#9 El regreso de La Pesadilla

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El sonido de la alarma me despierta y lo tanteo hasta que se apaga. No quiero despertarme, no tengo ganas de lidiar con la vida hoy. Me dio una gripe horrorosa del día que me moje y todavía no se me quita, llevo como una semana así. Me levanto de la cama con la velocidad de una tortuga y me empiezo a arreglar para ir a la escuela.

Bajo y busco algo para comer, no tengo ganas de preparar nada (en realidad, nunca tengo ganas de preparar nada) así que saco el cartón de jugo del refrigerador y me sirvo un vaso. Me siento y espero a que Harry baje.

Escucho sus pasos en la escalera – ¿Lista? –asiento con la cabeza, salimos de la casa y nos subimos a la camioneta.

Cuando llegamos a la escuela al menos estornude unas cincuenta veces en el camino. Entramos y Taylor llega corriendo.

-Hola chicos ¿Cómo están? Yo estoy bien. ¿Vamos a la biblioteca? Si, vamos. De seguro Harry no la conoce todavía. Vamos –dice eso con una rapidez a la que me cuesta seguirle el ritmo. Nos toma del brazo y no empieza a jalar diciendo “vamos” de cuando en cuando.

A mitad del camino me detengo, haciendo que ambos se detengan también –Taylor ¿Sucede algo? Estas actuando raro…

-Claro, todo está perfecto. ¿Por qué algo debería estar mal? Todo bien –y dale con querer hablar rápido.

-Ella tiene razón ¿Estas bien Tay?

-Eh sí... sí… todo bien… todo –nerviosa, ve hacia todos lados, como si buscara algo o a alguien.

-Taylor me estas asustan…

-¡Jem! Qué bueno que te veo –me interrumpe y le grita a James que está a unos pasos de nosotros, primero se asusta por el repentino grito pero nos ve y sonríe, se acerca -¿Podrías hacerme un favor?

-Claro.

-¿Puedes llevar a El a la biblioteca? Es que quiere ir y Harold y yo tenemos… algo que hacer –cuando dice eso Harry enarca las cejas y la ve, sorprendido.

-¿Algo?

-¡Si Harold! Algo –sonríe nerviosa.

-Supongo que si… aunque no entiendo par…

-¡Gracias! –hoy Taylor quiere interrumpir personas. Le sonríe, toma a Harry de la mano y se van. -¡Nos vemos luego!

-Entonces ¿A la biblioteca? –me pregunta.

-Supongo –le sonrío.

Empezamos a platicar mientras caminamos, me cuenta que aparte de ser, y cito, el “excelente deportista que es”, también toca la guitarra y el bajo. Me sorprendo mucho con los gustos musicales que tiene, son muy parecidos a los míos. Y que le gusten es, bueno es sorprendente porque tiene pinta de niño bonito y a los niños bonitos no les gusta esa música.

-Estas enferma ¿Verdad?

-¿Se nota mucho? –le pregunto irónicamente. Se ríe.

-Solo un poco, pero te escuchas algo gangosa –se tapa la nariz con dos de sus dedos como si fueran pinzas e imita mi voz. Nos reímos juntos.

-¡Hey! ¡Yo no hablo así!

-¡Claro que sí! –sigue imitando mi voz cada vez que habla. –Oye, no quieres ir realmente a la biblioteca ¿Cierto?

-¿Por qué?

-Porque ya van como tres veces que pasamos por la entrada y me parece que no quieres entrar –le sonrío y niego con la cabeza. En ese momento suena la campana.

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