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Una sacudida de adrenalina recorrió todos los nervios de su cuerpo, alzando los brazos en el aire exclamando en un grito la sensación de libertad que estaba experimentando arriba de ese caballo con ruedas. Su cabello revoloteaba con furia al viento y el único mechón de cabello que mantenía largo golpeaba su rostro provocando que explotara en risas. Viktor miraba de reojo a su acompañante siendo contagiado por la risa del menor, fascinado al notar como disfrutaba de su pequeña carrera.

– ¿La estás pasando bien? – Preguntó el mayor teniendo que alzar la voz debido al fuerte rugido del motor, girando el volante para virar en la siguiente calle hacia la derecha. –

– ¡MEJOR QUE NUNCA! – Su voz sonaba demasiado excitada, sus ojos brillaban con intensidad cada vez que el auto hacia una maniobra que le hacía menearse de un lado a otro sobre su asiento. Jamás había experimentado ese nivel de adrenalina, ni siquiera en sus más difíciles competencias. Esta sensación de peligro lo excitaba de sobremanera, no negaba que en un principio se tuvo que aferrar a los bordes de su asiento al no estar acostumbrado a ese nivel de velocidad, pero no demoró en entrar en confianza cuando Viktor demostró ser un gran conductor, revelando todas sus habilidades frente al volante al esquivar a los demás autos. Se sentía seguro a su lado.

– Antes de ir al departamento quiero que vayamos a otro lugar – Comentó el albino disminuyendo la velocidad hasta frenar cuando la luz roja del semáforo frente a ellos se iluminó. –

Yuri peinó su cabello acomodando ese travieso mechón dorado detrás de la oreja. "Antes de ir al departamento", había dicho, aquellas palabras le revolvieron el estómago y no pude evitar sentirse nervioso ante la idea de quedarse con Viktor... Porque se quedarían juntos esa noche, ¿cierto?, pero antes debía ordenar sus cosas y darse una ducha porque la necesitaba con urgencia luego del largo viaje... ¿Querrá Viktor ducharse con él?. Fijó la mirada sobre el celular que descansaba sobre su regazo, sintiendo su cuerpo incendiarse con tan sólo pensar en compartir la ducha con aquel hombre a su lado. –

– ¿Yuri? – Ladeó el rostro al notar lo silencioso que se encontraba su copiloto, estirando el brazo para acariciar con su mano esa nuca descubierta que comenzaba a volverlo loco – ¿Todo está bien?, estás muy callado – Masajeó el cuello del menor quien cerró los ojos y sonrió con placer ante la exquisita sensación – Debes estar agotado, quizá deberíamos ir directo al departamento para que puedas dormir. –

– ¡NO! – Respondió de inmediato girando todo el cuerpo hacia Viktor, llevando ambas manos hacia el brazo extendido aferrándose a él con nerviosismo – E-es decir, no estoy cansado... Esperaba que nosotros, ya sabes... ¿pudiéramos hablar? – Claro, "hablar", así se llama ahora. Aunque era cierto que tenían muchas cosa de que hablar en lo único que podía pensar ahora era en cómo llevar a ese hermoso hombre a la cama y reclamar lo que por 3 años estuvo esperando. Mordió su labio inferior, juntando sus piernas al notar que su cuerpo había comenzado a reaccionar con sólo imaginarlo . –

– Claro, podremos hablar todo lo que quieras luego – Viktor notó el nerviosismo de su pequeño gatito, retirando la mano para volver a sujetar el volante y comenzar la marcha. No era idiota, pudo leer en esos ojos verdes las verdaderas intenciones del menor, y en ningún lado pudo ver las ganas de "hablar", y debía admitir que él tampoco las tenía. Lo más apetecible en esos momentos eran los labios color cereza del rubio, muriendo de ganas por devorarlos en un apasionado beso. Rió para sus adentros y sin decir más se dedicó a mirar el camino hasta llegar a su destino.


Estacionó el auto en un mirador alejado del ruido de la ciudad, desde donde se podía admirar Moscú en todo su esplendor. La luz del día comenzaba a extinguirse dando paso al ocaso, decorando el cielo con pálidas tonalidades naranjas. Yuri se desabrochó el cinturón para una mejor movilidad y observó desde su asiento la impresionante vista que el lugar le ofrecía, sintiendo la fresca brisa acariciar sus ardientes mejillas, una sensación de lo más refrescante.

Fulfilling the PromiseWhere stories live. Discover now