Capítulo 5

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Lunes, 19 de febrero de 2008

(Barcelona, España)

- Entonces, nos reunimos el jueves por la tarde con el resto del grupo para terminar con el informe.

- Sí, estaría bien a la hora que te dije. Ya debo irme, quedé en almorzar con una amiga. Nos vemos Liam.

Me despido con un beso en la mejilla, y tomo el camino contrario hacia la salida de la universidad. Desde hace horas que no caminaba por más de cinco minutos. Noto el peso de llevarlas dentro, desde la mañana me he sentido excitada, deseada... ufff he tenido que disimular muy bien cada uno de mis movimientos y en especial mis sonrisas.

Anja ya debería estar en la puerta esperándome para comer en ese restaurante de comida italiana que tanto nos gusta. Este nuevo semestre en la universidad me había sentado mejor de lo que me imaginé. Por un lado, las asignaturas eran más pesadas y complicadas, pero ello suponía un reto académico el cual me tenía fascinada en ganar. Y, por otro lado, la vida social por fin la tenía de mi lado. Hacer nuevos amigos y amigas no me había costado más que un par de "holas" acompañadas de mi encantador carisma.

Mis compañeros de clase eran todos extranjeros de diversos países de Europa, por lo que las asignaturas eran dictadas en inglés. A excepción de Contabilidad Financiera que la llevaba en idioma español y me ha costado horrores entender la mitad de lo que dice el profesor. Claro que desde el primer día más de un chico se ha ofrecido a traducirme los apuntes.

- ¡Mila! – Me saluda efusivamente mi amiga rusa.

- Hasta que te veo. Desapareciste luego de la clase de Teoría Económica.

- A mi adorado grupo se le ocurrió reunirnos para planificar el proyecto. No tienes idea de lo cansado que ha sido pasar toda la mañana en la biblioteca.

- Esos son los placeres de ya ser estudiantes de segundo año. Más responsabilidades y menos horas libres. – Comento graciosa.

Caminamos unos minutos por las aglomeradas calles de la ciudad hasta el restaurante. Por suerte aún había sitios libres en las mesas exteriores, ordenamos un par de lasañas y gaseosas frías.

- Quién lo diría, ya casi cumplimos el primer mes de clases aquí en España. – Dice tras darle un bocado al delicioso platillo.

- Al principio tenía mis dudas de venir a estudiar hasta acá, pero creo que fue la mejor decisión que tomé.

Salir de Nueva York había sido una especie de escape de los recuerdos que me aferraban a Arantxa.

- Lo dices por tu amiga la españolita, ¿o me equivoco?

- Cartavio es una delicia de mujer. – Respondo en un tono malicioso.

- Umm pues todavía no me has dicho nada sobre ese viaje que hicieron a Sierra Nevada y eso que vivimos en el mismo departamento. – Señala en tono acusador.

Sonrío al recordar esa divertida semana que pasamos juntas, y en especial, durante la noche en que cambiamos nuestros roles de juego. Ahora yo dominaba a María Pía, con un solo beso pude romper a sus inquebrantables defensas.

Sin entrar a grandes detalles, le relato el juego que me había propuesto en Praga y las reglas que establecimos. Ahora no cometía el mismo error que con Arantxa, quizás si le hubiese contado desde el principio todo lo de las cartas a Anja, me hubiese dado un buen consejo para no salir con el corazón destrozado.

¿Jugamos? DomínameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora