|AU| Future Line [Kuroko no Basket]

Line 10.

02 días 22 horas 21 minutos 34 segundos. Tiempo lineal: 10.

Miraba su hoja dudosa mientras golpeaba la mesa con el bolígrafo pintando apenas la madera con la tinta. Chasqueó su lengua, se estaba impacientando, tenía un montón de cosas que escribir, pero ahora no podía.

—Vamos Akiko, relájate, respira hondo y escribe.

Hizo lo que se dijo y las palabras fluyeron nuevamente. Sintiendo que todo su peso se iba con cada letra que escribía.

—Akiko-san, una llamada de Mayami.

Ella dejó el bolígrafo de lado y atendió la transmisión.

—Akiko, Escucha, tuve que salir del cuartel.

—¡¿Qué?!

—Tranquila, estoy bien, el teletranspotador también, al menos el portátil, al otro lo destruyeron.

—¿Quiénes?

—Las máquinas, repetían una y otra vez "destruir". Unos rebeldes me salvaron y me encuentro bien, vuelve en cuanto puedas.

—Entendido, mañana a las 18 horas voy....te veo mañana Mayami.

—Nos vemos.

Aquella chica pelirroja cortó la transmisión para luego recibir un mensaje de su padre.

"Más te vale que lo que estés haciendo funcione, estamos bien, no te preocupes, te amamos y....regresa pronto Aki-chan"

Ella sonrió y enjuagó sus lágrimas.

—Lo supieron....tontos, me hubieran dicho.

(...)

—Tetsuya, mañana, podemos después de tu entrenamiento ir a tomar unas malteadas.

—Yo mañana no tengo entrenamiento—dijo el chico.

—Mejor entonces ¿aceptas?

—Sí.

Ella sonrió y fue llamada por sus amigas, saludó a Kurok con la mano y se alejó trotando hacia sus amigas.

—Kuroko, ¿me acompañas a llevar esto a la sala de maestros.

Kagami llevaba un apila de cuadernos sobre su brazos, Kuroko tomó casi la mitad de ellos y juntos caminaron hacia la sala de maestros.

—Con permiso—dijeron los dos al abrir la puerta con ayuda del pie de Kagami.

—Oh, gracias chicos, los estaba esperando—dijo una mujer agarrando todos los cuadernos, agradeció una vez más y ambos chicos salieron.

(...)

01 días 06 horas 21 minutos 34 segundos Tiempo lineal: 10

Padre e hija caminaban juntos tomando sus maletadas, él tranquilo y ella nerviosa y apurada.

—Ah, estuvo delicioso—dijo ella mientras tiraba aquel vaso a un basurero—. Gracias Otto-sama.

—Por nada—dijo y tomó lo último que quedaba, el sorbete hizo ruido al tratar de tomar las últimas gotas y él lo tiro al mismo tacho que ella.

—¿Sabes Otto-sama? Me divertí muchísimo estos treinta días que pasé contigo. 

—Con más razón deberías quedarte.

—No puedo, no debo cambiar el destino.

Su reloj emitió un pitido a lo que ella lo frenó y Tomio habló.

—Akiko-san, ya es tiempo.

—Sí, gracias Tomio.

Se miraron en silencio, ella sonreía y él evitaba su mirada.