Capítulo V

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     Era sábado y no había ocurrido nada nuevo durante el mes pasado, Sky se encontraba en su habitación, leyendo uno de los muchos libros de su abuelo, y pudo notar que desde la última página, caía un papel, era una carta, estaba en latín, era la letra de su abuelo, y lo único que se entendía dentro de eso, era la palabra "Sky" en el final, escrito con letras grandes y hermosas, iba dirigida a ella, eso era algo seguro. Se acostó sobre su cama de espalda, mientras descifraba lo que ahí decía. Lo único valioso que sacó de ahí fue la palabra: "Deus" que debía ser "Dios".

     "Genial, algo más por traducir" maldecía, mientras sacaba su laptop para buscar en internet el significado, esta vez el traductor funcionó: "Cosas peores vendrán, el objetivo es destrozarme, ¡qué Dios se apiade de mí por haber elegido un amor imposible!". ¿Qué amor imposible?, ¿por qué alguien querría destrozarlo?, ella no entendía nada. Volteó al notar un ruido en su ventana, era ésta misma golpeándose contra su marco, no entendía en qué momento se había abierto. Caminó a cerrarla y al volver a su cama, notó que ahí estaba sentada Lizzeth.

     -¿Cómo diablos entraste? –exclamó Sky, con su corazón latiendo rápido por el susto.

     -Vine a devolver esto –traía una bolsa consigo, al parecer era la ropa que se le había quedado en el antro –le pedí a Simon que la trajera, pero en vez de acceder, se puso rojo, ¡vaya a saber uno por qué! –Sky sonrió mirando al suelo.

     -Pero... yo pregunté cómo...

     -Ah, por la ventana –interrumpió la pelirroja.

     Se escucharon pasos, y luego sonar la puerta, ésta se abrió y pasó la madre de Sky.

     -Hija, ¿con quién hablas? –preguntó curiosa.

     ¡Demonios! –Con Lizzeth, mamá, es una nueva amiga del instituto –Liz miró a Sky, haciendo un ademán de "cállate".

     -Ella no me ve, y no me escucha –dijo Lizzeth a la chica con algo de desesperación, que ahora no sabría qué contestar.

     -Me encanta que tengas nuevas amigas, y dime, ¿dónde está ella? Así le puedo saludar –sonrío sinceramente Gloria.

     -Mmm... -dudó un buen rato –se fue, un pequeño rato antes de que tú llegaras.

     -Qué raro, no la vi pasar –dudó –bueno, cuando venga de nuevo, me avisas, y así les puedo servir algo de comer –se retiró.

     -¡Maldición! Estuvo demasiado cerca –dijo Sky cuando su madre ya estaba lejos.

     -Ese es el problema con los néfilims que viven con algún sangre roja –respondió Lizzeth, mientras leía con mucha atención uno de los libros de Sky.

     -O sea, ¿en algún momento me tendré que ir? –Liz asintió con su cabeza.

     -Supongo cuando cumplas 18... o pronto –la pelirroja estaba distraída -¿Quieres ir a patrullar conmigo, ahora?

     -Supongo que sí, después de todo, hoy es sábado –tomó la espada que anteriormente Simon le había dado y la guardó en su cinturón.

     Salió de su casa, usando el collar de su abuelo, mientras daba una tonta excusa a su ingenua madre. A su lado iba Lizzeth, quien aún llevaba el libro de Sky en la mano, no se había despegado de él desde que lo abrió. "Si quieres puedes quedártelo" sonrió la castaña dulcemente, era un libro de matemáticas avanzadas. Caminaron lentamente hasta llegar al barrio rojo, "tengo que buscar armas" se excusó Lizzeth, Sky sólo asintió. Entraron rápidamente hasta llegar a la puerta. Liz, con su respectivo colgante, abrió la puerta y al ingresar ambas, la cerró.

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