Epílogo.

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Respiro profundo. 
Ella está justo detrás de mí.

Me vuelvo lentamente hasta dar frente a ella.  Lleva el cabello recogido en un moño, está un poco despeinado, lo cual la hace ver adorable.

Sus ojos azules son profundos tal como el mismo mar azul.

Nada más la miro.

Ella eleva una de sus cejas en señal de que está esperando mi respuesta,  la cual no logro articular.

—¿No vas a decir nada,  Blake? — Su voz,  su dulce y fina voz llega hasta mis oídos  y siento los nervios recorrer mi espina dorsal.

Rasco mi cuello.

—¿No sabes que decir?  ¿Es así? —. Prosigue. Parece que conoce mis movimientos cuando me encuentro en una situación incómoda,  justamente como ésta.

Da un paso hacía adelante.

—¿El ratón te a comido la lengua? — vuelve a hablar tras ver que no hay una respuesta de mi parte. — Okay...  Vamos a ver si entiendo. — vuelve a dar otro paso hacía mi.  No sé qué sucede—¿Todo lo que has hecho es un juego?  ¿Una apuesta con George?  ¿Con Reece?  ¿Acaso Jacob y Tunner lo saben? — se cruza de brazos— Tenía en claro que era un reto,  pero no una apuesta entre tus amigos y tu.

—No es lo que parece— digo. 

—¿Estás jugando conmigo?  ¿Quieres usarme?  ¿¡Acaso burlarte de mí!? — habla un poco exaltada.

—A ver, linda.  No es lo que parece,  ¿Sí?.

—No me llames linda.

—Daniela,  déjame explicar.  No es como, tú piensas.

—¿Querías romperme el corazón?.— su tono de voz ahora es dolido.

—No.  Lo único que trate de hacer fue acercarme a ti.  Quería saber como eras,  quería conocer a esa chica tan bella que estaba detrás de ese muro de protección, y de la cual siempre he estado enamorado. Y lo he logrado. No pienso ni quiero desde lo más profundo de mi ser, hacerte daño.  ¿Recuerdas cuando te pedí que aceptaras el reto?.  Simplemente lo hice porque me enamore de la chica más Linda que jamás haya conocido. —suspiro,  me aproximo más a ella.  Quedando a su altura un poco baja.  La veo directamente a los ojos. — Claro,  lo comenté con mis amigos.  Pero no para mal,  sino para bien.  Quería que ellos fueran testigos de lo que estaba dispuesto a hacer para disponer de tu amor en mí.

Su rostro se relajó un poco.

—Es que cuando estoy junto a ti mi corazón se acelera, siento que casi sale de mi pecho, cuando me miras y sonríes. Siento ganas de abrazarte,  ganas de besarte y apoyarte siempre.  Siento ganas de decirte cuanto cariño te tengo.  Cuanto estoy dispuesto a hacer para corresponder tu amor,  y que tu hagas lo mismo por mi.  Porque sé que es así.

Mi corazón palpita más rápido de lo normal.

Y esto es por ella.

—Mi corazón está esperando por el tuyo para enlazarse en un amor puro y verdadero. — tomo su mano y la coloco sobre mi pecho.  Ella no se niega,  más bien se acerca más a mi. Parece entrar en razón. —¿Sientes eso? — la veo a los ojos,  ella asiente y da una media sonrisa.  Sus ojitos bellos ahora están un poco brillosos. — Si a de salirse que sea para unirse con el tuyo.

—Gracias,  Blakie— es lo que escucho de su parte.

Y sin esperar más,  siento sus brazos rodearme en un profundo abrazo.

Me siento feliz.

—Gracias por creer en mí;  por traerme a ti.  Gracias,  por cada momento  que he pasado en este reto. También  me di la oportunidad de conocer a ese chico maravilloso que se escondía detrás de las gafas. Gracias por hacerme asentar los pies en tierra;  gracias,  por saber tratar,  pero sobre todo por aguantarme con mi egocentrismo.  Gracias por decirme: Te reto a ti. Por que sin ello,  no hubiese despertado en mi la seguridad nuevamente,  y no me hubiese dado cuenta de la maravillosa persona que estaba a mi lado.

Sin decir nada más.

La beso, y ella corresponde con una sonrisa.

Parece que mí corazón esta feliz.

Parece que mí corazón a encontrado el amor.

Su finas y delicadas manos se posan en mis mejillas , seguimos el compás por unos segundos y luego antes de separarnos por completo ella deja un beso en mi nariz.

La ternura que la invade me enloquece.

—Ahora que ya sabemos lo que sentimos el uno por el otro.  Quiero decirte: Te reto a ti a ser mi novia,  ¿aceptas?.

—Acepto.

Fin.




Te reto a ti... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora