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feliz dia del amor y la amistad!!! les quiero mucho y espero les guste el cap.


Meses atrás

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Meses atrás...

Contar un poco de mi vida sería revelar la parte más oscura de mi ser...

Era un simple héroe de guerra en mi país, un americano que malgastaba su vida y sabía que estaba mal, me lo repetía todos los días... ¿Hasta cuándo Albert? ¿Hasta cuándo vas a seguir siendo el sucio Alfa que eres?

Recuerdo muy bien todo lo que mis manos han hecho, toda la sangre de guerras injustas, de la muerte de inocentes, todo el peso sobre mis manos. Soy... bueno, era un general.

En las noches no puedo dormir por escuchar los gritos, soñar con sangre, sentir la culpa invadir mi cuerpo... ¡Mierda! Había acabado con una raza casi completa de indígenas, todo porque yo debía cumplir las órdenes. Mi pelotón y yo lo habíamos hecho y no hay día en el que no me arrepienta por haber matado a tanta gente inocente, gente que me había abierto los brazos, confiados, los que me enseñaron su lengua y sus costumbres, aquellos que me habían dado comida y ropa, mientras que yo simplemente los había traicionado de la peor manera.

Agarré la botella de ron que tenía en la mano y le pegué un gran trago, a la mierda la vida, a la mierda si estoy borracho, solo quiero olvidar... no quiero recordar nada.

Todos me creen un héroe por haber cometido esa masacre y yo no puedo repudiar más ese título, después de eso y decepcionado de mí mismo, me recluí y abandoné todo, para convertirme en un simple borracho que derrochaba su poco dinero en putas y bebidas. Vivo en el bar de mala muerte en donde estoy y podría reírme de mí, si fuera posible.

De pronto, sentí una mano posarse en mi hombro, miré en esa dirección encontrándome con una cara muy conocida que no quería volver a ver.

—El gran Albert Wolfrosses sentado en la mesa de un burdel de Omegas, interesante vida amigo mío.

—Vete —rugí.

—También me da gusto de verte.

Bien, tenía que admitir que él no era malo pero me traía recuerdos de mi pasado. Cuando sus ojos verdes se posaron en mí tuve que hacerle caso.

—¿Qué quieres?

—Ofrecerte un trabajo.

—Sabes que me retire hace...

—¡Lo sé! ¡Pero es una gran oportunidad Albert!

—No lo sé...

—Ganarás muy bien...

Definitivamente necesitaba el dinero, qué más daba... si ya la había cagado muchas veces en mi vida, ¿qué más podría pasar?

—Bien...

—¡¡Oh amigo!! Seremos tú y yo en otra aventura.

—Cállate Tom.

—Vámonos.

El Sexto CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora