En un antiguo Japón un Omega se ve en la necesidad de volver a su pueblo después de un largo tiempo fuera, todo al enterarse de que su padre ha fallecido. Su deber al ser el único familiar vivo era regresar y estar presente.
El linaje samurái corre...
traducción: ''divertido?'' y el pequeño dije ''cola de caballo''
de verdad muchisimas gracias por el apoyo que le dieron a la historia y por todos sus votos! aqui el extra.
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—Espera... No, ¡no me pegues!
Sorato estaba enojado, su lindo y pequeño hermano —o ya no tan pequeño, ya que con 15 años era todo un galán—, había cometido el grave error de soltar la mano de su precioso Akira. Estaba por perder la cabeza, pero se abstuvo de pegarle una buena tunda por descuidado.
—Vete a la casa y espero que no te metas en más problemas. Te lo advierto, Kaoru.
—Ya, perdón —murmuró el Alfa.
Sorato agarró a su pequeño cachorro de tres añitos, él tenía la tez un poco oscura, su cabello era café y sus ojitos eran de color miel como los suyos, le recordaba a un abuelo que tuvo y admiró mucho. Estaba tan orgulloso de su Kai.
Sin embargo, aunque le encantaba mimar a su pequeño cachorro, ahora tenía que encontrar a su Akira antes de que algo malo le pasara, su belleza era muy llamativa y no todos tenían buenas intenciones con él.
Su corazón estaba acelerado por la preocupación, así que acomodó a Kai en su espalda apretando la sabana para que así no se cayera y pudo sentir las suaves manitas de su bebé tocando su espalda, emocionado por salir de paseo.
Sorato tuvo que llevar una de sus manos hacia atrás para tener mayor soporte ya que su niño pesaba y no quería apretujarlo más, luego sus ojos comenzaron a ver entre la multitud en busca de su primer cachorro.
Buscó por todos los rincones hasta llegar al inicio de la villa, en donde pudo escuchar el llanto de su cría causando que su corazón se oprimiera. Sin esperar ni un segundo, corrió rápidamente hacia el suave llanto, y, cuando este se escuchó más fuerte, empuñó la katana que tenía en su cintura.
Realmente no era que quisiera tenerla, lo que pasaba era que Albert la había olvidado y él iba a ir a dejársela, a pesar de eso, agradecía tenerla entre sus manos en estos momentos, si alguien quería robarse a su criatura iba a tener serios problemas.
Sorato llegó y vio a un extraño arrodillado enfrente de su hijo, quien lloraba tallando sus ojitos mientras temblaba. La furia que sintió fue demasiada, no sabía quién era ese hombre ni el motivo por el que estaba hablando con su hijo, así que simplemente empuñó la espada para después ponerla sobre el hombro del sujeto, haciendo que este se tensara y alejara sus grandes manos de Akira.
—Aléjese de mi hijo y juro que su sangre no correrá.
—¿No sería muy malo que mi sangre manchara el camino hacia Akinoyo? —dijo el extraño y Sorato mordió sus labios.
Claro que eso sería malo.
—Solo aléjese de mi hijo y todo estará bien, tiene mi palabra.
El sombrero en forma de cono que tenía no le dejaba ver casi nada, así que se sorprendió cuando el hombre volteó rápidamente, esquivando su espada con una poderosa estocada, Sorato se quedó sin aire y defendió su posición, hacía tanto tiempo que no tenía un combate.
