Soledad engañosa.

9 1 1
                                    

Ha anochecido, y parece que mi pronóstico ha fallado, estoy en medio de la nada perdido con menos de la mitad de mi último pan y un lobezno hambriento que no dejaba de chillar por que le diera más pan. No me pesa, he decidido protegerle, pero si me resulta más difícil, siendo que no puedo ni conmigo, se ha vuelto más complicado y he notado que esta carretera no es muy transitada, creo que han hecho otra mejor, esta tiene baches y muchas curvas muy cerradas, y eso me ha hecho preguntarme varias veces hacia donde va realmente. Estoy muy cansado y me siento desfallecer, no sé a donde voy y es una noche bastante frío, pero no tengo dónde quedarme, así que sigo caminando, mientras mi pequeño acompañante se arremolina cómodamente entre la chamarra que le sirve de cobijo, parece contento. Me sentaré un momento al lado de algún árbol escondido sin perder de vista la carretera, quizá alguien me quiera llevar, sé en la cárcel de los genios había algunos que decían que para escapar de su vida normal se fueron como yo caminando por una carretera y los recogían los que iban en sus autos, y que por un acto de caridad los llevaban más cerca de su destino, aunque ni ellos sabían a donde iban. Lo que también es posible es que nunca les haya pasado realmente eso, sino que hayan sido sólo visiones, ellos sí estaban locos. Río ante el pensamiento y al mismo tiempo me recuesto dejando que me gane el cansancio sin quererlo, hasta que me quedo perdidamente dormido.

<><<<<<<<<><<<<<<<<><<<<<<<<<<><<<<<<<<<<><<<<<<<<<<><<<<<<<<><<<<<<<<<><<<<<<<>

Despierto feliz por mi sueño y con una mueca de entre dolor e intranquilidad, ha sido un bello sueño y he dormido tranquilo a pesar de todo lo que pasó ayer, me estiro un poco, terminado de despertarme hasta que me doy cuenta de que estoy en una pequeña cabaña hecha con paredes de madera mal puesta y techo de algo parecido a lamina, pero hecha a mano, según parece. 

Me sobresalto y miro a mi alrededor sin saber qué sucede, estoy sin zapatos, pero no siento frío en los pies, ya ha amanecido, aunque parece que no ha pasado muco de eso, el sol no ha terminado de salir. No sé donde estoy ni cómo he llegado hasta aquí, pero según parece no he llegado simplemente porque sí, más bien parece que me han traído, y mi miedo no radica en quien lo ha hecho, sino quién más se ha enterado de que estoy yo aquí y sepa que me están buscando. No quiero que me encuentren, y ahí está realmente mi miedo. 

Me levanto buscando a mi captor y me doy cuenta de que la pequeña choza es bastante humilde, no parece haber muchas cosas más allá de viejas baratijas, utensilios antiguos de cocina desgastados como si aún se usaran, una pequeña chimenea improvisada y un poco de leña fresca, junto a una puerta que no sé a donde va, según se ve es otro cuarto pero ni rastro de quien me ha traído hasta aquí. Ni de Tommy, como he decidido antes de dormir que le pondré a mi amigo lobezno, no lo veo por ningún lado y comienzo a preocuparme un poco por su bienestar, mientras lo busco cauteloso de no ser escuchado por algún indeseable presente que me vaya a amargar mi plan. Podría hacer cosas malas con aquel que me ha desviado de mi camino, pero no quiero ni pensar en lo que pasaría si perdiera el control y me detuvieran, eso significaría más problemas para mi,  y ahora mismo es lo último que necesito. 

Escucho un tímido ladrido de mi pequeño nuevo amigo y lo busco, está envuelto en la misma chamarra que le había puesto yo la noche anterior con un plato con piezas de polo crudo frente a él, según parecía ya la había pasado bien consumiendo ese pollo, y lo miré con ternura, mientras sentía un breve vacío en el estomago. Me acerqué para acariciarlo, cuando de pronto escucho la puerta abrirse a mis espaldas. Tomo a Tommy en mis brazos junto con las piezas de pollo que de algo me han de servir y volteo decidido a escapar si tengo la posibilidad de hacerlo. 

Miro a un viejito, ya calvo y con barba de meses en la puerta sin intensiones ni muchas fuerzas de detenerme, me pregunto cómo me ha traído hasta acá sin arrastrarme. Me mira como sorprendido de verme de pie y toma un poco de aire para toser un poco. 

-Veo que te has levantado, ¿Tienes hambre?- Me dice mientras cierra la puerta sin seguro y se dirige a lo que parece una cocina improvisada.

-Sí, me he levantado, no me he dando cuenta de cuando me ha traído aquí.- Le digo un poco confuso pero sin mostrarme intranquilo.

-Estabas muy dormido, parece que has pasado bastante tiempo fuera de casa, bueno, aun no tanto, pero es notorio que no eres de por aquí. Deja al pequeño y el pollo ahí, vamos a charlar.- Me dice mientras se sienta y sirve en una taza un poco de café que trae del otro cuarto en una olla de barro.

-Preferiría irme, tengo un largo camino.- Le digo y me dirijo hacia la puerta con mis pertenencias y mi amigo, antes de que salga me dice:

-¿Y a dónde vas?, según vi no tenías un rumbo fijo, o ibas hacía un pueblo fantasma.- Me dice y me detengo en seco para seguir escuchándolo pero el no dice más.

-Bueno, me quedaré.- Digo cuando veo que no me responde nada y me siento con las piernas cruzadas al lado de él. Me da una taza de lo que bebe y yo la acepto, le doy un gran sorbo y regreso la cara casi tirándolo, está muy caliente.

-Lo lamente, está caliente.- Me dice con una mirada risueña. Sé que lo ha hecho a propósito para reír un rato, y le sonrió tranquilo.

-Gracias por decirlo antes.- Le digo confianzudo y un poco molesto.

-De nada, ahora dime, ¿Qué te ha hecho perderte en la nada en una carretera que no va a ninguna parte?-. Pregunta a quema ropa.

-Nada, he querido iniciar la búsqueda de mí mismo. ¿Qué lo hace vivir tan sólo justo aquí, donde quiera que sea?

-Pues parecía que más bien querías perderte.- Dice sin to ni son.-Pero en fin, ya me contarás. No hay porque apresurar las cosas. Yo sobrevivo aquí, y tengo todo lo que quiero, no necesito someterme a ese maldito sistema que tiene ahorcados a todos en la ciudad.

-En eso tiene razón aunque parece una morada muy... humilde, ¿No le da frío en lo inviernos o cosas por el estilo?¿No le preocupa lo que pase fuera de aquí?-Le digo curioso, logró despertar mi curiosidad y parece que no tendré que meterme en su mente para entenderlo.

-No, no son asuntos que me incluyan a mi, soy muy viejo, y ya no me toman en consideración. Este mundo esta loco, a los que aún no nacen los mata y a quien ya saben mucho, por viejos, los desecha. Por eso estoy mejor aquí.- Me dice terminantemente y cada vez me intereso más en su vida, parece que será otro día largo y parece que él me podrá ayudar a lograr mi objetivo.


¿Crees que estoy loco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora