Las Aventuras de Harry

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N/A: Quiero agradecerles a todos ustedes que, a pesar de mi tardanza y blah blah blah, siguieron apoyando mi trabajo y pidiendo por más y más; no saben lo que significan para mí. Sin más preámbulos, ¡a leer! (7ºuº)7

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Harry se despertó temprano. Oscuridad rodeándole debido a sus cortinas cerradas, Harry se quedó mirando el techo de su cama, repasando todo lo planeado, su estómago revolcándose dentro de su cuerpo con ansias de empezar el día y comprobar sus teorías. Una buena media hora más tarde decidió que era hora de levantarse, preparándose en cuestión de segundos con simple ropa muggle y su capa de invisibilidad, bajó y desayunó en las cocinas para evitar a sus entusiasmados compañeros de Casa; no sabría cómo explicarle a Blaise y Draco que no jugaría hoy.

Los elfos estaban extasiados de poder servirle personalmente a Harry Potter y, Harry tuvo que darles un punto a favor, ni pestañearon cuando se sacó la capa y apareció de la nada.

Antes de irse saludó a los elfos con cordialidad, prometiéndose a sí mismo que volvería a hacerles compañía regularmente, después de todo, eran mentes conscientes y les vendría bien que alguien los trate normalmente de vez en cuando.

Su primera parada: la torre Gryffindor.

Entrar no le fue difícil, Neville no tenía reparo en darles la contraseña cada vez que cambiaba a Theo y Harry. Se sacó la capa en cuanto entró; en la Sala Común no había nadie, teniendo en cuenta que el partido ya había comenzado. Harry se dirigió directo a la entrada de los cuartos de las mujeres; la entrada no dejaba entrar a varones, pero Harry no era cualquiera, Harry había sido Auror y había necesitado entrar a lugares prohibidos antes, era algo normal para los Aurores contrarrestar encantamientos de este estilo en emergencias.

-Ego autoritate- La entrada cedió el paso y Harry comenzó su camino por el corredor hacia el cuarto de las niñas de primer año.

A Harry solo le bastó una mirada al cuarto para reconocer la cama de Ginebra. Era casi como si todo en ella, desde atuendos abollados al borde hasta los zapatos perfectamente arreglados junto a la mesa de luz, le echara en cara los infructíferos años de convivencia con Ginny. Harry no podía verse el rostro, pero sabía que su cara estaría contraída como si hubiera comido limón; comenzó a buscar en el baúl de su ex.

El diario estaba debajo de la almohada, cómo no. La gastada portada negra con la borrosa fecha "1942" grabada en él; si bien el diario expulsaba magia negra por los poros (ahora que estaba entrenado para reconocerla lo sabía), Harry abrió la primera hoja solo para asegurarse... "T.M. Riddle" escrito en tinta negra; era el diario que buscaba.

¡CLASH!

El sonido de vidrio roto aturdió por un segundo a Harry quien, en seguida, se colocó nuevamente la capa y, a parte, un hechizo de silencio a su alrededor. Corriendo a la Sala Común de Gryffindor se dio cuenta de su error: la Bludger loca lo había localizado, abandonando el campo de juego en su búsqueda.

La Sala Común estaba destrozada: sillones tumbados, mesas hechas astillas, vidrios regando el piso, pero Harry no tenía tiempo para ver todos los detalles; los gritos de apoyo tanto de Slytherin como del resto de las Casas se podía escuchar desde de la ventana hecha añicos mientras Harry conjuraba un hechizo protector de los más fuertes que sabía, después de todo, la magia de los elfos era de gran poder.

La Bludger rebotó contra la muralla protectora con un "TUMPH, TUMPH, TUMPH" constante. Harry corrió a la salida, sin parar bajó a toda velocidad las escaleras, escuchando retratos siendo aplastados en el camino; cuando por fin pudo distanciarse lo suficiente, Harry giró sobre sus talones y gritó:

Reviviendo una vida: Cámara Secreta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora