31. Analízame como quieras

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Carter

Entro a la casa de Amy, se nota nerviosa. Es más, parece pálida de solo verme. O he causado una buena impresión u oculta algo. Bueno, aunque eso ya lo sabía. La pregunta es, ¿el qué?

Camino por el living y ella cierra la puerta. Me siento en el sillón con una sonrisa.

―Que sorpresa ―exclama la castaña ―¿Qué haces aquí? No quiero sonar grosera, pero creí haberte dicho que no almorzaría contigo.

Me río.

―De hecho, ya almorcé. Aunque me entra curiosidad que tipo de comida te has preparado ―Me lo pienso ―¿Eres de cocinar o de pedir la comida hecha?

―Creo que... ambas ―Camina hasta enfrente de mí ―¿Acaso no tienes otra cosa que hacer? ―Se cruza de brazos. Se nota que está a la defensiva ―¿Qué sabes si yo tenía que ir a algún lado y me has anulado la salida?

―Te acompaño ―Amplio mi sonrisa.

―Era una forma de decir ―Sus mejillas se tornan rojas, borrando ese pálido que tenía antes, lo que me hace especular algo ―¡¿Qué haces?! ―Se sorprende al yo agarrar su mano y tirarla hacia mí, haciendo que caiga sobre mi regazo ―¿Se puede saber que planeas? ―El rojo continúa intacto, deleitante.

―¿Estuviste llorando? ―Sus ojos se abren en grande cuando digo aquello.

―¡Nada de ver! ―Forcejea mientras continúo sosteniendo esa bonita cintura ―No seas pervertido y déjame bajar.

―No estaba siéndolo ―Me río ―pero si quieres puedo serlo.

―Claro, porque esta posición no se puede malpensar ―exclama con sarcasmo.

―Pues si quieres te lo hago en este mismo sillón ―susurro cerca de sus labios y recibo un cachetazo ―. Auch ―Me río.

―No seas desvergonzado y suéltame ―Se lo piensa ―. Debería escribir eso en mi libreta.

―Tú no aprendes la lección, ¿verdad? Ese mal hábito tuyo te llevará a la ruina ―Hago una pausa ―pero ya te castigaré después por eso ―Me pongo serio ―, ahora dime por qué estabas llorando.

Frunce el ceño.

―Maldita seas Carter, esta no es una sesión y tú no eres el psicólogo.

Vuelvo a reír.

―Ciertamente... ―Me acerco de nuevo a sus labios ―pero no te voy a dejar hasta que me lo digas, estaremos así toda la tarde si es necesario ―Me inclino hacia su oído susurrando de manera seductora ―. Puedes analizarme todo lo que quieras mientras tanto.

El abogado turbio (R#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora