Capítulo 9

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Capítulo 9 [Narra Laurent]

Albania duerme en mi brazo, me encanta contemplar su mirada, me gusta demasiado, considero que fue algo atrevido comprar esas tangas, vaya cómo me hubiese encantado mirarla, con sus grandes caderas y

Correo de Isabel: Laurent en cuánto llegues a New York, ten la amabilidad de llamarme.

Sí tan sólo Albania supiera que está conmigo por mi culpa le acaricio la frente y la beso

-Albania, ya llegamos – está abriendo los ojos

-¿enserio?

-Si, vamos – tomo las maletas – Nueva York –

-Exactamente princesa mía, estamos en Nueva York

Entramos a una calle y giramos hasta topar con el departamento de David e Isabel, desempacamos y Albania se queda dormida, debe estar cansada, la tapo y salgo de la habitación a realizar algunas llamadas.

[Narra Albania]

Otra vez me he quedado dormida, son las cinco de la mañana, miro a Laurent en su laptop, me regresa la mirada con una sonrisa – Muñequita despertaste- y regresa la mirada a la laptop.

-Sí, creo que si - me levanto de la cama y contemplo el cielo azulado distorsionado.

-¿quieres desayunar? Ayer no comiste nada – se levanta de la silla y se estira, Dios mío que sexy es me mojo el labio inferior – claro que hay- contesto adormilada – te puedo cocinar un sándwich o tal vez arroz o pasta y más pasta – reímos atontados – un sándwich – contesto y me siento en la mesa y él se dirige hacia la cocina, finalmente regresa con dos sándwiches en la mano. Desayunamos juntos, me pregunto sobre Urs, le conté toda la historia y yo le pregunte por su familia, me contesto que era soltero, pero que eso no significaba que no estuviera interesado en alguien.

- ¿en quién? – le pregunte divertida

-No te lo diré

-Vamos Laurent, ¿Por qué no?

-No puedes saberlo ma petit

-¿y qué tal con esto? - me levante, lo tome por los hombros y lo bese apasionadamente, me toma de la cintura y me pega contra la pared, el gato que habita en el departamento nos detiene tirando el jarrón de la mesa. Nos miramos

-Laurent ¿ahora sí me dirás?

-Besas muy rico, demasiado bien, pero no te lo diré.

Laurent ha decidido que es hora de irnos, hacemos maletas, estamos en el aeropuerto y suena mi teléfono, es ¿Isabel...?

-Bueno

-Hola Albania

-Hola Isabel ¿cómo están todos por allá?

-Muy bien, el pequeño Dave creciendo y David trabajando

-Que hermoso, me los saludas, estoy con Laurent, ya lo sabías, ¿no?

-Si, de hecho, te quiero decir que no te preocupes por el trabajo, me he enterado de todo lo que está pasando, no quiero que te pase nada hermana.

-Gracias Issy, también te quiero.

Miro el teléfono y cuelgo, mi hermana me acaba de llamar hermana, digo justo cuándo Laurent está frente a mí, con una cara de asombrado

-¿cómo que Isabel y tú son hermanas?

-Pues ya ves, las cosas pasan cuándo suceden – río nerviosa.

-¿y bien? – me abraza, que lindo.

-Pues cómo lo pudiste escuchar, somos hermanas, éramos muy unidas, es decir, lo somos pero no tanto, crecimos juntas, nos distanciamos cuándo conoció a David, y aún más cuando se casaron-

-Es decir que, ¿no le caes para nada bien a David?

-Algo así, en el trabajo no me llama hermana, pero, cuando regrese de Argentina, después de arreglar las cosas con Urs, David me ofreció todo su apoyo. Fue un cambio repentino y bueno, tengo un sobrino ahora, no esperaba menos que esto.

-Ahora, tengo otra duda ¿Qué hace una psicóloga en una oficina?

-Pues preferí trabajar con Issy a vender aguas locas – rio divertida.

-Entonces yo te daré empleo, sé mi psicóloga y doctora, sólo mía por favor

-Bueno, está bien – accedo divertida. Se me acerca y me roba un beso, tan rápido y tan dulce, caigo en sus brazos, me toma de la cintura, comienza a acariciar mi pecho, intento desabrochar su camisa, tercer botón

-¡Señores estamos en un aeropuerto, hay gente aquí! – grita un oficial molesto. Nos dejamos de besar, se abrocha la camisa, yo el short, ¡fue una calentura nada más! No deseo nada de él. No. Lo miro, adivinando sus risas, nos carcajeamos en el avión. Claro una calentura nada más.

Aterrizamos en Madrid, la ciudad me pareció hermosa y cálida en cuánto aterrice, nos quedaremos eventualmente en el departamento de Mr. Popularidad, al parecer se hizo de muy buenos amigos, interesante, llegamos al departamento y sólo veo una habitación.

-Queridísimo Señor Popularidad, ¿dónde dormirá usted?

-Pues claro que con usted diablilla – me mira dulcemente y se acerca, puedo mirar de cerca sus ojos verdes, ese lunar en la comisura del labio superior izquierdo, me encanta, lo amo, o quizás no, quizás sólo desvarió, es demasiado atractivo, comienzo a llorar, lo que siento es muy fuerte, sé que ha sido muy poco tiempo, el amor es universal, no entendemos de otra manera el amor; es cómo algo que me quema aquí en el pecho, dónde llevo grabado tu nombre.

-Usted me mata mi amor – me susurro Laurent al oído. Me recargo en su hombro, lo abrazo más fuerte, me gustaría confesarle lo que siento, algo sobrenatural, abro la boca, nos miramos, suena mi teléfono, ¡que impertinente mi hermana!

Contesto y Laurent sale, platico con Isabel, le conté lo que sentía.

-Si de verdad sientes que lo amas, ve y díselo, dile lo que sientes cuando lo ves, cuando escuchas su vos, cuando ríen juntos, Albania, el amor es universal, no importa el tiempo que lo conozcas, suena loco, pero cuándo no esperamos algo a lo que llama amor, se nos puede ir de las manos. –

Termine de hablar con Issy, me levante, tome una chamarra y salí a buscarlo, camine por algunas calles, por las calles de Madrid, comenzó a llover no mucho después de que salí, me gusta sentir la lluvia en mi rostro, no importa mojarme, corro, y sigo corriendo, me siento bien bajo la tormenta, no puede pasarme nada, es agua, agua que siento en mis mejillas calientes, estoy dispuesta a declararle mi amor, sí es que lo puedo llamar así, nunca en mi vida me he sentido tan segura de quererme entregar completamente a una persona, la persona que robo mi corazón. Me detengo frente a él.

-Albania ¿Por qué estás mojada?

-Laurent yo, es que yo te

Me detengo ante la figura que está a su lado, esos ojos verdes brillantes como gato asechando, Sébastien.

Desastre (Adagio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora