.

Y sí algo que la caracterizaba era que siempre lograba sacarte una sonrisa.

Y además que había notado la forma en la que nombraba a mi amigo, seguramente gustaba de él.

Daniela río, haciendo memoria de tal momento.

Era la primera vez que reía en los quince minutos que llevaba ahí. Y eso que era imposible no reír estando con su amiga.

La campaña sonó.

Por un momento me atreví a verla a los ojos, tragó grueso cuando hice eso. Tomó el último sorbo de su batido y se levantó de la mesa recogiendo sus cosas para así poder marcharnos hacía nuestra clase; matemáticas. Sonreí tenía un punto a mí favor.

-¿A qué clase vas, Dani?- le pregunta su amiga.

-Matemáticas, ¿Genial no?- dijo con un leve sarcasmo en su voz.

Te reto a ti... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora