IV

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Comenzó a pasar el tiempo y los dos comenzamos a crecer juntos. Teníamos la misma edad y a pesar de que tuviéramos gustos similares, comenzamos a ser personas muy diferentes. Comenzó a ser muy diferente a mí. Me hablaba de cosas que no llegaba a comprender, diría que creció más rápido que yo. O quizás siempre fue mayor que yo y no lo había notado.

Intento repensar esos años, buscando algo que me dé un indicio de lo último, pero no lo encuentro. En fin, el tiempo que empezamos a pasar era cada vez menor; también fomentado por mis padres que lo describían como una mala influencia y mis demás familiares que les sorprendía la relación que tenía con él. Sin embargo, el tiempo que pasábamos juntos era increíble, disfrutábamos como niños de la compañía del otro y aunque pasaran los años, cada vez que nos veíamos aprendíamos algo nuevo del otro.

En la escuela no podía acompañarme, así que no hablaba con mucha gente. Esperaba con ansias el momento en el cual podía a volver a mi casa a pasar tiempo con mi amigo. No me importaba nada más.

Esos años fueron mágicos, los mejores de mi vida, antes de que todo se fuera al diablo. Antes de la primera noche en la cual mi amigo me abandono.


autobiografía de un don nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora