Capítulo 23

4.2K 233 4
                                    

Me remuevo en las sabanas de la siesta y un sueño vuelve a mi, años atrás...

-"¿ Pero por que estas celosa?"

-"Por que un hombre o una mujer hablamos mucho con una persona es porque esta interesado"

-" Pero a mi me interesas tú, Lolo"

- "Si me pongo así es porque confio en ti, no en los demás, si te pregunto es porque intento arreglar las cosas"

-" Vale"- responde Camila con tristeza

-" Y si te quedas tú ahora callada, es porque estas dejando que las cosas pasen y te estas dando por vencida."

- "Y cuando dejas de hacerlo es porque simplemente te das cuenta de que la perdiste"- responde Camila

- "¿Que intentas decirme, Camila?"

- " Que las cosas se acaban, pero te prometo que siempre estaré contigo, te amo"

-"No te vallas, te necesito de cualquier manera Camz"

- "Nunca me iré, te lo prometo"

Mis ojos se llenan de lagrimas al despertarme, no me puede volver ha hacer daño de esta forma... ya pasaron 3 años de esta estúpida conversación

Lauren se  despierta y se lamenta! No me apetece hacer nada hoy, pero nada más despertar olvida todo y piensa en su pequeña y en Camila, la Camila que ahora es, la Camila a la que ama, sin importar el daño, olvidando lo malo y recordando solo las buenas partes.

Camila se lamenta frustrada y le dice a Lauren

- ¡No puedo creer que llueva justo hoy! – exclamo mirando a través de la ventana del hotel.


- ¿Pues no es tan malo, o si? – pregunta mientras gatea en la alfombra jugando con Sophie.

- No. Pero me hubiese gustado disfrutar del aire libre.

- No esperaba otra respuesta de tu parte
– bromeo mientras le hacía caras graciosas a su hija.


Su hija.

Amaba aquella relación. Se me infla el pecho al saber que hice bien las cosas.

Sophie merece conocer a su mama. Y definitivamente Camila merecía darse una oportunidad de tener una relación con su pequeña.

- Aunque – dice parándose – debo admitir que es una buena excusa para tenerlas conmigo.

Sonrío y desvío mi atención a Sophie, quien grita para llamar la atención de Camila por haberse alejado de ella.

- ¡Ah, no! Pequeña en pañales, ¡eres muy vaga! ¿No se supone que ya deberías caminar?? – le pregunta con sus manos en la cintura.

Ciertamente, la pequeña ya debería de dar los primeros pasos, así como también hablar. Pero es imposible, no importa cuánto lo intente, ella se niega.

Camila camina unos pasos más hacia mí, pero Sophie vuelve a gritarle estirando sus brazos.

- ¿Así que quieres venir aquí? Bien, ven – dice estirando una mano hacia ella.

Sophie frunce el seño pero sigue levantando sus manitos mientras mueve sus pies desde el piso.

Camila vuelve a caminar hasta mí y me abraza por la cintura para continuar peleándola.

Se lo que intenta. Nuestra bebe le llama mas fuerte ahora.

- ¡Ven tu pequeña vaga!

Camila se acerca estirando su mano nuevamente hacia ella y dejo de respirar en el momento en que Sophie la toma y con ayuda de su mama se para tambaleándose.

- Bien, es un buen intento.

Sophie la mira y le extiende sus brazos para que la levante pero Camz se niega.

- Nada de brazos para ti. Ahora vamos, tú puedes, cariño. – le tira de la mano para adelante intentando que de su primer pasito.

La niña hace uno cortito y se tambalea mientras Camila se para detrás de ella y le toma las dos manos.

- Vamos, Lauren. Ayúdame – me dice riendo.

Me trago mi nudo en la garganta y me agacho a su altura.

- Vamos, So. Ven cariño. Ven con mama
– exclamo abriendo mis brazos.

Ella me mira y vuelve su mirada hacia Camila.

Finalmente me mira y vuelve a dar un pequeño paso, seguido de uno de Camila 

Luego de unos cuentos finalmente sonríe por su logro. Más confiada Camila la suelta lentamente antes que llegue a mí, Sophie camina solita mientras extiende sus brazos hasta que finalmente llega a mí.

La abrazo contra mi pecho fuertemente, completamente emocionada.

Mi pequeña había caminado sola, gracias a su mama.

- ¡Ven, cariño!! – le festejo con algunas lagrimas – Te amo – le susurro una y otra vez mientras la tomo en brazos y la lleno de besos.

- Son preciosas – comenta Camila admirando la escena junto a nosotras.

Me separo un poco para mirarla y sonrio.

Pronto entiendo que en los momentos más importantes de mi vida, era cuestión de levantar mi mirada y encontrarme con la mujer del cual estuve y estoy completamente enamorada desde pequeña.

- Yo creo que – le digo a mi hija recomponiéndome – Mami se merece unos cuantos besos después de esto, ¿no lo crees?

Sophie mira a Camila y solita le estira sus brazos cayendo sobre ella sin quitar los pies de alrededor de mi cintura.

Camila la sostiene abrazándola.

- Mama – susurra emocionada.

Yo simplemente asiento orgullosa.

- ¡Creí que jamás iba a dormirse! – exclama Camz mientras se sienta en el sillón pegada a mí.

- ¿Como no iba a hacerlo? ¡No pararon de jugar durante toda la tarde!

- ¿Celosa? – pregunta mientras baja su cabeza para besar mi cuello.

- Para nada. Me encanta verlas.

- Por cierto – dice acomodándose en su lugar – Hablamos de los vestidos cortos que usa Sophie.

Una carcajada sale de mí antes de poder controlarla. Y se hace mucho más fuerte en el momento que veo que Camila está seria.

- Lo siento, ¿que decías? – pregunto intentando recomponerme.

- ¡Hablo muy en serio!¡ No puede andar por ahí mostrando sus atributos!

- Cielo, ¡es una niña!

- ¿Y qué? Los niños van al arenero también, ¿acaso no pueden verla?

Es ilógico.

- Si, niños que llevan pañales al igual que ella

- Como sea, son demasiado cortos.

No puedo evitar reírme al respecto.

¿En serio estamos discutiendo sobre esto?

- ¿Acaso tu me mirabas cuando jugamos juntas?

- ¡Lolo a esa edad jugábamos juntas! – habla con un tono obvio – Jesús – susurra volviéndose seria nuevamente – Mierda, ¡también tengo que preocuparme por sus amigas!! Dios, va a ser una tortura! – exclama tapando su cara mientras yo carcajeo a su lado.

Sera una tortura para ambas. Pero disfrutare una y otra vez de ello.

Le tomo su mentón y consiguiendo su atención planto un beso en sus labios.

-Son preciosas juntas y me hacen increíblemente feliz. – me sincero.

Take me home- Camren (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora