Capítulo 8

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Viernes, 14 de diciembre de 2007

(Barcelona, España)

Por fin libre, pensé, al cruzar la puerta del salón y andar por los silenciosos pasillos de la facultad en dirección hacia la rotonda. El examen final de Marketing había sido el último de los que debía rendir este semestre. Y lamentablemente, también es la asignatura con la que me despido de Barcelona. Estos doce meses se han pasado en un respiro y en cierta forma siento nostalgia por dejar atrás tantos recuerdos.

No solo es decirle adiós a los buenos amigos que he hecho aquí, sino, también a Pía y nuestros mejores momentos. Claro que el "jugar" siempre me ha fascinado y más con ella, pero todo este tiempo no solo me limité a ello. Paseamos de arriba abajo y de este a oeste por todo España, conociendo un sinfín de lugares; algunos buenos y otros no tanto. No me equivoco al afirmar que ha sido uno de los mejores años de mi vida.

Me encantaría faltar a la cena navideña a la que debo acompañar a mis papás, pero seguro que me desheredarían y eso no es una opción. Ahora sé muy bien que sin dinero y poder, simplemente serás pisoteado en este mundillo de gente hipócrita.

- Hey Mila, que tal te fue en el examen. – Exclama Thierry, un buen amigo francés que conocí este semestre.

- Y todavía se lo preguntas. – Interviene Véronique, su enamorada, mientras se sientan a mi lado. – Si siempre obtiene 100/100.

- ¡Cómo hablas así...! – bromeo – Si de vez en cuando obtengo una calificación de dos cifras.

Los tres nos reímos por mi comentario y empezamos a comparar las respuestas que aún se mantienen frescas en nuestras memorias.

- Creo que será motivo de una gran celebración. – Dice con emoción Thierry. – Obtendremos la misma nota que la legendaria Mila.

- ¿Legendaria? Con que me llames tu diosa omnipotente me es suficiente. – Contesto sonriente.

- Ay ustedes dos. Extrañaré sus graciosas discusiones luego de cada de examen.

- Véro – susurré con el cariño que en estos meses les había tomado a ambos. – si te pones sentimental, yo también tendré que hacerlo.

- Charla de chicas, creo que aquí sobro.

Ya estoy acostumbrada a sus frases, por lo que no me inmuto y continúo.

- Todavía tienes una invitación para vernos en Moscú, incluso puedes traer al pesado de Thierry. – Le lanzo una falsa mirada de odio, a lo cual se ríe.

- Es un hecho que iremos a visitarte y tienes que hacer lo mismo. Te esperaremos en Marsella cada verano. – Exclama con los ojos a punto de echarse a llorar.

- Pero ustedes dos parece que se están despidiendo como si fuese el último día en Barcelona.

- Pff nunca entenderás los lazos de amistad de las mujeres. – Argumento.

Luego de despedirnos y prometernos que nos visitaremos, voy hacia el jardín principal para encontrarme con Pía. Ella estaba más contenta que yo por haber rendido bien sus exámenes. Salimos de la universidad envueltas en la conversación sobre el fin de ciclo.

- La última fiesta del semestre siempre es la mejor. Imagino que no viajarás antes.

- No me la perdería por nada. – Respondo animada. – Aunque será en la playa en pleno invierno, a quién se le pudo ocurrir algo así. – Me quejo

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