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El ojichocolate, sonrojado hasta las orejas, estaba dispuesto a contestar, como lo haría comúnmente, más una irritante voz interrumpió a su bolígrafo.

-¿Ahora que te ocurre, cerdo? - dijo JJ, el chico "popular", que solía molestar a  los nuevos, pero, por alguna extraña razón, nunca recibía una merecida paliza.

- Cierra la puta boca, Leroy - evidentemente, estas indiscretas palabras no fueron pronunciadas por Yuuri, sino por tocayo ruso, el cual, acompañado por su primo mayor, y por alguna extraña razón, estaban en el aula sin ser necesariamente su hora, cabe mencionar que estaban dispuestos a destrozarle su narcisista rostro si contestaba con más insultos, o incluso si Yuuri reaccionaba mal ante el apodo "cerdo".

- ¿Pero qué tenemos aquí? El anciano y su perrito faldero, la niña linda- y antes de que alguien pudiese respirar, Yurio había levantado su pierna tan alto como para darle un buen puntapié en la cara a JJ, y satisfechos por como una lágrima de sangre del espesor de un hilo goteaba de la comisura de sus labios, se fueron, o al menos estaban dispuestos a hacerlo.

-Oye... Sólo dime ¿Cuál es tu nombre? ¿Por qué me ayudas? - preguntó Yuuri lleno de curiosidad, el cual fue callado por el suave y delicado contacto con los labios del platinado, aunque no duró ni un segundo, se sintió como una corriente de sentimientos.

-Yuuri, no te cuestiones. Yo te amo, te llevo amando más de lo que crees. Y siempre estaré si es que me necesitas para hablar, desahogarte o lo que sea. Y también voy a estar para protegerte cuando o donde sea, no importa lo que cueste.

music {Victuuri}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora