24: Día veintinueve.

139 34 0
                                    

Todo lo que había dicho salía desde el fondo de mi corazón. En ningún momento le mentiría de tal manera.

Apostaba por lo qué mi corazón estaba sintiendo.

Ese día pegue lotería.

Todo lo que sentía había salido desde lo más profundo de mi ser.

Ya habían pasado veintiocho días desde el primer día que convivimos juntos; lo cual fue totalmente: Asombroso.

Recuerdo que el primer día, sin contar el día de la apuesta, si no el siguiente. Daniela se encontraba con muchísimo frío, ya que había olvidado su chaqueta. Ese fue el día que la invité al cine. Cuando por alguna razón ella me dejó en claro que no era perfecta, y eso claramente yo lo entendía. Ya que... Yo tampoco soy prefecto.
Volviendo a lo de ese día. Estaba abrazada en una esquina esperando por mí que volvía con las palomitas y bebidas. Me avisó que tenía demasiado frío, lo cual note un poco extraño, si el lugar estaba cálido. Opté por darle mi suéter, que ya estaba calientito. Sonrió y dejó un beso en mi mejilla en son de agradecimiento.

Era perfecto.

-Efectivamente hoy es nuestro día número veintinueve- hablé. Tomé un sorbo de mi bebida de frutas y proseguir mi camino a su lado.

-¿Llevas la cuenta acaso?- paró en seco, solté un carcajada y asentí levemente.

-Sí... ¿tu no?- tomé otro sorbo, ya estaba por terminar mi bebida. Daniela aún no había ni bebido de su batido de chocolate.

-¿Qué? ¿¡Estás demente!? ¡Cómo se te ocurre!- pasé uno de mis brazos sobre sus hombros mientras caminábamos.

-Es una broma, linda. Mmm bueno...- seguramente había hecho una gran mueca en mi rostro- no es broma, Lo hago porque me gusta llevar el control de todo. Más si se trata de ti.- deje un sonoro beso sobre su mejilla.

Ella Sonrió.

Me alegraba el hecho de ser el causante de sus sonrisas, risas, etcétera.

-Que tierno, Richardson.

Seguimos el camino a casa, mejor dicho su casa, en silencio.

Cuando encontrábamos algo absurdo no hacían falta las palabras, con solo una mirada ya sabíamos que queríamos decir.

Ya habíamos convivido veintinueve días.

Casi un mes.

Cualquier cosa podría pasar.

*

Te reto a ti... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora