#3 Débil

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-¿Te vas a quedar ahí parado Nathaniel, o me vas a dejar continuar con mi clase?- la pregunta del profesor lo hace reaccionar, aparto mi mirada de la de él y la fijo en un par de alas que estaba empezando a dibujar en el cuaderno.

-¿Qué?... Oh, ahm… sí, claro.

Trago saliva nerviosamente, tengo la garganta seca, las manos sudorosas y se me cae el alma a los pies cuando caigo en la cuenta de que la única banca vacía es al lado de mí ¿Puedo tener peor suerte? Que me parta un rayo ahora mismo, por favor.

Comienza a dirigirse a la silla con una lentitud que demuestra que realmente no quiere sentarse al lado mío, empiezo a pensar que es más cobarde de lo que pensaba. Cuando pasa al lado de Taylor, ella le regala una sonrisa sarcástica a su hermano como diciéndole “Te lo mereces por idiota.” ¿Y yo me lo merezco? Sí, tal vez sí. Cuando pasa a un lado de mi para sentarse me llega hasta la nariz su aroma, ese delicioso aroma que siempre me ha encantado <<Elizabeth ¡Basta! ¡Concéntrate en la clase e ignóralo!>> Trato de hacerle caso a mi subconsciente pero estoy demasiado abrumada, me enfado conmigo misma por dejar que siga influyendo en mi de esa manera, enserio soy débil. Intento retomar mis garabatos pero cuando tomo el lápiz se resbala de mi mano cayendo al suelo, me voy a agachar para recogerlo cuando, por el rabillo del ojo, veo como una mano bronceada y grande lo hace primero, alzo mi mirada y él me está mirando detenidamente, ofreciéndomelo, carraspeo y conecto mi mirada otra vez con la suya.

-Gra… gracias.- lo tomo intentando que mi mano no entre en contacto con la suya, intento fallido. En vez de soltar mi lápiz, mantiene su agarre en el e indirectamente también en mi mano. Siento como si mi corazón fuera a mil por hora, se queda así un rato hasta que me suelta.

-De nada.- todo el tiempo ha tenido el ceño fruncido pero cuando aparta su mirada de la mía, sonríe hacia el pizarrón.

El tiempo se va más lento de lo normal y siento que voy a explotar de la frustración cuando por fin suena la campana. Tomo mis cosas deprisa y las meto a la mochila descuidadamente, tengo que salir de ahí, ya. Escucho que Taylor me llama, pero sigo caminando hacia la puerta cuando, al salir, choco con Harry.

-Hey tranquila, sé que me quieres pero no tienes que correr para poder verme.- sonríe burlonamente y yo le ruedo los ojos, lo tomo del brazo y lo saco de ahí al pasillo. –Oye oye- dice frenándome -¿Por qué la prisa? ¿Qué tienes?

-Nada… solo camina ¿Quieres?- intento seguir caminando, pero me detiene.

-No hasta que me digas que paso ¿Por qué estás tan nerviosa?

-Por nada, es solo…

-¡El!- me giro y veo a Taylor casi corriendo hacia nosotros. -¿Estás bien?

-¿Por qué no debería estarlo? ¿Elizabeth?- Harry me mira fijamente.

-No pasa nada, estoy bien es solo que…

-¿Elly?- me llaman, se justo de quien es esa voz, y la expresión de Taylor y el ceño fruncido de Harry me lo confirman aún más. Me giro lentamente y me encuentro con su intensa mirada verde fija en mí, amo esos ojos, son simplemente hermosos y se ve tan bien con su cabello cobrizo un poco desordenado, una de sus manos bajo la correa de su mochila en su hombro y esa postura que es simplemente perfecta. <<¡Deja de hacer eso Elizabeth! ¿Qué acaso no recuerdas todo lo que te hizo?>> Si, si lo hago. Me hirió y no hizo nada para repáralo, y lo odio por eso.

-Creí haberte dicho que no me llamaras así jamás.- Arque una ceja y vi, satisfecha, como se ponía tenso. Harry ahoga una risa detrás de mí.

-¿Este es el famoso Nathaniel?- lo apunta con su pulgar -Vaya, pensé que sería más… ya sabes… más… guapo. Creía que tenías mejores gustos El.- se ríe sin importarle que Nathe esté ahí.

Learn To Let GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora