Querido Gerard :
¿Ves lo que haz hecho Gerard? ¿ESTAS VIENDO LO QUE HAS HECHO? ¡¿LO ESTAS VIENDO JODIDA MIERDA?! ¿PORQUÉ GERARD?
Me desperté a las ocho de la mañana y te vi haciendo tus maletas fréneticamente; estaba confundido al principio, pero luego entendí. Me estabas dejando. Ya no me amabas. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Gerard? Fuiste la única persona a quien quise en toda mi vida. No tenía razón para vivir, pero cuando te conocí tuve un último deje de esperanza. Pensé que al fin tenía un propósito para continuar con mi vida de mierda. Y fuiste y tiraste todo eso por la borda.
¡¿Cómo pudiste Gerard!?Unos segundos después saliste de tu habitación. Yo salí de mi escondite y te seguí. Vi que arrojaste tus maletas en el baúl y te disponias a entrar en tu coche. ¿En serio creías que podrías liberarte de mi, Gerard? No iba a dejar que te fueras, núnca dejaría que eso pasase. Tuve que golpear tu cabeza y noquearte para que detuvieras tu escándalo.
Estaba preparado en caso de que reaccionaras así. Reserve unos de los depósitos en las afueras de la ciudad el día en que decidí mudarme contigo.
Nos llevé en tu auto hasta allí, te agarré y te traje dentro conmigo. Me tomó poco tiempo así que seguías inconsciente, me aseguré de revisar tus bolsillos que no tuvieses tu celular. Te senté en la parte de atrás del pequeño cuarto y cerré la puerta. Llamé al propietario y le dije que había visitado mi depósito la otra vez y me había olvidado de cerrarlo, y le pregunte si no le molestaría cerrarlo por mí. Por supuesto, él dijo que sí y colgué. Luego tiré el celular en el suelo y lo pisoteé, para asegurarme de que núnca más funcionase. Poco después lo escuché venir y cerrar la puerta.Alrededor de una hora más tarde, vi que empezabas a despertarte. La primera vez escuché un quejido muy debíl, luego tu pierna comenzó a moverse.
Un poco después estabas completamente despierto. Cuándo viste mi cara, empezaste a gritar, lo que luego disminuiste a un gemido, y luego un murmullo. Ahí fue cuando lo viste, la otra cosa en el cuarto. Mi cuchillo. Era obvio qué hacía aquí, y después de un segundo de entendimiento te precipitaste a recogerlo.Vi la muerte en tus ojos y dije «Gerard, te amo»... y luego sentí el dolor punzante del cuchillo siendo introducido en mi cuerpo. Creo que lo sacaste y lo clavaste de nuevo con mucha fuerza. Pude sentirlo en cada momento, como un fuego ardiente en mi pecho. Caí en el suelo, riendo mientras tosía sangre. Te ví retroceder, temblando, y sentarte de nuevo en tu rincón.
Y ahora, mientras me siento sobre un charco de mi propia sangre escribiendo esto, me pregunto cómo saldrás. ¿Usarás el cuchillo para tomar tu propia vida? ¿O vas a dejar que el hambre te mate? De cualquier manera, estaremos juntos en la muerte, Gerard. Juntos desde el día en que te ví, hasta el día que ambos moriremos.
Y mientras estás sentado ahí, llorando, puedo decirte que llegué a una conclusión.
Gerard, esto es todo lo que quería, y por eso quiero decirte gracias.
Con amor, Frank.