Capítulo 52

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Maratón 1/2




-Jade, despierta, vamos –Dijo Harry moviéndome el brazo.

-¿Qué?

-Despiértate, vamos Jade.

-¿Qué paso?

-1; te dormiste con un cigarrillo encendido en la mano, sí no hubiese estado despierto todo éste tiempo hubieras provocado un incendio y 2; han abierto la puerta de abajo, con llave, creo que es… ¿Tu madre?

-Y Matthew.

-¿Tienes un hermano llamado Matthew?

-¿Qué? ¡No! Es el hijo de su prima.

-Oh, vale, pero no sé, ve a fijarte tú, creerán que soy un ladrón de hogares, o vengo a irrumpir su vida.

-Lo has hecho con la mía.

-Cállate y baja a ver –Murmuró histérico.


¿Harry estaba nervioso? Nunca lo había notado así, así que podía usarlo en su contra o no, pero ahora en mi mente tenía prioridad el hecho de que mi mamá había llegado con Matt y aún no había inventado nada sobre Harry porque me la había pasado durmiendo, iba a tener que improvisar, no lo podría esconder, porque, pensaba quedarme dos días en su casa ahora que ya no tenía escapatoria de Harry y se notaba mucho más accesible.

Me senté sobre la cama y me paré para dirigirme al pasillo, una vez allí fui hasta las escaleras y las bajé mientras estiraba la camiseta de Paulie un poco hacia abajo, sabría que mi mamá diría algo sobre que era indecente vestirse así, después de todo, tenía 22 años, pero tampoco tenía 13.

Una vez abajo, asomé la cabeza y vi a Matthew con un tazón lleno de moras, sosteniéndoselo a mi madre, mientras ella ordenaba unas cosas de la cocina de espaldas a él, me acerqué a Matthew y le saqué el tazón de las manos, y le hice una señal de que se callara, porque quería sorprender a mamá.


-…Entonces, podrías suspender el vuelo, y quedarte aquí para que llame a Jade y a Anne, la hermana de Jade ¿La recuerdas Matthew? La que tiene dos hijos, Kay y Josy, aunque Kay sea nombre más de mujer… –Decía mi madre sin mirar atrás –¿Matthew me estás escuchando? –Dijo mientras se daba vuelta y dejaba la cuchilla sobre la mesada.

-Mamá tu siempre te vas de tema.

-¿Jade? Oh cielo –Dijo y me abrazó –¿Cómo estás? ¿Dónde está Ethan? ¿Qué haces aquí? ¡Estás tan grande!

-¡Mamá, por favor! –Chillé –No vine con Ethan… –Me interrumpió.

-De seguro lo extrañas, ¿Verdad? Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama.

-No mamá, tú no entiendes, él murió.

-Lo dices metafóricamente porque se pelearon ¿Cierto? –Preguntó.

-No, es literal, y no quiero hablar sobre eso, está 6 metros bajo tierra en un cementerio, sí hubiese vuelto más tarde de ese viaje… Ya, luego te cuento eso, estoy bien, pero tengo un pequeño problema arriba. –Señalé el techo.

-¿Viniste con Anne, Viktor y los niños? –Preguntó emocionada.

-No, ew, ni loca, vine con otra persona, un amigo.

-¿Qué clase de ‘amigo’? –Pregunto Matt entrometiéndose en la conversación. –¿Te contó tu madre que hace casi dos meses estoy aquí?

-No, pero tú siempre vienes cerca de las navidades, y es un amigo Matt, sólo eso… –Dudé.

-Sí, claro. –Rodó sus ojos.

-Vete a la mierda Matthew, mamá ¿Se puede quedar?

-Mientras no intenten nada, sí.

-¡Mamá! Claro que no.

-Bien, yo llamaré a la madre de Ethan y… –Dirigió su vista a mis brazos –¿Tú tienes tatuajes? –Preguntó enojada.

-Yo… Tengo que irme arriba de nuevo. –Dije tratando de escapar y sonreí.

-Tú no te vas a ninguna parte –Dijo señalándome con su dedo acusador –¿Qué diablos pensabas cuando te los hicistes? Por favor, Jade.

-Mamá, tengo 22 años.

-¡Tienes 22 años! Por dios, ya veté a tu cuarto con quienquiera que estés, haciendo quien sabe qué, lamento lo de Ethan, me caía fantásticamente bien.

-Mamá, ya basta. –Le gruñí –Lamento lo que debes soportar, Matt.


Me di la vuelta y subí a la habitación con el tazón de moras, ya qué, las comería, no había pasado ni un rato y mamá ya estaba criticándome por alguna cosa que a ella le pareciese mal o que no fuese ‘correcto’ para una persona con sentido de coherencia.

Escuché la voz de Harry y me detuve para oír lo que él decía, estaba hablando por teléfono.


-No, no puedo –Dijo –No estoy en Inglaterra, no, pero te aseguro que ni bien llegue… –Su voz disminuyó –¿Qué? Hum… No lo creo, supongo que estará bien… No suelo dejarla sola en casa, es rara, no sé lo que puede hacer… –Dijo en un tono extraño –Tú sabes el tipo de cosas que hace cuando la dejo sola a ella… Bueno… –Dijo mientras reía –Fíjate lo que haga, adiós.


‘Ella’ ¿Qué? ¿Harry tenía una novia? ¿O a qué se refería? El ‘Tú sabes el tipo de cosas que hace cuando la dejo sola a ella’ no sonaba como un lazo familiar o amistoso, oh no, por dios ¿Por qué me preguntaba esto? Sí hace menos de 24 horas lo odiaba y estaba muerta de miedo con su presencia.

Las sospechas de tener aprecio hacia a él tenían que ser sólo parte de mi imaginación, sí, tenía que ser eso, no podía haber otra explicación, porque yo… No, entonces ¿Cómo explicaba haberle dicho ‘te quiero’? No, no, ya nada tenía sentido.
Entré a la habitación con el tazón de moras y se lo extendí a Harry para que tomase algunas, y tomó sólo una, lo que se me hizo extraño.


-¿No te gustan? –Le pregunté.

-En realidad –Dijo mirándome a los ojos –Unnca antes las había probado.

-¿En serio? –Asintió con la cabeza –Bueno, sí te gustan aquí tienes muchas más.

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