Cap 8 - "Familia"

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Sábado 24 de Diciembre del 2016:
Estaba cayendo en un agujero negro y mientras caía se oían voces a lo lejos... No pude divisar de quién era la voz, habían demasiadas, parecía que estuviera cayendo eternamente sin fin, hasta que al fin pude sentir una superficie blanda pero no parecía suelo, parecía una cama enorme porque no tenía fin cuando estaba corriendo o... ¿Me hice pequeña? Y lo más extraño es que no me dolió la caída, decidí explorar el lugar. Todo estaba oscuro pero si todo estaba oscuro ¿por qué yo podía verme? Oh quizá se deba a que.. ¿Estoy brillando? Tenía un vestido negro así como las que utilizaban las duquesas solo que este era negro y mis pies estaban descalzos. Empecé a buscar alguna salida así sea puerta o ventana, pero nada... Sentía pasto en mis pies, después algo húmedo. En este extraño mundo sombrío no había nada, hubo un largo silencio... Tengo muchas ganas de llorar pero así no solucionaré nada. — Me dije a mi misma limpiando las pequeñas gotas de mi rostro —. De pronto veo una bola azul que parecía algodón moviéndose a lo lejos, me acerqué y para mi mayor sorpresa es que... ¡¿Era un conejo?! ¡Pero los conejos no son azules! — Pensé —. Lo observé desconcertada. Poco a poco me acerqué más, en verdad era muy tierno. Hola ¿por qué eres azul? — Pregunté —. Debo de estar loca para hablarle a un conejo pero más por preguntarle eso. Porque el azul es uno de tus colores favoritos. — Respondió —. ¡Un conejo que habla! — Dije exaltada —. ¿Eso no es normal acaso? — Preguntó —. ¡Claro que no! ¡Los conejos no hablan! — Respondí —. Yo hablo porque... Esto es un sueño. — Respondió con voz macabra —. De pronto el conejo en vez de ser un tierno conejo azul se convirtió en una bestia colosal, tenía grandes colmillos, me eché a correr y él me perseguía tratando de devorarme. ¡Despierta! — Me dije golpeándo mi cabeza —. Corría a toda velocidad y de pronto apareció una puerta pequeña, demasiado pequeña... que tenía un letrero de "salida" entró solo la mitad de mi cuerpo ¡todo por ese maldito vestido! Estaba atorada, sentí los pasos que parecían temblores aproximarse, las lágrimas se me escapaban y... ¡Desperté! Tenía mucho sudor así que me levanté de la cama y fui a lavarme el rostro. ¿Qué clase de pesadilla era? ¡¿Angélica en el país de las maravillas?! ¡Qué horrible! ¡Ese lugar parecía un cementerio! Y todo por culpa de ese chico que estaba en mi casa por la noche... — Me dije a mí misma —. Me cambié mi pijama de conejos, ya no quiero ver más conejos en mi vida.

Felizmente en la casa no estaba nadie, ni mis hermanos. Quizá debieron ir a comprar. — Pensé —. Me quite la ropa, solo estaba con ropa interior ya que hacía demasiado calor, por lo que puse música para cantar, quería gritar ya que tenía la casa sola, pero ¿qué vale tener la casa sola? Si estoy más sola que la casa, comencé a cantar, me gusta mi voz cuando canto aunque la mayoría de veces fallo en las  tonaciones altas. Puse la canción de "Till there was you" de los Beatles comencé a cantar pensando en Fernando,  esa era una de las canciones que me dedicó, tenía ganas de llorar queriendo recobrar aquellas épocas... Cuando me cantaba con su guitarra y yo me tapaba el rostro porque no quería que me viera sonrojada. Acabó la canción y pare de cantar, me metí a la ducha, esta vez si me desnudé por completo, observé mi cuerpo de tono blanco y suave, pude notar que mi figura es esbelta, era muy delgada, mi cuerpo parecía un reloj de arena, mis cabellos ondeados que casi llegaban a mis caderas son castaño un poco claro, mis ojos marrones como las almendra, mis pestañas rizadas, cejas pobladas, labios rosados, también tenía muchos lunares en distintas zonas de mi cuerpo, como la mejilla, clavícula, senos y una marca de nacimiento en mi abdomen.

Salí de la ducha, me estaba secando mi cuerpo con la toalla y me puse un vestido azul, como ese conejo... Mejor, iré a visitar a mis primos, total están a la vuelta de mi casa, no es porque tenga miedo, solo quiero visitarlos. — Me mentí a mí misma —. Me puse unas sandalias azules y me fui de la casa.

Llegue a la casa de mis primos, mi abuelo estaba ahí. Ven que ya está el desayuno. — Dijo —. ¡Ya voy!  —Contesté —. Me senté en la mesa con mis primos, mis tíos y mis abuelos, estaban sirviendo el desayuno. Habían panes rellenos de Hot dog, café, camote con papas fritas y nachos con crema de guacamole. Era un festín, comí todo el desayuno, estaba tan rico... Agradecí por el desayuno, me levanté de la mesa y me eché en el mueble para conectarme WhatsApp ya que quería hablar con Fernando, no estaba en línea por lo que decidí esperarlo, pero poco a poco mis párpados se cerraban de a poquito a poquito y al final me quedé dormida en los brazos de Morfeo.

Desperté, menos mal esta vez no soñé nada, ya era de noche y Fernando no se conectaba. ¿Qué estará haciendo? —Pensé —. Salí a caminar, los niños reventaban cohetes, las familias se reunían, las parejas estaban acarameladas y algunas hasta ya estaban alunadas sedientas de sexo. Qué asco. — Pensé —. Me fui a la casa de mi padre, él no estaba ni mis medios hermanos, oh... ¡Ya recordé! Mi padre me dijo que se iría con la ballena esa y mis medios hermanos a celebrar la navidad con la familia de ella. Mi vista se empezó a nublar... ¡Bien! ¡No importa! ¡Mejor para mí! Podré hacer lo que yo quiera en navidad, qué felicidad... — Me mentí —. Me senté en una silla que estaba cerca al árbol. Después de todo, me quedaré sola en esta fecha donde se tiene que pasar en "familia", así es... Me quedaré sola... Siempre. — Dije —. Me quedé dormida, de pronto oí voces a los lejos, esas voces parecían las de... ¡¿Mis padres?! Cada vez se les oía con más claridad. Levántate pequeña dormilona ¡ya es navidad! — Dijo mi padre —. ¡Sí! ¡Levántate pequeña, la cena está lista! — Dijo mi madre —. Sí y después iremos a ver los fuegos artificiales ¡levántate o nos iremos sin ti!— Dijo mi padre —. ¡No! ¡Espérenme! ¡Quiero ir con ustedes! — Balbuceo —. ¡No me dejen! Esperen... — Grité extendiendo mi brazo —. Me levanté de la silla apresuradamente. ¡Mamá! ¡Papá! ¿Dónde están? — Grité corriendo —. Busqué corriendo por cada rincón de la casa, volví a la sala. No me dejen... — Sollocé —. Quería ir con ustedes... Aunque solo fue un sueño... — Pensé —. Me eche a llorar en la alfombra, lloré amargamente por horas. ¡No es justo! ¡¿Por qué se separaron sabiendo que la más afectada sería yo?! — Grité entre lágrimas —. Solo pensaron en ustedes par de idiotas... — Susurre —. Recordé todas las cosas que hacía con mis padres, risas, caídas, cariño, pero sobre todo unión... empecé a llorar peor... Y me quedé dormida de tanto llorar...

Efímeramente inefable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora