Capítulo 2

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­Domingo, 22 de enero de 2007

(Sierra Nevada, Granada)

Como lo había pensado, Anja y Cartavio se llevaron muy bien. Y es que la españolita tiene un carisma sin igual. Aunque yo tuve que conocer su otra faceta durante esa noche en Praga.

En apenas unos días ya hemos conocido gran parte de Barcelona en compañía de María Pía. Centros comerciales, restaurantes y una que otra discoteca ya estaba en mi lista de próximas visitas nocturnas. Además, el departamento que compartiré con Anja tiene una excelente vista panorámica de la playa de la Barceloneta. Ya deseo que sea verano para tomar el sol en la arena y bañarme en las azulinas aguas. Cosa que nunca hice en Nueva York.

El día de mi cumpleaños le había enviado un mensaje a María Pía. Era simple, pero con mucho significado para las dos.

"Domíname"

Lo pensé bastante desde Navidad. De verdad quiero descubrir mis límites. Y si puedo lograrlo mediante un excitante juego con Cartavio, entonces bienvenida. Luego de aceptar, solamente le envíe mensajes para consultarle algunas dudas sobre el BDSM. A lo que ella me contestaba que sería mejor hablarlo en persona y que investigara todo lo que pudiera.

Puede que con Arantxa haya jugado a algo parecido - placer y dolor -, pero sé muy bien que la relación de ama y sumisa va más allá que eso. Y por alguna razón Arantxa siempre se mostró distante con ello. Recuerdo muy bien que mencionó que sus juegos no tienen una tendencia así. Sin embargo, la última vez que jugamos en su oficina, luego de mi exposición, tomé su cabello con fuerza y eso la excitó más. Arantxa sigue siendo una incógnita, pero ya no quiero saber más de ella.

Ayer por la noche llegamos a las montañas de Sierra Nevada. Aquí pasaríamos algunos divertidos días antes de iniciar el semestre en la universidad. Anja no me acompañó, ya que el lunes inicia su escuela de ballet. Así que tendré un par de días a solas con la españolita.

Hoy era el día tan esperando. El viento helado, mucha nieve y un paisaje hermoso enfrente mío. Todo señalaba que va a ser un día perfecto.

Había quedado en desayunar con Cartavio en el restaurante del hotel a las 07:57. Bastante precisa era la hora acordada. Por lo que leí en internet, a las personas dominantes les encanta la disciplina. Incluida la puntualidad, por eso la hora o al menos es lo que supongo.

Cruzo la puerta del restaurante exactamente cuando el minutero de mi reloj se desplaza. Sonrío como si fuese un logro y mereciera una estrellita en la frente.

La españolita de ojos verdes grisáceos estaba en la mesa más cercana a las ventanas, admirando cómo la nieve caía sobre el lago congelado. Me acerqué con decisión y su mirada de niña cayó sobre mí.

— ¡Hola Mila! Muy puntual. — Saluda con emoción.

— Es parte del juego. — Digo divertida.

— Estoy ansiosa por escuchar tu contraoferta y ponernos a "jugar", así como lo llamas.

— ¿Tú cómo le dices? — Pregunto algo curiosa.

— Simplemente una sesión de sexo. — Suspira — Pero me encanta tu creatividad. Juntas haremos muchas travesuras en Barcelona.

— Eso espero. — Me relamo los labios con solo pensarlo.

Cartavio levanta la mano y truena sus dedos. A los segundos aparece un grupo de camareros con ricos platillos y los sirven con rapidez en la mesa. Definitivamente a esta mujer le encanta que el mundo esté rendido a sus pies.

¿Jugamos? DomínameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora