Capítulo 9 Todo o nada

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Abrí los ojos e inspeccione la amplia habitación en la que me encontraba, llena de estanterías con multitud de libros cubriendo las paredes y una gran mesa en el centro de la habitación, con numerosos frascos con líquidos en su interior de diferentes colores. En el único espacio restante visible de la pared, se encontraba una cama, con un baúl a sus pies.

Giré mi cabeza hacia el chico que me acompañaba, encontrándome con la mirada penetrante de sus ojos verdes. Una sonrisa se dibujó en sus labios al preguntarle por nuestro paradero.

—¡Estamos en mi laboratorio!— gritó el chico emocionado levantando sus brazos a modo de presentación. Permaneció unos segundos en silencio para volver a hablar algo más relajado, pudiéndose notar aún su emoción.— ¿Eres una humana de verdad?

Lo miré confundida, no esperaba esa reacción. Tenía más una idea en mente de una cámara de torturas con su maltratador incluido, no un laboratorio desordenado con un simple mago en ciernes emocionado por tener delante de él, lo que parece ser su primer humano.

Me quedé observándole, en silencio; no sabía cómo responder a esa pregunta.

¿Estoy en posición de responderle sarcástica o me limito a contestarle sus preguntas hasta ganarme su confianza, y así, escapar?

Sonreí al ver que volvía a pensar con normalidad en vez de dejarme llevar por esas sensaciones que solo me causaban problemas.

Ese chico de ojos azules con falsa apariencia de humano hace que no pueda pensar con claridad y que me cueste controlar mis reacciones.

—¿Soy el primer humano que ves?—Pregunté en un intento de comenzar una conversación que me diera alguna pista de como escapar de allí. No puedo depender de Alan, ya lo he comprobado, tengo que escapar antes de que él llegue y me encuentre.

—¿Disculpa?— me respondió ofendido.—He visto humanos cientos de veces, conozco todo de ellos: su historia, evolución, anatomía e incluso pensamientos.

—¿Pensamientos?

—Si, sé que no sabéis tomar decisiones por vosotros mismos y de que lo hacéis, no son acertadas. Sois egoístas, ávaros, narcisistas e hipócritas. El poder os corrompe.

El poder corrompe a cualquiera. Tan solo hay que ver como os comportáis algunos de vosotros, de la misma forma que la actitud que criticáis en los humanos. En otras palabras, tan sólo sois una panda de hipócritas.

—Puede que hayas visto cientos de humanos, pero está más que claro que ninguno de cerca.—Me limité a contestar. Sorprendido, me miro fijamente fascinado.

—¿En qué has notado que nunca he visto uno de cerca?

—Simplemente... Tu información es errónea. Lo que dijiste no son más que simples prejuicios.

—Fascinante.—Murmuró ensimismado mientras me daba la espalda buscando un libro entre los montones que tenía—. Sabía que no todo estaba en los libros, ¡necesitaba a uno con vida!

—¿Hay algo que quieras saber?—Dije mientras inspeccionaba la habitación por algo de valor.

—¿No tienes ningún tipo de poder ni habilidad?

—Depende de lo que consideres habilidad.—Comenté con mi tono habitual—. Tengo más inteligencia que muchos.

En ese momento rechinó el suelo, justo por donde acababa de pasar. Bajé la vista al tablón de madera que sobresalía levemente de su sitio, parecía que lo habían puesto ahí a la fuerza. Levante lo más silenciosa posible el tablón sin dejar de responder las preguntas del mago, lo miré rápidamente y sonreí satisfecha al comprobar que no se había girado todavía.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2017 ⏰

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