La leyenda

Capitulo 4 Emociones

Después de decirle mi nombre, él se ha presentado diciéndome el suyo, Alan. También me ha dicho que su padre se fue de casa hace unas semanas y aún no ha vuelto, de su madre no me ha dicho nada, así que supongo que algo malo habrá pasado con ella, cuando no quiere hablar del tema, mejor será no preguntar por ello.

Todo el camino ha estado hablando de lo divertida que ha sido mi escapatoria y lo sorprendido que estaba al ver que los humanos somos tan listos. Lo explicaba tan emocionado, como si hubiera sido él el que lo hubiera vivido, será que la adrenalina aún corre por sus venas.

Parece un niño pequeño.

No le estaba prestando mucha atención porque había algo que no dejaba de darle vueltas.

Si los humanos somos escoria, ¿Por qué me ha ayudado?

Diría que la primera vez que me ayudó es porque no sabía que era humana, cosa que descubrió al poco tiempo de salvarme. La segunda vez es la que me tiene en esta intriga, dice que le preguntó a los guardias porque quería saber más de mí, pero tuvo que decir algo que provocó que nos siguieran. Dijera lo que dijese... fue corriendo hasta mí para avisarme, antes de que ellos vinieran. Y es aquí donde entra la pregunta ¿Por qué?, ¿Solo porque quiere una esclava? No, esa no puede ser la respuesta, nadie pone en riesgo su vida para conseguir una esclava. ¿Por qué hizo eso al saber que luego lo perseguirían también a él?

Quizá... ¿Por qué se sintió culpable al delatarme? Aunque no me delato aposta.

Pero tampoco puede ser, porque me amenazó de entregarme si no era su esclava.

¿Cuál es la verdadera razón? Tiene que haber algo que se me escapa.

Le estoy prestando demasiada atención a un tema como este, pero me genera tantas dudas que no puedo pensar con claridad, mi cabeza no puede concentrase en otra cosa hasta que resuelva esa pregunta.

-Y entonces cuando ibas corriendo a toda velocidad y esos sátiros estaban a punto de atraparte... ¡BAM! Frenas y das media vuelta haciendo que...- en ese momento le corté preguntándole aquello que me tenía tan intrigada.

-Alan, ¿Por qué me has ayudado?- me he puesto delante suya cortándole el paso, le he mirado a los ojos fijamente, ellos me darán la pista para ver si dice o no la verdad.

-¿Eh? ¿Por qué?- se ha pasado una mano por el pelo y ha desviado la mirada- no sé, supongo que porque quería una nueva esclava.

Es lo mismo que hizo la primera vez que hablé con él. ¿Quizá es esa la señal que me indica que está nervioso? Debe serlo, y eso significa que me está mintiendo.

-¿Y vas a poner en riesgo tú vida para conseguir a una esclava? No puedo creer que hayas hecho eso, sabiendo que te iban a perseguir por ayudarme, que no podrías volver a tu casa.- he podido ver como la sorpresa invadía su cuerpo; han sido tan solo unos segundos, pues rápidamente me ha devuelto la mirada, sonriéndome con superioridad.

-Llevas razón, lo más seguro es porque me has dado pena.- seguía con esa sonrisa de superioridad y le he respondido expresando una cara de incredulidad.

Si algo bueno tenemos los humanos; es que podemos expresarnos fácilmente, haciendo que los demás sepan lo que pensamos sin necesidad de palabras. Aunque eso, es también una espada de doble filo.

Alan se ha quedado pensativo, después ha seguido hablando con semblante serio.

-Quizá me ha dado pena saber que te iban a matar y que yo había ayudado a atraparte. ¿No te preocupaba que te atrapasen? ¿Por qué no has pedido ayuda?- la ira ha invadido mi cuerpo y un montón de insultos rozaban la punta de mis labios, apunto de salir. Un montón de insultos hacia la ignorancia de ese chico, que piensa que el mundo es un lugar de rosas. He cerrado los puños con fuerza y a la vez mis ojos, para intentar calmar el vendaval de ira, seguido de odio a las criaturas, que he acumulado todos estos años.