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GRACE

Me veo al espejo y pongo las manos en mi cintura.

El vestido blanco con flores me queda como un tamal.

- ¡Agggh! -muevo mis pies y manos con frustración y negando con la cabeza, ato mi cabello ondulado en una cola de caballo.

Doy unos pasos hacia atrás y pongo un pie hacia adelante, modelando mis tenis amarillos.

Intento buscar algún ángulo en donde me vea presentable de algún modo.

Laterales, quedan fuera.

De frente, también.

Mirando a todos lados antes de hacerlo, le doy la espalda al espejo y miro mi trasero sobre el hombro.

Ni se nota con el vestido. Josh pensará que hago popó a través de un hoyo ubicado en mi espalda infinita.

¿Debo ponerme algo más ajustado?

¿A Josh le gustará?

Me cruzo de brazos.

Ya qué. No puedo mejorarme.

Me acerco al espejo y agarro mi labial rosa. Con cuidado y mucha concentración, me pinto los labios.

- ¡Hola, hola! -grita Sam, apareciendo de la nada con su súper velocidad.

Me sobresalto y el labial se corre.

Lo que faltaba.

-Sam, tienes que tocar antes de entrar- lo miro con mala cara.

Se para velozmente frente a mí y me sonríe.

-Mamá pregunta que qué vas a desayunar- me limpia con el pulgar, el labial que había manchado mi mejilla- Te ves genial. ¡¿Te maquillaste también los ojos?! -se acerca a ver mi delineado gráfico y abre la boca, sorprendido- Eres una verdadera artista, mira qué cosas tan creativas haces.

-Gracias- me sonrojo, desviando la mirada.

-Josh va a babear al verte- sonrío un poco y aliso las arrugas invisibles de mi vestido. Sam agarra mi mano y pasa su brazo por mi cintura, como en una posición de baile. Río cuando empezamos a balancearnos por mi cuarto al son de música inaudible- Oh, pequeñita, ese vestido se ve glorioso en ti- finge hablar como Josh y me río más, escondiendo mi cara contra su pecho.

-Eres un idiota.

Me da una vuelta, delicadamente y me abraza.

-Buenos días- me sonríe- ¿Qué quieres desayunar? Tengo que apresurarme. Mamá está algo estresada.

-Ehm... No sé, ¿huevos con tocino? - me encojo de hombros.

-Yo pedí lo mismo, pero con cereal.

- ¿El de colores?

-Obvio.

-También quiero.

-Orden de gemelos en camino- da un beso en la punta de mi nariz y corre velozmente fuera de mi habitación.

Me veo al espejo con una sonrisa.

Tal vez no me veo tan mal.

...

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina.

Sam está sentado en la encimera, tomando su vaso diario de sangre, hablando y riendo con papá.

-Huele a quemado- saludo.

- ¡Oh, mierda! -papá gruñe y va hacia la estufa para apagarla y ver con cara de sufrimiento la sartén- Los malditos huevos...

Sam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora