Capítulo 3

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Después de estar con Sonia me fui a casa. Preparé la comida ya que mi madre se había ido con Sandra por ahí cuando volvió, muy bonito. Cuando llegaron,  ya estaba a la mesa.

-Perdón por tardar, ya sabes como es tu hermana a la hora de decidir ropa - Ah, que se había ido a comprar ropa sin mi, más bonito aún. - Mira, te hemos traído un vestido precioso para que te lo pongas en alguna fiesta.

Era muy bonito pero...-¿Rojo pasión mamá?-.

- Lo elegí yo, es para que enamores a alguien- Contestó Sandra sonriendo maliciosamente.

-Cállate tú- le dije.

- Chicas, chicas, no nos peleemos eh. Naomi, el vestido me encantó y solo lo había de ese color, si no te gusta se cambia, pero ahora comamos que se enfría. - Interrumpió la discusión mi madre.

-No, es precioso , gracias. - Contesté.

-Pues después quiero verte con el puesto, seguro que te sienta genial.- Rogó ella.

Comimos y me probé el vestido a petición de mi madre. No me dejó ni hacer la digestión. La verdad es que no me sentía mal con él. Era muy bonito, tipo palabra de honor, no entiendo mucho de estas cosas pero este me gustó bastante. Después del desfile, y etcéteras, me preparé para ir a casa de Sonia. No voy a mentir, me preparé mejor que el día que fui al dentista. No es que quisiese
impresionar, que por parte también un poco, pero quería ir "arregladilla".

A las 18.00 estaba lista. Bajé y le conté mis planes a mamá. Parecía contenta de que por fin me relacionase, asi que no tuve ningún problema en que me dejase ir. No creo que me vuelva a repetir la frasecita de que tenía que hacer amigos, como si tuviese 10 años, menudo alivio.

Después de despedirme, me dirigí a la casa de Sonia. Ella me había explicado más o menos donde era y como era su casa: verde, con el tejado blanco, bastante llamativa, como para no distinguirla. Además , para asegurarse de que no me perdiese me dijo que tenía un portal marrón, y una valla alrededor de la casa del mismo color.
Llegué, y la anfitriona me recibió cuando llamé al timbre, y me invitó a pasar. Para mi sorpresa, ya estaban allí todos. Olé, quedé como la tardona del grupo, perfecto para dar buena impresión.

Estuvimos jugando a la consola que había traído Raúl. Jugamos al juego este de cantar y , mi madre... Dábamos pena, pero aún sacábamos una buena puntuación. Me lo estaba pasando en grande, sobre todo, cuando Sergio y Raúl hicieron un dúo de una canción de amor. Creo que hacía mucho tiempo que no me reía tanto. Me levanté y fui a por una bebida, después del consentimiento de Sonia. Cuando  estaba cogiendo la botella en la nevera, alguien me habló por detrás :

-Me han dicho que Madrid no te ha impresionado mucho. - Era Sergio, estaba a mi espalda.

-Por dios, ¿vuestra pandilla es una experta en dar sustos o algo?

Se rió - Bueno, nos damos sustos los unos a los otros, va así.

-Entonces te debo un susto.

- Si eres capaz de asustarme, claro -  sonrió - no me has contestado.

-¿Perdón? - Pregunté.

- Te decía,  que me han dicho que Madrid no te ha impresionado. - Insistió serio.

- Pues no, no mucho, no como Barcelona claro.

- Ay barcelonesa, eso es porque no tienes a un buen guía. - Dijo burlonamente esta vez.

- Le estás llamando mala guía a Sonia. -  no pude evitar sonreir.

- Bueno, eso, o me estoy llamando buen guía a mi - sonrió y se inclinó, creo que no me había puesto más roja en toda mi vida. Nuestros rostros estaban a unos 4 cm - ¿Me dejas coger una bebida a mi también? Esto de cantar te deja la boca seca.

Mi punto débilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora