VII

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Las batas blancas siguieron intentando probar que era mi culpa. No se abstuvieron cuando les conté lo que me había sucedido la noche anterior, ni me creyeron que la culpa era de Él. No confiaban en mí.

Frente a la imposibilidad de hacer algo más, decidieron llevarme a mi casa, darme un par de pastillas que tendría que tomar el resto de mi vida y poco más. El caso nunca se resolvió; decidieron culpar al único que no se podía defender. Y estoy seguro que si estás leyendo esto; debo estar en camino de que me suceda, de nuevo, lo mismo.

Aunque todo este en mi contra, sé que tú lo sabes. Sabes que no es mi culpa, sabes que él fue. Pero pasaría mucho tiempo hasta que regresara; y no tenía intenciones de que lo hiciera. Estaba entrando al secundario y de repente quería tener algo de normalidad en mi vida.

autobiografía de un don nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora