Capítulo 13

3.8K 165 5
                                    

Escuché los pasos de Edward acercandose nuevamente hacía mi, mi visión estaba totalmente bloqueada, tal como sí fuese ciega, Edward me había cegado temporalmente, en forma líteral.

Me dí vuelta y palpé con mis manos el aire sin exito tratando de encontrar el pequeño muro, la risa de Edward se oyó cuando lo hice.

-No te rias, tú no estás ciego temporalmente.

-No, no lo estoy, y lo agradezco, porque sí lo estuviera no podría observarte tan de cerca como lo he soñado.

-Edward... –Suspiré.

Finalmente encontré el muro y me aferré con mis manos a él, dandole la espalda a Edward en signo de rechazo, me daba miedo estár sola con el profugo psicópata asesino de Ethan, pero debía ocultar mi miedo.

Sentí como sí Edward pudiese oler el miedo a kilómetros, diablos, estoy muerta sí lo hace.

Sentí unas manos en bajo mis brazos.

El cuerpo de Edward estaba pegado al mío, había pasado sus brazos por debajo de los míos, y estaba desabotonando el primer botón de mi camisa, aparté sus brazos y sentí su respiración cerca de mi oído.

-El que impone las reglas aquí soy yo.

-¿Se supone que este es un juego? –Pregunté incomoda.

-Sí, el juego lo controlo yo, tú obedeces a las reglas que yo impongo, yo hago algo y tú debes estár de acuerdo. –Asentí con la cabeza miedosa –Ahora empezaremos, Jade. –Susurró sobre mi cuello y jadeé levemente.

Desabotonó los dos botones superiores de mi camisa, y en ese mismo momentó recorde que por la mañana luego de tomar el baño no me había puesto un bra, maldije por lo bajo.

Acomodó el escote de mi camisa y siguió desabrochando los botones a medida de que bajaban.

La camisa quedó totalmente desprendida y Edward la abrió de par en par, bajó con dos de sus dedos la camisa por mi hombro y rozó con la yema de sus dedos mi piel.

-No llevas bra, por dios. –Susurró Edward sobre mi espalda y negué con la cabeza.

Edward delineó con sus dedos una marca de nacimiento que tenía en la espalda y rápidamente sentí su húmeda lengua en la misma zona, eché la cabeza a el lado contrario de donde él estaba.

Su húmeda lengua fue subiendo hasta mi cuello y allí Edward mordió delicadamente mi nuca.

Edward era una explosión de lujuría, frialdad, maldad, odio, rabia, sensualidad, pero sobre todo, él era manipulador.

Me aparté unos pasos hacía la derecha y me solté de Edward.

-¿Qué haces? –Murmuró frío y seguramente estaba tensando su mandibula.

-¿Qué haces tú?

-Ya te lo he dicho ¿Debo repetirte las reglas del juego? Estoy siendo bueno. –Edward era tan frío, en momentos como este tenía ganas de romper a llorar, me daba muchísimo miedo.

-Edward, dime como termina éste juego.

-No lo sé, todo depende de como tú te comportes.

-Oh... Yo lo siento.

-Sí, de seguro lo sientes.

-¿Edward por qué eres tan duro? –Pregunté temerosa de su respuesta.

-¿Qué? –Preguntó desconcertado.

-Eres tan frío... ¿Por qué?

-Porque he aprendido a ser duro y frío, porque cuando no lo eres abusan de tí.

-Lo siento.

-No, no lo sientes.

-Edward yo...

-Tú no lo sientes y punto, no me engañas, sé cuando las personas mienten, sé cuando dicen la verdad, sé cuando tienen miedo, sé cuando están tranquilos, sé cuando están nerviosos... –Edward se movió a mi otro ladó y se inclinó sobre mi oído, sentí su respiración chocar contra este –Jade yo sé todo. –Se volvió a alejar quedando solamente a mi lado.

-Eso es imposible.

-No, no es imposible, nada es imposible, Jade, sé que tu estás más nerviosa que judío en campo de concentración nazi, sé que tienes muchísimo miedo de mi, lo sé, porque yo puedo saberlo todo.

-¿Cómo le haces?

-Creo que es psicologico, desde pequeño siempre mi madre le decía a los demás 'El pequeño Edward tiene poderes, el es un niño único, aunque muchos lo traten de que es un fenómeno' Personalmente, nunca me han tratado de 'fenómeno' la única fue mi madre. –Dijo Edward nostálgico –La conversación ha tomado un giro ¿Lo has notado?

-¿A qué te refieres?

-A que ahora tú haces las preguntas y yo las respondo.

-Lo siento, no sabía que te molestaba hablar de tu vida personal.

-No me molesta, sólo que aún no quiero hacerlo, no contigo.

-¿Entonces...?

-Jade debo irme...

-¿A dónde?

-No importa, debo irme.

-¿Cuando sabré sí sacarme la venda de los ojos?

-Cuenta hasta 30, y yo ya no estaré aquí.

Sentí los labios de Edward sobre mi frente, olí ligeramente su perfume, era único, dios mío, este hombre me mataba.

Conté mentalmente hasta 30 cuando escuché sus pasos alejarse, finalmente saqué mi venda y la guardé en un bolsillo, ya no había nadie allí, como sí hubiese estado todo el tiempo sola.

Abroché nuevamente mi camisa, el juego con Edward era muy érotico.

Caminé hasta la puerta de azotea para volver al apartamento de Liam, y había una nota pegada escrita a mano.

Debía de ser la letra de Edward.

«Ilusiones rápidas, sufrimientos largos, quizá ahora no me comprendas, pero con el tiempo lo sabrás, Edward»

Definitivamente había sido Edward, la había dejado cuando se fue.

Guardé la pequeña nota en mi bolsillo y salí de la azotea.

ObservadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora