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11 días 14 horas 32 minutos 06 segundos. Tiempo lineal 8.

Aquella chica de pelo azul observaba como los segundo pasaban en aquel reloj que su amigo Tomio le muestra en el holograma. Tiene miedo y sus manos sudan al pensar de que sus cosas tal ves no funciones y que todo que está haciendo es en vano.

Toca sus aretes y respira hondo para después soltarlo todo, debía tranquilizarse, con la duda no llega a ningún lado.

—Tomio, trata de contactar con Mayami y pídele un informe de todo lo que ocurrió desde la última vez que hablamos.

—Claro Akiko-san.

Suspiró una vez que cerró su reloj, estaba nerviosa por más que intentara ocultarlo. Su corazón late a mil por hora y miles de pensamientos cruzan por su mente produciéndole un leve dolor de cabeza.

Ató su corto pelo en una cola, sus puntas rozaba su nuca haciendo que de vez en cuando le hiciera cosquillas. 

—Otto-sama, ¿qué estás haciendo?—le cuestionó una vez estuvo cerca de él, estaban en la cocina mientras él preparaba algo para comer con ayuda de Ayami que le dictaba cada paso de una receta que él encontró en internet.— Se ve delicioso—comentó viendo aquella carne se doraba y un delicioso aroma desprendía.—.  ¿Necesitas qué te ayude en algo?

—¿Puedes poner la mesa Aki-chan?

Le sonrió de lado mientras la miraba por el rabillo del ojo. La chica tardó en reaccionar, el recuerdo de su padre le vino a la mente, un hombre mayor, que apenas había crecido comparándolo con su yo de preparatoria, que seguía conservando su mirada dócil y cuando sonreía apenas se le notaba unas arrugas en la comisura de sus ojos.

—¿Akiko?

—Ah, s-sí, ahora, lo siento.

La chica comenzó a poner la mesa, llenándose de recuerdos, llenándose de ese sentimiento y esa voz diciendo "vuelve a casa ahora" pero no quería, no debía, no hasta que todo este calmo, no hasta que sea la presentación. "Quedan pocos días" se dijo la chica mientras sonreía y terminaba de poner los cubiertos y una tabla de madera en medio.

—Ya está la comida, hazte a un lado, puedo quemarte.

Ella hizo caso y él puso la bandeja en la tabla, la comía se veía deliciosa.

—¿Estás bien?—preguntó Kuroko hacia su hija.

Ella sin dar respuesta abrazó a su padre y lloriqueó.

—Quiero....volver.

Él sin decir nada la apretó un poco tratando de que ella dejara de temblar, su corazón se estrujaba a cada quejido que largaba, ver a su hija del futuro triste era lo que menos quería, la quería, la amaba y verla triste le dolía.

—Te quiero Akiko, por favor no llores.

La chica lo separó gentilmente y ambos se sentaron a comer en sumo silencio, ella con la mirada perdida y él con su mirada de preocupación sobre ella.

(...)

Kuroko miró su reloj sobre su mesa de noche, el cual marcaba las 3:45 am, se levantó y estiró su cuerpo y se dirigió al baño, y antes de volver a la cama pasó por la habitación donde Akiko dormía, abrió la puerta y la vio mirando un álbum de fotos sentaba como indio sobre la cama.

—¿Qué es lo que haces?

Ella levantó la vista del álbum, sonrió a su padre y acomodó un mechón detrás de su oreja.

—No podía dormir y encontré un álbum y comencé a ver.

Él se sentó a su lado y ella lo acomodó así también él podía verlas.

|AU| Future Line [Kuroko no Basket]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora