Como no, es jueves tarde, un día normal contando que el instituto me ha mandado deberes, como siempre. Por suerte, los he terminado todos muy temprano por el simple hecho de que voy a quedar con mi mejor amigo, aunque lo de "mejor amigo" se tambalea, ya que cambió radicalmente, no voy a decir cuánto pero lo sabréis en cuanto lo veáis.
Ahora mismo estoy en el sofá viendo la televisión, esperando a que mi amigo llegue de una vez, porque no hay nada en los canales, solo programas de cotilleos y demás. No me importa nada de eso, pero si se encuentra la noticia de que mi vecino ha sido asesinado por un grupo de gays, voy a saltar y a llorar de la alegría. También escupiré en su tumba, igual que él hizo en mi puerta.
La espera ya es infinita, ¿qué estará haciendo este chico? En serio que antes no tardaba nada cuando quedábamos, pero ahora tarda tanto como las mujeres cuando se arreglan para una cita o fiesta.
Mi suplicio termina cuando por fin suena el timbre de la puerta. Me levanto de golpe y corro a la puerta hasta pegarme a ella como si fuera una diosa, aveces me sirve rezar a las puertas. La abro y en el pasillo ya veo a mi mejor amigo Jaden, de cuerpo atlético, ojos castaños como el café con leche que se ven más elegantes con las gafas y el cabello castaño peinado hacia arriba.
Pasa por la puerta sin permiso y yo la cierro, nunca hemos necesitado el permiso del otro para entrar en nuestras casas, ya es confianza de la buena. Me dedica una sonrisa y se acerca a mí.
—Me alegra verte de nuevo —enseña sus dientes blancos que incluso brillan.
—Ya, y a mí. Has tardado más de lo normal y me has tenido aquí esperando bastante.
—Lo siento —acaricia mi mejilla y sus labios se unen con los míos, dejando que mi enfado disminuya—. ¿Me perdonas?
—Te perdono, pero no hacía falta el beso -agacho la mirada, ya no saben como antes.
—A mí me hacía falta. Espero que no te importe que te robe algunos.
—No somos novios, Jaden. Lo habíamos dejado.
—Lo sé, pero es que no soporto las horas sin ti, se me hacen eternas —pone un puchero y me hace reír.
Siempre fue así de tierno con los pucheros, antes eran mejores, pero ahora no.
—Me sigo preguntando el porqué lo dejamos —aparta la mirada y yo le contesto.
—Porque habías cambiado de ser un chico tierno, atento, amable y cariñoso a uno que solo le importaba el ejercicio físico, un ególatra y un superficial. Me gustabas más cuando tenías esa barriga, nada ni nadie te importaba salvo lo nuestro.
—Hasta el momento de hoy.
—Diste un giro de ciento ochenta grados. Tu cuerpo cambió junto con tu mente.
—Pero te sigo queriendo y lo sabes —apoya su frente en mi hombro a pesar de ser más alto que yo—. Ojalá volviéramos juntos.
—Dudo que vaya a pasar, Jaden —lo alejo y le suelto otra sonrisa—. El amor es impredecible, nunca se sabe lo que puede pasar.
—Y por eso yo sigo teniendo esperanzas de volver contigo —un repentino flash me viene a la mente y es su imagen del pasado, un Jaden gordo y cariñoso, aun así yo lo veía hermoso a pesar de su cuerpo, solo me importaba su interior, aunque los demás se burlaran de él.
—Esperanza... —no sé porqué, pero esas palabras me tambalean por dentro como un barril.
—Bueno... ¿Nos vamos al centro comercial? Para algo habré traído el coche.
—¡Claro! Vamos de una vez que me estoy muriendo en estas cuatro paredes —agarro las llaves y salimos al pasillo.
Ya parados delante del ascensor, pienso en lo que hemos hecho hace poco. Sus besos me hipnotizaban, al igual que hoy en día, pero no sabían igual que los de antes. Ahora son algo mas... Desesperados. Sé que yo he hecho que tuvieran ese sabor, pero tiene que entender que su cambio ha ido a mal, es mi punto de vista. Para los demás es como un chico hermoso, atlético, divertido y sociable. Antes, ellos se burlaban por su cuerpo rechoncho, ahora dicen que está mejor así. Yo ya no sé qué pensar de esta gente.
Las puertas del ascensor por fin se abren y me hacen ver a la persona que menos quería ver hoy. ¿Por qué el destino es tan cabrón? Sabe que no quiero verlo ni en pintura y aun así me lo ponen delante de mis narices.
Ahí está Drake con una sonrisa, pero se le borra al momento al verme con mi amigo. Con una mueca de asco, subo al ascensor con mi acompañante y bajamos los pisos lentamente. Si sigo en este ascensor como dos minutos, alguien no va a poder controlar su rabia.
¡Tengo una idea mejor! Me giro a Jaden y con la mirada le transmito un mensaje.
—Bésame —no hace falta más.
Habíamos aprendido el uno del otro a leer nuestras señales, es así como nos comunicamos aveces en clase porque el profesor impone silencio.
—No me lo pidas dos veces —me dice con un par de movimientos de mano.
Sin decir nada más, nos juntamos y nos besamos delante del odioso y homofóbico de Drake, quien pone una mueca de asco e intenta vomitar, pero no le sale, así que hace ruidos extraños.
La puerta del ascensor se abre por fin y el odioso sale corriendo del lugar con un par de insultos en el aire dirigidos a mi persona. Al salir a la calle y acercarnos al coche, me pregunta.
—Es el homofóbico del que hablabas, ¿verdad?
—Sí. Es tan odioso...
—Seguro que si yo lo tuviera como vecino, también estaría como tú. Venga, sube al coche.
Pues nada, una tarde en el centro comercial. Espero que mi cabeza se despeje un poco o nos encontremos con una de mis amigas. Solo quiero estar distraído.
--------------------------------
Los capítulos serán así de cortos y puede que alguno lo haga largo, o no... ¿Quién sabe?
ESTÁS LEYENDO
Homofóbico Idiota (Gay)
Teen FictionPuede que no todo el mundo sepa cómo se siente tener a una persona homofóbica en su vida, tan solo os lo habéis imaginado. Puede que os creáis todas las historias que habéis leído, que el final es verdaderamente bello y que acaba por dejar la homofo...