"¡Viktor!"
El nombre del ex patinador retumbó en la cabeza de Yuri desatando una corriente adrenalínica que recorrió todo su cuerpo erizándole la piel de forma instintiva. Gimoteó sobre la mano contraria, apartándola con las propias y así poder respirar con normalidad. Acortó la distancia y con una sonrisa socarrona miró directamente a los ojos, negándole toda posibilidad de que pudiera apartar la mano que mantenía alrededor de su cintura.
- No creas que voy a agradecerte, Vitya – Pronunció aquel apodo que sólo los más cercanos utilizaban con el mayor. Volvió a acomodar los lentes oscuros sobre su cabeza, de esa forma poder observar mejor el rostro frente a él. Dejando de lado su postura burlona anterior liberó todas las emociones reprimidas durante 3 largos años sobre el pecho del platinado – Estás aquí, por fin puedo tocarte, mirarte – Se apartó sólo unos centímetros, ahora que ya no era un enano y alcanzaba el rostro frente a él decidió terminar con la soledad de sus labios y unirlos en un demandante beso, empujando al mayor contra la pared aprovechándose del solitario y oscuro lugar, restando importancia al ruido de la gente a la lejanía, enfocándose sólo en devorar esos labios que tan deliciosos se le hacían con cada movimiento que ejercía sobre ellos. Si el hombre de ojos color cielo no detenía al adolecente sus labios se gastarían con aquel único beso, y la idea no era que todo se terminara ahí. –
- Me fascina tu entusiasmo, en serio... pero vine aquí a recogerte, no para terminar en los baños – Hablaba sobre los labios del menor dejando un dulce roce antes de terminar el contacto por completo y comenzar a alejarse de los sanitarios, aproximándose hacia el lugar transitado por millones de pasajeros que ni siquiera se habían percatado en la pareja oculta a pesar de estar cerca de importantes y más utilizados servicios, suerte que estuvieran en mantención. Observó divertido al rubio, sumergiéndose en esos honestos ojos verdes que exponían su mal humor. Viktor había extrañado esa mirada, ese color tan hermoso que le recordaba un frondoso bosque donde podía descansar. Cada vez que sus ojos hacían contacto una corriente eléctrica recorría el cuerpo del peliplateado, un fuerte poder magnético que no te permitía ignorarlos sucumbiendo ante sus encantos. – ¿Cómo estuvo tu vuelo?, debes estar cansado – Pasó una mano por el corto y suave cabello del chico, acariciando la descubierta nuca que provocó cosquillas en el cuerpo contrario, acomodando luego los cabellos que ocultaban parte de su rostro detrás de la oreja. Aquel gesto provocó que las mejillas del adolecente volvieran a encenderse, y Viktor sintió su corazón derretirse por tan tierna imagen que le entregaba – Quería decirte esto ahora que te tengo aquí – Acercó sus labios hacia la oreja ajena, provocando que Yuri sintiera un hormigueo nervioso por todo el cuerpo al sentir el tibio aliento del adulto acariciar su piel, erizándola– El cabello corto te queda muy bien, me gusta – El menor no pudo responder debido al torbellino de sensaciones que arrasaba con su cordura, sólo las caricias lograron relajarlo agradeciendo en silencio la suavidad del tacto de esa mano sobre su nuca, cerrando los ojos con placer, quedando en evidencia cuando de sus labios escapó un leve ronroneo. El hombre de cabellos plateados admiraba el plácido rostro de su pequeño gatito, perdiéndose en aquellos delicados y andróginos rasgos faciales, en las tupidas y hermosas pestañas que con cada parpadeo parecían moverse en cámara lenta, y ahora que sus ojos permanecían cerrados tenía una mejor vista de ellas. Sus pupilas viajaron inmediatamente hacia esos labios color cereza, aún sintiendo los suyos tibios y húmedos por el beso anterior. –
- Siempre termino cansado luego de largos viajes – Respondió perezoso a su primera pregunta, la verdad es que le dolía todo y lo único que deseaba era una ducha caliente – Pensé que estarías esperándome en la puerta principal – Abrió los ojos para buscar los aguamarina, encontrándolos clavados sobre su rostro. Frunció el ceño avergonzado al sentir tan penetrante mirada examinándolo, teniendo que voltear la cabeza hacia un costado para terminar el contacto visual. No importaba cuantos años pasaran, esos pálidos zafiros con tonalidades violeta jamás dejarían de ponerlo nervioso. Viktor era un excelente observador, por ende sabía el efecto que tenía su mirada sobre él, y siempre se aprovechaba de esa debilidad del más joven. –
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Fulfilling the Promise
Fanfic3 años han transcurrido desde la última vez que se vieron, alejados físicamente pero unidos por una promesa. Yuri Plisetsky, ahora con 18 años y gran futuro dentro del patinaje artístico, regresaba a Moscú para cobrar la palabra del hombre...