Learn To Let Go

#2 Hay Que Hacerlo

-¡Elizabeth levántate!- fue lo único que escuche antes de terminar en el suelo con una sábana enredada en mi cuerpo.

 -¡Auch!- me recargue sobre mis hombros para verlo muriéndose de la risa. -¿Qué carajos sucede contigo Harold?

Todavía soltando pequeñas risitas y con entusiasmo fingido me dijo -Es nuestro primer día de escuela ¿Recuerdas?

Oh, es cierto, el primer día de clases, aunque solo lo será para nosotros porque el año escolar hace tres meses que empezó.
Tendré que enfrentarme a esa turba de adolescentes hormonales llamada sociedad escolar. Dejo caer mi cabeza en el suelo olvidando que es duro… auch, eso dolió. Me levanto, sobándomela.

-¿Era necesario tirarme de la cama?

-Llevo hablándote más de 20 minutos, no es mi culpa que tengas el sueño increíblemente pesado. Cámbiate que te prepare el desayuno.

-Oh no… ¿Tendrán que hospitalizarme por intoxicación después?- me lanza una mirada asesina, yo solo me rio.

-Ha ha, muy graciosa pero ya, enserio, no podemos llegar tarde o la doc se enojara. Además… Mike está aquí.- dicho esto sale de la habitación dando un portazo.

Mierda. Volveré a ver a Mike y estoy segura que un torrente de recuerdos van a regresar, solo con imaginarme cómo será nuestro “reencuentro” ya estoy recordando esa noche.

Me dirijo al baño y abro la llave de la regadera. Estuve como 10 minutos bajo el agua imaginándome cómo será el día de hoy… No será tan malo ¿Cierto? Tendré a Harry… es posible que vea a Taylor… pero también es muy posible que vea a Nathe.
Cada vez que pienso en él, siento como si el gran vacío que tengo en el pecho se hiciera más grande; yo le di todo, absolutamente todo de mí y él simplemente lo echo a perder… <<Deja de hacerte la mártir Elizabeth, ¿Y que si lo ves? demuéstrale que estas bien, que él ya no vale para ti.>> Salgo del baño y me visto. Bajo las escaleras de dos en dos y entro a la cocina.

-Vaya ¿Seguro que no nos dará algo?- Harry sí que se lució, preparo huevos estrellados con pan tostado y supongo que el jugo de naranja es de cartón porque no teníamos naranjas. -¿Lo hiciste todo tu?- le pregunto tomando una rebanada de pan.

-¿Enserio te sorprende tanto?

-Eh… si, un poco.- rueda los ojos. -Ya, no te enojes.- le sonrió con sarcasmo.

-Hola a ti también hermanita.- Mike entra a la cocina y siento un escalofrió.

-Mike.- se para frente a mí, arqueando las cejas y me mira fijamente a los ojos. Yo le sostengo la mirada hasta que la risa me gana, a él también. Me da un abrazo que yo correspondo y de repente es como si un cubo de agua fría me cayera encima y los recuerdos que he tratado de enterrar empiezan a salir a la luz, trato de reprimirlos. Mike nota mi tensión y se aparta.

-¿Estas bien?

-Si.- Le sonrío, nerviosa

-Elizabeth…

-Enserio, estoy bien.- me mira, insatisfecho. -Con todo Mike, no pasó nada ¿Cierto?- sonríe, con una de sus sonrisas que son famosas por derretir a las chicas.

-Cierto.

-Ah… bueno creo que ya conociste a Harold.- Me giro hacia él y veo que está sentado comiendo, ajeno a lo que pasa a su alrededor. Cuando escucha su nombre alza la cabeza.

-Sí y supongo que es tu novio.- casi me ahogo cuando escucho eso, Harry solo sonríe divertido.

-¡No! Harold es mi mejor amigo, solo mi amigo.