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Al bajar nos encontramos con el papá de Nathan, al cual todavía le desconocía el nombre y a la que parecía ser la mamá.

-Hola, pequeño. -sonrió la mujer besando su mejilla.

-Hola, mamá. -le devolvió la sonrisa mientras la saludaba. Me tomó de la cintura para acercarme a él y a sus padres. - Ella es Alexa, mi novia. -me observó a mí y luego a su mamá.

-Oh es un placer conocerte. -me sonrió besando mi mejilla.

-El placer es mío.

-Hola, Alexa. -me sonrió su papá antes de besar mi mano.- Hola, Nate.

-Hola papá.

La cena no estaba lista aún así que nos sentamos en el living a conversar. Estábamos sentados en dos sillones, Nathan y yo en uno, y frente a nosotros sus padres.

- ¿Así que tienes 19 años? -dijo su mamá. Asentí.

- ¿Y qué piensas estudiar? -agregó su papá. Bien ahora no sabía que responder.

-Le he dicho que por ahora no se preocupe pensando en qué va a estudiar. ¿No, amor?

-Si. -sonreí ¿Cómo hace para inventar tan rápido?

-Aunque insiste con ser abogada... -continuó. Las miradas de admiración hacía mi iban en aumento. - Yo no la he dejado. -sonrió. - Pienso que las mujeres deben estar en casa. Más cuando ya nos casemos y vengan hijos, debe estar con ellos mientras yo trabaje.

-Buena forma de pensar. –agregó su mamá.

-La cena está servida. - nos interrumpió una chica, la cual también desconocía. De seguro era una de las nuevas que contrató esta tarde.

Los cuatro nos levantamos de los sillones y comenzamos a caminar hacía el comedor.

-Nate...-susurré antes de entrar al comedor. - ¿Cómo se llaman?

-Mi mamá es Kami y mi papá es Monte. -me dio un leve empujón para que caminara.

La cena estuvo tranquila. Nate y Monte hablaban de negocios y dinero. Kami y yo nos limitábamos a escuchar ya que ninguna de las dos entendíamos a que se referían.

-Y bueno...-dijo la castaña cambiando de tema. - ¿Qué tienen pensado para la boda?

¿La boda? -pensé en mi interior. - Yo no pienso casarme, ¡y menos con Nathan!.

-Aun nada, pero ya vamos a hablar con más tranquilidad. -respondió. - Lo que pasa es que últimamente tengo mucho trabajo y casi no estamos juntos, pero ya vamos a comenzar a planear. -me pateó por debajo de la mesa. Sólo sonreí fingidamente.

-Oh... pero tienen que conseguir un lindo salón. -me sonrió. - ¿No crees, Alexa? Yo estaba pensando en que podemos adornar con flores blancas.

-Sí, es una muy buena idea. - me limité a decir antes de que le arruinara la fantasía a estos dos.

-Habíamos hablado de hacer la celebración aquí en el jardín de la casa, es bastante grande y si se decora bien puede quedar muy lindo. -agregó Nathan.

-Me gusta la idea. -respondió Monte.

Y el resto de la cena y el postre, se pusieron a hablar de "nuestra boda". Ja, ja, ja ¡yo ni loca me caso con ese psicópata que solo sabe hablarme mal!

Se retiraron cerca de media noche, dejándonos solos con las empleadas nuevas.

-Bien, todo salió perfecto. -dijo luego de cerrar la puerta con pestillo.

- ¿Ya me explicas todo eso? -me pare enfrente suyo colocando mis manos en mis caderas. - ¡Yo no me casaré contigo así que no planees mucho, Maloley! - dije moviendo el pie con nerviosísmo.

-Te hago una pregunta... -dijo ignorando mis palabras. - ¿Yo te pregunte sobre la boda?

- ¿Qué? -dije sin entender. - ¡Responde a lo que te dije! -casi le grité.

-Mira, es así de simple, quieras o no te casarás conmigo.

- ¡Pues, no quiero y no lo haré porque no eres nadie para decirme que debo hacer y qué no! -le grité. Dos empleadas se asomaron desde la cocina para observar.

- ¿Amor? -dijo dándose cuenta de que nos miraban. - ¿Podemos seguir la conversación en la habitación? -me dio un leve empujón tomándome de la cintura.

-Nathan, es en serio. -susurré mientras subíamos. - No me casaré contigo y...-me interrumpió.

- ¡Cállate! -dijo de mala gana, pero sin levantar el tono de voz. - Sube hasta mi habitación.

Entramos a su habitación y cerró con llave la puerta.

-Siéntate ahí. -me señaló su cama. Obedecí. – Mira... -comenzó a hablar con nerviosísmo. - ... es simple, nos casamos en un mes.

- ¡¿Qué?! -dije en un intento de grito. - ¡No!

-Si. -se sentó a mi lado. - Es que en serio tengo que casarme, ¿para qué crees que te compré? -me estaba intimidando con la mirada. - Es por trabajo. -agregó. - Y aunque seas menor de edad te puedes casar porque yo soy tu tutor y yo firmo el permiso.

-No puedes casarme en contra de mi voluntad.

- ¿Qué te hace pensar eso? -preguntó con malicia. – Alexa, soy Nathan Maloley. -agregó.

-Ya, ni te creas. -dije agachando la mirada. - En serio, no quiero casarme contigo, ¿qué no te importa lo que yo piense?

- ¿Sinceramente? -dijo haciendo una mueca que se confundía con una burla, pero en fin no lo era. - No, no mucho.

- ¡Ahhh, por Dios! -me levanté de la cama. - No quiero casarme contigo, ya demasiado tengo con la muerte de mi padre, que me subasten y que justo me toque vivir contigo. Nathan, no seas así de malo. -las lágrimas querían salir. - ¿Acaso no tienes sentimientos?

- Todo mundo tiene sentimientos, y no creas que yo no los tengo porque soy una de las personas que más sufren en este planeta.

- ¿Y es por eso que me haces sufrir a mí? -dije acercándome a él. - No - me - casaré -  contigo. -articulé las palabras para que entendiera mejor.

-Si lo harás. -se levantó de la cama.

- ¡Puedo ser tu hija si quieres, puedo ser tu mucama si prefieres, pero no me obligues a casarme contigo!

-Perdona, pero ya lo estoy haciendo. Estas cordialmente invitada a nuestra boda.

***

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❝LA BELLA Y LA BESTIA❞ |Nate Maloley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora