Llegué a casa a las 21.00 de la noche. Mi madre me echó la bronca del siglo dado que el hospital se enteró de quienes eramos los individuos que pusieron todo el establecimiento patas arriba y hecho un caos.
Simplemente llamaron a mamá y le contaron todo lo ocurrido, así que como uno se puede imaginar me ha castigado por días, semanas o meses, ya no sé. Primero se queja de que no salgo y ahora que tengo amigos y me lo paso bien, me prohíbe salir. Quien la entendiera... La verdad es que lo que hizo el loco este no estuvo bien, no estuvo nada bien. Pero hay que admitir que me reí demasiado, si lo recuerdo no puedo evitar sonreír. Pero eso sí, menudas agujetas de correr.
Creo que algo me está diciendo que haga más ejercicio, me apuntaré a un gimnasio, pero cuando la situación se tranquilice. No voy a llegar a junto de mi madre y soltarle la tontería de: "Hola mami, al asaltar el hospital con una silla de ruedas me he dado cuenta de que debo hacer más ejercicio,¿puedo ir a un gimnasio?" Por Dios, me mata.
Hoy ha sido un día normal dentro de esta condena de castigo. Me he levantado a las 12.00, si no puedo salir al menos aprovecharé el tiempo durmiendo. Que no se diga que no lucho por mis sueños. Al cabo de media hora de despertarme desayuné, fui a la ducha, y vi la tele. Más tarde comí, en una conversación silenciosa protagonizada por el masticar.
Estaba ya en mi habitación, tumbada en cama con el ordenador. Oh, verano, como te quiero. Haber aprobado todas en Junio tiene su merecido, sí señor. Estoy escuchando música pero hay un ruido que me molesta y me quito los cascos para oír con intensidad para saber el origen de este y calmarlo. Tras un corto periodo de tiempo me doy cuenta de que se produce contra la ventana, hay algo dándole golpes. Salgo a ver y abajo hay una persona tirando piedras.
-Mi madre te va a matar como te vea, ¿qué haces aquí?
- ¿Oye así tratas a tu Romeo que ha venido a rescatarte?
Me río. -No seas tonta, Sonia. Tienes más pinta de príncipe.
Se ríe conmigo y contesta. -Sal, vamos a ir todos a dar un vuelta. Raúl ya se ha recuperado casi del todo, asi que vamos a celebrarlo. Llevas dos semanas aquí dentro, ni siquiera he podido contactar contigo por el móvil.
-Ya sabes que no puedo, mi madre está histérica desde lo del hospital, me ha castigado y quitado el móvil.
- Ese es otro tema, siempre hacéis las cosas más divertidas cuando no estoy. Pero a lo que íbamos, tú déjame a mi.-
Veo como desaparece de mi rango de vista y se oculta bajo el soportal del edificio y llama. Susurro su nombre para que no haga ninguna tontería, pero no me hace caso. Escucho voces abajo de mi madre y ella, y en minutos se abre mi puerta de mi habitación, y la rubia entra por ella.-¿Cómo lo has echo?-Pregunto sonriendo.
Se ríe. -Simplemente le he dicho que vamos a ver a Raúl, que ya está mejorado, que llevas mucho tiempo encerrada, que necesitas aire y que te vigilaré para que no se vuelva a repetir lo que ocurrió.
-Ya veo. ¿Asi que me vas a vigilar, Mami 2?
- Sí hija, asi que nada de drogas ni chicos que te tengo a la vista, ¿entendido? A cambiarse que ya llegamos tarde.
Me río y voy corriendo a darle un abrazo y le susurro gracias. Abro el armario y me pongo lo primero que veo. Nos vamos a paso acelerado hacia la casa de Raúl, aunque primero paramos en casa de Sonia a por unos refrescos y aperitivos.
Llegamos a casa de Raúl y en poco tiempo me saludó todo el mundo alegrados de que estuviese de vuelta. Sin más dilación decidimos ir a dar un paseo primero, y a la noche cuando volviésemos ver una película con lo que habíamos cogido en casa de Sonia.
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Mi punto débil
Подростковая литератураSergio dice que todo el mundo tiene algo, un punto débil con el cual nuestros enemigos podrían hundirnos. ¿Cuál es el tuyo?